tag:blogger.com,1999:blog-24525399686266041492024-03-18T18:52:37.286+01:00Palestra de FilosofíaUNA MUESTRA DE FILOSOFÍA PRACTICADAAntonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.comBlogger288125tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-33978669970106811852024-03-18T18:52:00.000+01:002024-03-18T18:52:06.390+01:00¿Por qué no hay suficiente compromiso social?<p style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwXYeLeLuqQjahoRin_HNHhwCFqwm1S7IXtR5IvdXXX_Pp6UAAMqym_kw26trtcojOsud3QWLUXAuP2973H5TbvQN4u3qSZU3t_4AjoQSdCSsrCBRXdb4jyrlLUoDfvSf9VZTup4hNd0IS5PNPiJW2FGt2IWv3gx9KHvG6QNm23aCcczoc_DxRFnmm6fY/s2000/Sobre%20el%20compromiso%201.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1280" data-original-width="2000" height="256" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwXYeLeLuqQjahoRin_HNHhwCFqwm1S7IXtR5IvdXXX_Pp6UAAMqym_kw26trtcojOsud3QWLUXAuP2973H5TbvQN4u3qSZU3t_4AjoQSdCSsrCBRXdb4jyrlLUoDfvSf9VZTup4hNd0IS5PNPiJW2FGt2IWv3gx9KHvG6QNm23aCcczoc_DxRFnmm6fY/w400-h256/Sobre%20el%20compromiso%201.jpg" width="400" /></a></span></div><span style="font-family: arial;"><br /><div style="text-align: justify;"><b style="font-size: 13pt; text-align: left;">Sobre
el compromiso social</b></div></span><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Torre del Mar 3.4</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>25
de enero de 2024, Taberna El Oasis, 18:00 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="RIGHT" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Sólo
se aguanta una civilización si muchos aportan su colaboración al
esfuerzo.</i></span></span></p>
<p align="RIGHT" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Si
todos prefieren gozar el fruto, la civilización se hunde.</i></span></span></p>
<p align="RIGHT" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;">Ortega
y Gasset</span></p>
<p align="RIGHT" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="RIGHT" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Yo
hago lo que usted no puede, y usted hace lo que yo no puedo.</i></span></span></p>
<p align="RIGHT" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Juntos
podemos hacer grandes cosas.</i></span></span></p>
<p align="RIGHT" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;">Teresa
de Calcuta</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;"><br /></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><b>¿Por
qué no hay suficiente compromiso social?</b></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;">En
el café filosófico anterior, celebrado en la Taberna <i>El Oasis</i>,
el grupo de personas que allí se dio cita recogió la sensación de
impotencia social que tantas veces nos arrastra hacia la inacción, o
bien, a adentrarnos en lo nuestro, cada uno lo suyo, y hacer de eso
un aparente hogar. Pues bien, el diálogo que asomaba la cabeza en
esta ocasión se presentaba como su cara B. El compromiso social. Son
caras de la misma moneda porque no son posibles uno sin el otro: el
compromiso social que reivindicamos es una reacción de la impotencia
que tantas veces sentimos; y ésta constituye nuestro compromiso
herido o maltratado, de otro modo no sentiríamos esa impotencia. Así
podíamos obtener un panorama más completo de eso que nos pasa
cuando observamos cómo va el mundo y cómo nos gustaría que fuera,
el contraste entre la realidad y el deseo, que el poeta Luis Cernuda
convirtió en la alforja de su vida. Y descubrimos juntos que la
división entre lo individual y lo social, lo cercano y lo lejano,
esas dicotomías, esas falsas dicotomías, entorpecen nuestro
compromiso personal con la realidad. La actitud en la que <i>yo me
doy</i>, me envío, me pongo a mí mismo en mi acción, como
etimológicamente significa “comprometerse”. Mirad lo que sucede
si separamos la búsqueda de un saber común y universal (en lo
posible) de lo particular de mis opiniones... La discusión infinita
y el conflicto irresoluble están servidos, si uno se queda en la
opinión propia (que es algo idiota por definición), o también,
están servidas la sumisión y la ausencia de un pensamiento
personal, si no parto de mi propia experiencia para llegar juntos a
un territorio común, que es a lo que venimos, precisamente, en un
café filosófico.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Pero,
<i>¿cómo veníamos ese día al café filosófico?</i> ¿Desde dónde
nos enfrentábamos al deseo de un mayor compromiso social de la
ciudadanía? Y dijeron que venían, cuando atendieron a su interior,
con estas sensaciones, emociones o pensamientos predominantes:
tranquilidad, apertura, paz, enojo, preocupación, indignación,
tranquilidad, disposición, vida, sosiego, agradecimiento, bienestar,
desilusión, inquietud, picazón, pasión, espera, nervios, una
sensación desagradable en el lado izquierdo del cuerpo, de estar a
gusto, serenidad, calma, sensibilidad. Estas eran las mimbres para
nuestro cesto, tan variadas como los vaivenes que fueron dándose en
la discusión, y que resumiremos aquí.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> El
diagnóstico inicial del grupo era que no hay suficiente compromiso
social. Pero, <i>¿Por qué no hay suficiente compromiso social en el
mundo en que vivimos?</i> <i>¿Y qué sería un compromiso
suficiente?</i> Pero a ver, para empezar, ¿en qué lo notáis, esa
falta de compromiso? Sigue habiendo muchas injusticias y no luchamos
para erradicarlas, muchas quejas de los servicios públicos, la
sanidad, por ejemplo, muchas carencias educativas, los medios
tecnológicos que generan nuevos problemas... en fin, para qué
seguir. Y predomina el interés egoísta, o bien, el hastío social
emerge a menudo como única respuesta y, como todos los procesos
dependen de muchos, de muchas instancias y actores, nadie se hace
responsable, la responsabilidad se diluye; además existen fuerzas
externas, con inercias que no controlamos, que nos presionan o
encorsetan, la burocracia nos engulle, y nos sentimos divididos,
atomizados, aislados... Todo parece demasiado complejo y fuera de
nuestro alcance.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Entonces,
¿qué podemos hacer?, ¿qué nos cabe esperar?, como preguntaría
Immanuel Kant. Necesitamos una <i>nueva cultura del compromiso
social</i>, aportan algunos de los participantes. Favorecer una
recuperación de la confianza en que algo se puede hacer, volver a
confiar unos en otros y la ciudadanía en sus gobernantes. Pasar de
una actitud individualista a una perspectiva en donde lo colectivo
recobre su valor propio. Sin estos cambios básicos, les parece a
nuestros protagonistas que no podría crecer el compromiso social de
la ciudadanía. Y una pregunta abrupta irrumpe en la discusión
(comencemos por cambiar nosotros mismos, los que estamos allí
reunidos):<i> ¿puedo yo ser feliz si los demás no lo son?</i> ¿Qué
es lo decisivo, el bienestar social o el bienestar individual? Y el
moderador lanza a los asistentes esta pregunta de raigambre
aristotélica. Pues bien, contra Aristóteles, la mayoría
consideraba en ese momento que el bien individual es el más
necesario. Y es muy posible que estén en lo cierto. Pero, ¿no se
quejaban de la falta de compromiso social? ¿No continúa siendo ésta
una perspectiva individualista? Pensemos en el compromiso político:
se ejerce, sí, individualmente, pero se favorece socialmente. ¿De
qué serviría, si no se convierte mi compromiso político en <i>nuestro</i>
compromiso político? No puede haber verdadero compromiso sin la
<i>fusión de lo personal y lo social</i>. Y si esto no se percibe
con claridad, la ineficacia del compromiso conduce a la desesperanza,
y ésta a la impotencia social de que hablábamos el otro día.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Y
lo mismo sucede con los niveles de compromiso. Cualquier grado, en la
medida en que uno pueda, es compatible y es funcional. No se trata de
que el compromiso tenga que ser de una manera determinada, como a mí
me parece que debiera ser; la clave está en que cada uno desde su
esfera contribuya en algo, lo que pueda, al bien común (que luego
redunda en mi propio bien). Y tampoco el grupo ve nada clara la
dicotomía entre lo lejano y lo cercano: podemos contribuir al bien
cercano a nosotros y podemos contribuir al bien de otras latitudes.
Es posible, es compatible. Lo que no puede pasar es que la falta de
lo uno sirva de excusa para lo otro: como hay muchos problemas
globales, de qué vale lo que yo pueda hacer desde mi ciudad; como
hay muchos problemas cerca de mí, primero tengo que ocuparme de
éstos. Una pareja allí presente, que llevan a cabo labores
solidarias, desde hace ya muchos años, aquí en su entorno y allá
en otros continentes, lo atestiguan. Lo peor que le puede suceder a
nuestro compromiso para que pierda su fuerza y su valor es que no
sirva para nada, por un motivo u otro, por una u otra excusa... Todo
suma, antes o después; ya se sabe que un grano no hace granero, pero
le ayuda a su compañero. Basta saber esto para sentirnos potentes y
llamados a comprometernos. No nos perdamos en esas artificiales
dicotomías, lo individual y lo social, lo cercano y lo lejano, lo
más grande y lo más pequeño. Por ahora, vale así.</span></p><p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: arial;"><br /></span></p><p style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhr7xSNNhL3HYMwIKCM1eugEmEFu1C08J1ZxTOqnIvP1iVhh1HmKdbto7PuFDzmtxqLbnguDDqbMHRdIT8x_ScTIGJ_AezgvMPcpanv5evA8zvZ8eYxjYF1F6fcTQuU9bIeyH1XzbglHicOYZy6zXjk859gvtgXo9cJvbzKa4Z7aVe-TBl8OWJDgHU7Rbk/s2048/Sobre%20el%20compromiso%204.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1641" data-original-width="2048" height="256" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhr7xSNNhL3HYMwIKCM1eugEmEFu1C08J1ZxTOqnIvP1iVhh1HmKdbto7PuFDzmtxqLbnguDDqbMHRdIT8x_ScTIGJ_AezgvMPcpanv5evA8zvZ8eYxjYF1F6fcTQuU9bIeyH1XzbglHicOYZy6zXjk859gvtgXo9cJvbzKa4Z7aVe-TBl8OWJDgHU7Rbk/s320/Sobre%20el%20compromiso%204.jpg" width="320" /></a></div><br /><span style="color: black; font-family: arial;"><br /></span><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipb_iA8VTqXsluLF38dJYxd6yJ7NnPxQaEneiTgREpAtPOdmL-RvEl0fLmBrlVyS-zIlACrYqzqQ8WHMEK8yPsY9o_DdNEsMRMQ9s5hduv7h1u1kCsLGUczoZtCmiqSenEzSklsTKpJI06S3uQWbgK39V2mrR5qENJVMui7SDnn_kCV8AHgr0f3eVI8wA/s2000/Sobre%20el%20compromiso%203.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2000" data-original-width="1500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipb_iA8VTqXsluLF38dJYxd6yJ7NnPxQaEneiTgREpAtPOdmL-RvEl0fLmBrlVyS-zIlACrYqzqQ8WHMEK8yPsY9o_DdNEsMRMQ9s5hduv7h1u1kCsLGUczoZtCmiqSenEzSklsTKpJI06S3uQWbgK39V2mrR5qENJVMui7SDnn_kCV8AHgr0f3eVI8wA/s320/Sobre%20el%20compromiso%203.jpg" width="240" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimlkqtodZ9EzgDfnnaYK8trN9ryJE_OipZ6kU-ttGN7Hg2z587m4Be-n7P3bKU1saNifxcLj3gkDrytWsgvmJDEdOr6pERTRoMS2mfpPtZoXdeAeElbkpXdUiAcyJwgrNjqZ2IEoKvghR3-whjPNRRPah9g__4hvHOlRUHwK8I4EYCNDZHKF5DBQ4MRGs/s1890/Sobre%20el%20compromiso%205.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1104" data-original-width="1890" height="187" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimlkqtodZ9EzgDfnnaYK8trN9ryJE_OipZ6kU-ttGN7Hg2z587m4Be-n7P3bKU1saNifxcLj3gkDrytWsgvmJDEdOr6pERTRoMS2mfpPtZoXdeAeElbkpXdUiAcyJwgrNjqZ2IEoKvghR3-whjPNRRPah9g__4hvHOlRUHwK8I4EYCNDZHKF5DBQ4MRGs/s320/Sobre%20el%20compromiso%205.jpg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgeFe5EZ-kzJ2tqnT7T5olB-0QD6F9Hxzn_OMDLxvgrp_W8xq3pERz0v_-0kJPApg4rjpsmQpZvzHdXIBKRd3rmaghmhT1IwrXGu6uA93TfGT0Ai2TVto5PTwyrXXvHLgV6zvslLhHz84pXZ7Ray6EPzLuapDEi9VrVjT-QZK3XQwnwv0sZx-9dFoA_1c/s2000/Sobre%20el%20compromiso%202.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1500" data-original-width="2000" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgeFe5EZ-kzJ2tqnT7T5olB-0QD6F9Hxzn_OMDLxvgrp_W8xq3pERz0v_-0kJPApg4rjpsmQpZvzHdXIBKRd3rmaghmhT1IwrXGu6uA93TfGT0Ai2TVto5PTwyrXXvHLgV6zvslLhHz84pXZ7Ray6EPzLuapDEi9VrVjT-QZK3XQwnwv0sZx-9dFoA_1c/s320/Sobre%20el%20compromiso%202.jpg" width="320" /></a></div><br />Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-57608693288999284192024-01-29T17:31:00.001+01:002024-01-29T17:31:44.992+01:00¿Cómo afrontar el hecho de morirme?<p style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwDniKaknm7RUh-_2IUB62UD1n-p5V_UayIEEMnSytCQkVggucOTgUI3EeqslN9Rz-5xcqPwKodDRKbizgkBsxZ3UrYfa4NmyOV1gL0eeoYNkL-Mv9nbbJG4NX45qYwtC34Th9WMBz4yNKL5R6hqpAj2duqZYIAosYH5uedePGAIZjpDRfyExcHyQpsYc/s726/Coplas_jm.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="726" data-original-width="515" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwDniKaknm7RUh-_2IUB62UD1n-p5V_UayIEEMnSytCQkVggucOTgUI3EeqslN9Rz-5xcqPwKodDRKbizgkBsxZ3UrYfa4NmyOV1gL0eeoYNkL-Mv9nbbJG4NX45qYwtC34Th9WMBz4yNKL5R6hqpAj2duqZYIAosYH5uedePGAIZjpDRfyExcHyQpsYc/w284-h400/Coplas_jm.jpg" width="284" /></a></span></div><span style="font-family: arial;"><br /><div style="text-align: justify;"><b style="font-size: large; text-align: left;">Sobre
la muerte</b></div></span><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Castro del Río 7.4</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>12
de enero de 2024, Peña Flamenca Castreña, 18:00 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 1.22cm; text-indent: 1.26cm;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Conviene
al estudiante mirar en su interior, lo que quiere decir en sus actos,
en sus pensamientos, en sus motivos, en sus reacciones y tratar de
discernir “apasionadamente-sereno” y sin finalidad alguna en ese
mirar, lo que en él son atributos. Cuando la mente ve los atributos
como atributos y no como parte de sí misma, tales atributos dejan de
ser importantes. Quiere esto decir que cada atributo descubierto es
un atributo que muere y, en consecuencia, una parte de nosotros
mismos –de lo que creíamos ser nosotros mismos– que muere en
sentido figurado. “Morid antes de morir”.</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 1.22cm; text-indent: 1.26cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;">Ibn
Arabi, <span style="color: black;"><i>Tratado de la unidad</i></span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 1.22cm; text-indent: 1.26cm;"><i style="font-family: arial; text-align: left; text-indent: 1.26cm;">Si
yo escribiera un libro titulado “El mundo tal como yo lo
encuentro”, tendría que dar cuenta en él de mi cuerpo, y decir
qué partes obedecen a mi voluntad y cuáles no, etc. Éste sería un
método para aislar el sujeto o, más bien, para mostrar que en un
sentido relevante no hay sujeto, pues de él no podría hablarse en
este libro. El sujeto no pertenece al mundo, sino que es un límite
del mundo.</i></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 1.22cm; text-indent: 1.26cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><span style="color: black;">Ludwig
Wittgenstein, </span><span style="color: black;"><i>Tractatus
logico-philosophicus</i></span><span style="color: black;"> (5.631-2)</span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 1.22cm; text-indent: 1.26cm;"><br /></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><b>¿Cómo
afrontar el hecho de morirme?</b></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; text-align: left;">Comienza
el nuevo año y nuestra mente está acostumbrada a albergar buenos
deseos. En el fondo, porque no podemos dejar de desear. Porque el
tiempo del reloj es inexorable. Porque </span><i style="font-family: arial; text-align: left;">hoy es siempre todavía</i><span style="font-family: arial; text-align: left;">.
Así, nuestros participantes, en este primer café filosófico del
año 2024, expresaron sus propios deseos. Y, posiblemente, no serán
tan diferentes de los tuyos, pues son humanos. Aportar algo valioso
de mi trabajo, estar más tiempo con la familia, escribir un libro
que tengo previsto, tomarme la vida con filosofía, vivir más
tranquilo, perseguir la vida buena, disfrutar de mi madre que está
mayor, que todo el mundo pueda disponer al menos de lo más básico
para vivir, fuera el estrés, encontrar más espacio para mí, que
este grupo de filosofía practicada continúe, poder salir de mis
inercias personales, desarrollar mi vida interior, poder expresarme a
través de la escritura, ayudar a mejorar mi pueblo. Y lo cierto es
que estos deseos dependen bastante de nosotros...</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Pero
mirad qué temática eligieron para la tarde: la muerte. O quizás no
fue esa temática, sino el sentido de la vida, que habían dejado de
lado en la votación. ¿O quizás sean inseparables? Quizás, al
plantearnos el problema de la muerte nos estamos planteando el
sentido de nuestra vida, y lo contrario. ¿O no es así? Piénsalo. O
mejor, piénsalo con ellos y con ellas. ¿Podrá esclarecerse mejor
el sentido de la vida a través de la búsqueda del sentido de la
muerte? ¿Viceversa? No deja ser misterioso cómo plantearon dichas
temáticas por separado, pero luego la indagación las volvió a
unir. Síguenos en esta búsqueda. Comenzaron con las siguientes
preguntas:<i> ¿qué es la muerte?, ¿cómo podemos afrontarla?,
¿ayuda la filosofía?, ¿hay un modo filosófico de afrontar el
hecho de la muerte?</i> Veamos cómo fueron discurriendo. Una primera
decisión marcó el diálogo: en lugar de hablar de la muerte, que es
algo más abstracto, más lejano, más impersonal, vamos a
plantearnos <i>qué es morirse</i>. Mi muerte, no la muerte; mi
muerte, no la de otros. ¿Y qué hacemos cada uno de nosotros con
este hecho seguro, aunque indefinido? Las respuestas más comunes
suelen ser la evasión, el entretenimiento, la sustitución o
similares. Pero, ¿filosóficamente, esto es una manera sensata y
madura de situarnos en relación con la muerte? Tendremos que
filosofar juntos para observar el fenómeno en toda su potencia.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><span style="color: black;"> Morirse
uno, morirme, es <i>dejar de existir</i>, comienzan diciendo. Pero,
si la muerte <i>es</i> de este modo, morirse es una forma de <i>ser</i>,
¿no es cierto? Que no sabemos, pero que es. De hecho, todo parece
indicar que ya hemos estado muertos: antes de nacer no existíamos,
en el sentido habitual. Un <i>ciclo de la existencia </i>del que ya
nos hablaron los antiguos griegos, Platón o Heráclito. ¿Esto
quiere decir que morirse es el<i> final de una etapa</i>? En el plano
biológico, la muerte formaría parte del proceso propio de los seres
vivos. Del estar vivos. Y esto nos ayuda a entender la necesidad, en
todo ser, de<i> transmitir la información</i> (genética, cultural)
que se posee o que ha sido adquirida, más allá de cada vida
particular. Nuestro paisano de adopción, que ya nos dejó, Carlos
Castilla del Pino, solía decir que no contemplaba otra forma de
inmortalidad que <i>el recuerdo en los demás</i>. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Y,
estando en esto, una de las participantes prefiere contar su
experiencia personal. Tenía muy claro que deseaba elaborar su
testamento vital, pero a la hora de rellenar el documento sintió
“cómo su vida se le escapaba”; imaginando el momento mismo de la
muerte, sentía que “se perdía a sí misma”. Un sentimiento de
tristeza y, a la vez, de agobio le embargó. El testimonio a todos
nos dejó silenciosos y meditabundos, no sabe este relator si también
preocupados. Esto llevó al moderador del encuentro a peguntar: <i>mi
vida, ¿sería la misma sin mi muerte?</i> Si nos atrevemos a
pensarlo, la actitud ante mi vida es subsidiaria de <i>cómo vivo yo
mi muerte</i>, la actitud trágica o natural con la que sea capaz de
afrontar el momento de mi muerte. Sería muy distinta nuestra vida
sin la muerte, ¿no es verdad?</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Si
esto es así, no es posible entender satisfactoriamente mi vida sin
mi muerte, como analizó Heidegger en su conocida obra <i>Ser y
tiempo</i>. Esta aproximación a la vida (y a la muerte) podemos
situarla dentro de una esfera cósmica, como decíamos, un ciclo
eterno en donde los contrarios se cambian unos en otros y acaban
siendo unos y otros, dialécticamente. En el <i>flujo universal</i>
lo mismo es estar vivo o estar muerto, ser joven o viejo, aunque no
nos dé lo mismo a nosotros como individuos separados. Así hablaba
Heráclito. Pero, ¿cómo vivir esta realidad día a día? Es todo un
reto. <i>¿Cómo llevar esta conciencia cósmica a mi vida
particular?</i> Ibn Arabi, el sabio sufi, aconsejaba un entrenamiento
diario: “morid antes de morir”. Y vivir muy conscientemente las
“pequeñas muertes” que se producen a diario en nosotros: cambios
físicos, psicológicos, emocionales, mentales... Para dejar de estar
tan <i>apegados</i> a lo que tenemos o a lo que creemos ser. En
cualquier cambio, algo nace y algo muere. Experimentar esos estados
mientras se producen, en cada instante, estando presentes, supone un
excelente entrenamiento vital, toda una preparación para la muerte.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> La
sempiterna preocupación humana por la muerte podría mostrar una
cara muy diferente a partir de un <i>cambio de perspectiva</i>. Si
nuestra perspectiva, únicamente, es la del <i>yo individual</i>, la
sensación de pérdida y angustia está servida; si nuestra
perspectiva es la anterior, que decíamos, esa <i>consciencia
cósmica</i>, es posible que una sensación de aceptación y
liberación nos acompañe y podamos vivir mejor. Pero, el grupo
abordó otro posible <i>afrontamiento filosófico de la muerte</i>,
como se había propuesto inicialmente al empezar este diálogo. Lo
plantearon para ellos y para ellas, pero ahora también lo recogemos
aquí para ti. Es posible que la muerte suponga el final del “yo
físico”, pero, ¿esto ya es <i>nuestra identidad</i>, toda nuestra
realidad? Tanto los sabios de oriente como los de occidente describen
algo que nosotros podemos experimentar: a pesar de todos mis cambios,
yo me sigo sintiendo básicamente el mismo. Una conciencia profunda
de nosotros mismos, más allá (o más acá) de nuestros estados,
nuestras ideas, nuestras creencias, nuestras emociones, nuestro
cuerpo... Lo que yo soy, quien yo soy, que no se reduce a unos
determinados<i> modos de ser</i>. Yo no soy eso. Los griegos hablaban
de <i>nous</i>, los hindúes de <i>atman,</i> una conciencia-testigo,
un observador, un núcleo o centro que no resulta afectado por la
periferia de acciones, pensamientos o emociones. Poder conectar con
ese fondo de nosotros mismos, y situarnos ahí, nos ayuda a acceder,
a la postre, a una experiencia enteramente distinta de la muerte. Y,
como sabemos, también nos permite vivir de otra manera. Un modo de
vivir más sabio, más consciente, más pleno, más feliz. <i>Vale</i>.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"> </span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"> </span></span></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-34018671586833574662024-01-03T18:55:00.000+01:002024-01-03T18:55:00.698+01:00¿Qué puedo hacer con mi impotencia?<p style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; font-size: 13pt; font-weight: bold; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhr3nVtKl5XM13qtFfnorBpCC5Ak-7nEMlcEsCtXGHIYIsoiVHo7vxvlOFYkhhO9_wiLmayoN4vEuR8wTyrpEy__hH7U6_7EFa7xLejG7lgZhGHPf9gfyn10KzVYA61ileDkbt6-V232PCwQkgehomv0KUdvs56ILDnM7R5l2bDBwJnXBsn-KlXa6WMhvM/s2000/Impotencia%201.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1500" data-original-width="2000" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhr3nVtKl5XM13qtFfnorBpCC5Ak-7nEMlcEsCtXGHIYIsoiVHo7vxvlOFYkhhO9_wiLmayoN4vEuR8wTyrpEy__hH7U6_7EFa7xLejG7lgZhGHPf9gfyn10KzVYA61ileDkbt6-V232PCwQkgehomv0KUdvs56ILDnM7R5l2bDBwJnXBsn-KlXa6WMhvM/w400-h300/Impotencia%201.jpg" width="400" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"><b style="font-size: 13pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Sobre
la impotencia social</span></b></div><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Torre del Mar 3.3</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>14
de diciembre de 2023, Taberna El Oasis, 18:00 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.5cm;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i><br /></i></span></span></p><p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.5cm;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Lo
más blando del mundo vence a lo más duro. La nada penetra donde no
hay resquicio. Por esto conozco la utilidad de la no-acción.
Enseñanza sin palabras. Eficacia en la no-acción. Pocos en el mundo
llegan a comprenderlo.</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.5cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> </span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.5cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"> Lao
Tse, <i>Tao Te Ching</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;"><b style="font-family: arial; text-align: left;"><br /></b></p><p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;"><b style="font-family: arial; text-align: left;">¿Qué
puedo hacer con mi impotencia?</b></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; text-align: left;">Antes
de comenzar nuestro diálogo filosófico sobre la problemática
elegida aquella tarde, la impotencia que sentimos somo seres sociales
que somos y hemos de convivir en un mundo tan dramático como el
nuestro, en la Taberna</span><i style="font-family: arial; text-align: left;"> El Oasis</i><span style="font-family: arial; text-align: left;">
de Torre del Mar, los participantes respiraron hondo unos instantes y
miraron dentro de sí mismos, y vieron cómo venían esa tarde a
nuestro encuentro filosófico: confiados, felices, despejados, en
paz, curiosos, confusos, tranquilos, contentos, atentos,
decepcionados, preocupados, a gusto, vulnerables, impotentes, con
sueño, inquietos, acompañados, vitales, cansados, sensibles. Y eran
sensaciones, emociones o pensamientos que sentían en el cuerpo o en
la mente, según en cada caso.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Ha
arraigado en nuestra cultura contemporánea la idea de la inacción
como algo negativo. Hay que hacer algo. No podemos dejar de hacer. Si
en el mundo vemos tantas injusticias y va tan mal políticamente,
ecológicamente, socialmente... no podemos quedarnos quietos. Y sin
embargo, sabidurías más antiguas, como el Tao, nos enseñan que más
bien hay que <i>no hacer o dejar de hacer </i>lo
que venimos haciendo, no reaccionar o luchar contra lo que nos está
pasando, que sería otra forma de continuar actuando dentro de la
misma dinámica. Y esto ya es “hacer” mucho, pues es el comienzo
de nuevas acciones, no mediadas por las inercias o fuerzas ciegas que
nos aprisionan. Este cambio de visión puede ser crucial en nuestro
tiempo. Una vez retirada la niebla de nuestras mentes, habiendo
<i>soltado</i>, los caminos
pueden perfilarse con más nitidez. ¿Y cuales serían? Es lo que
tenemos que ir descubriendo juntos, si primero nos hemos
desembarazado de las ideas o creencias que otorgan carta de
naturaleza al origen de los males que nos aquejan, a las que nos
hemos apegado.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><span style="color: black;"> Pues
bien, <i>¿por qué nos sentimos tan impotentes? ¿Qué puedo
hacer con mi impotencia?</i> Y
nuestros protagonistas fueron por partes, primero las causas y luego
la cura, aunque nosotros lo referiremos todo junto. En muchas
ocasiones será la <i>ignorancia o el desconocimiento de la
situación</i>, lo que explicaría
nuestra impotencia; y obviamente, en este caso, tendríamos que
comenzar por informarnos mejor, recoger más y mejores datos, más
fiables, de lo contrario sería muy complicado responder
adecuadamente. Un detalle, que pudiera carecer de importancia al
principio, podría convertirse en el germen de nuestra nueva acción.
Pero, muy bien pudiera ser que no fuera la falta de información lo
que nos paraliza, sino su exceso, una <i>saturación de
información</i> y, eventualmente y
en consecuencia, una ansiedad nada desdeñable. Una variante de esta
impotencia sobreviene cuando nos domina la sensación de que cuanto
más sabemos, menos sabemos, una conciencia asfixiante de<i>
todo lo que nos falta por saber</i>.
También nos sobrepasa muchas veces la injusticia, <i>tantos
casos de injusticia</i>, a los que
nos sentimos incapaces de hacer frente. En todas estas situaciones,
nos valdría aprender a parcelar o dividir los problemas, situarlos
en su contexto, simplificarlos e ir paso a paso, mirando la
especificidad de cada uno. Por otro lado, <i>el miedo</i>
es el campeón de las causas de impotencia, en muchos casos. Y, con
el miedo, lo mejor es tratar de ser muy conscientes: qué miedo,
objetivo, creado por mi mente, exagerado o infundado; qué miedo, a
qué le tengo miedo, si es exterior o tiene su fuente en nuestro
interior. Posiblemente, el miedo se alimente de una inseguridad
interior, que se disuelve poco a poco si desarrollamos gradualmente
nuestras cualidades, y con ello va subiendo nuestra propia energía.
Si nos vamos sintiendo más seguros, más fuertes, el miedo
desaparece, como la oscuridad de una habitación al poner luz en
ella. Por último, se dijo que el<i> poder abusivo</i>
también nos causa esa sensación de impotencia de la hablamos. Y la
salida que ofreció una participante, con el beneplácito del grupo,
nos resultó más que curiosa, a los que allí estábamos: mirar
dentro de nosotros sus huellas; de qué modo nos afecta o infecta ese
poder abusivo, que no seamos cómplices suyos, que yo no me convierta
en mi propio tirano. Un poder alienante penetra en mí si yo lo asumo
como propio. Y de esto es de lo que hay ser muy conscientes: que yo
no acabe encarnándolo, siendo su guardián, porque entonces olvidaré
la fuente del daño que se está produciendo en mí. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> El
diálogo nos fue llevando de una manera natural hacia el (clásico)
reconocimiento del <i>ser humano como un ser limitado</i>.
“Nuestro ser es impotencia”, decía un participante. Y la muerte,
tal como se entiende habitualmente, es el muro más imponente con el
que se ha de medir nuestra impotencia. En este momento, vino en
nuestra ayuda un principio del sabio Epicteto, que podría servir
para cifrar en un doble origen todas nuestras impotencias. Porque, no
es lo mismo ser impotente respecto a <i>lo que depende</i>
o frente a lo que<i> no depende de nosotros</i>.
Son dos impotencias muy diferentes, que dan paso a dos tipos de
salidas de naturaleza distinta. Ante lo que no depende nosotros, la
salida más sensata es la aceptación, que significa reconocer la
dificultad, asumirla y, a partir de ahí, desenvolver la mejor opción
(no significa, pues, como ya se ha estudiado en otros encuentros,
caer en la resignación). Ahora comprendíamos, sin embargo, que
todas las causas y sus consonantes salidas, que se habían estado
discutiendo, se referían a las impotencias que <i>sí
dependen de nosotros</i>. Motivo por
el cual estábamos investigando juntos sobre qué hacer con ellas en
cada caso.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Por
otra parte, la impotencia de la estábamos hablando se vive (o se
sufre) individualmente, pero el contexto social parece estar
reforzándola continuamente. <i>La impotencia social alimenta
la impotencia personal</i>. Ya
sabemos, por otros encuentros, que lo que más educa (nos conduce) es
la comunidad. De manera que este campo también debía ser explorado.
Así lo hizo el grupo; para que la <i>indiferencia</i>
no continúe ganando terreno, y nos conduzca a la pasividad o al
escapismo. Todo queda intacto si nos limitamos a apagar la
televisión. Es necesario que yo haga un trabajo de <i>reelaboración
personal de mi impotencia</i>: por
qué me siento tan impotente, cuál es mi actitud ante lo que me
sucede y lo que sucede a mi alrededor. Y el contexto me ayuda o me
desayuda. Para generar juntos el contexto adecuado es fundamental
escucharnos unos a otros, <i>comunicarnos nuestra impotencia</i>,
cómo y por qué la adquirimos. Que no nos sintamos solos, aislados,
únicas víctimas del contexto global que nos agobia. Solamente
comunicarnos nuestra impotencia y sus entresijos, ya nos conduciría
a vernos menos impotentes. La impotencia compartida estimula la
fuerza que cada sujeto lleva dentro; una energía antes vuelta sobre
sí misma, que ahora puede expresarse fuera, junto a otros, que ahora
se muestra con todo su poder. Por último, destacan los participantes
que adoptar
<i>perspectiva temporal </i>también
resulta muy saludable: mirar al pasado, no con nostalgia, sino para
darnos cuenta de que antes ya lo hemos conseguido: salir del pozo en
que estábamos, ahí caídos. Y eso genera <i>confianza</i>
y la confianza genera potencia de ser y la energía para vivir de
otra manera. <i>Vale</i>. </span>
</p><p style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzvlOQXRjUOmEWNNEKeujz6vP7BlH_LYSvVEto_qCmTNwLHbfkQWHCozhhEuWAVew7Xe1XMFAD3vCOAexfbS_vTgMUOWLqLJ_1IHCdd2hxQuQWTSL36qqCAEVONIn5eA299LGDtcujFA2xPrdy9_kjYRLiPVHmzFEU-QsVZxlb9CpDt8jiShaideCS5nM/s1920/Impotencia%202.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1920" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzvlOQXRjUOmEWNNEKeujz6vP7BlH_LYSvVEto_qCmTNwLHbfkQWHCozhhEuWAVew7Xe1XMFAD3vCOAexfbS_vTgMUOWLqLJ_1IHCdd2hxQuQWTSL36qqCAEVONIn5eA299LGDtcujFA2xPrdy9_kjYRLiPVHmzFEU-QsVZxlb9CpDt8jiShaideCS5nM/s320/Impotencia%202.jpg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhif3qNKqvZczC_DfF5jQ2jrzI63mLw_H6IsyIJSEh-m5Ukpfr_x2QKSaMBZ-kTzGa2EMS3vLPExA3nAnkG7byCJnNyab27qZ9ovNwP_PysUfGU1AdBOloJn76sAtsGGTqiHmx-sBMut_akQMQX59F2reZqjKQgb81uv_BUpmQn7sPS9NokmN1iIBKjL1w/s1920/Impotencia%203.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1920" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhif3qNKqvZczC_DfF5jQ2jrzI63mLw_H6IsyIJSEh-m5Ukpfr_x2QKSaMBZ-kTzGa2EMS3vLPExA3nAnkG7byCJnNyab27qZ9ovNwP_PysUfGU1AdBOloJn76sAtsGGTqiHmx-sBMut_akQMQX59F2reZqjKQgb81uv_BUpmQn7sPS9NokmN1iIBKjL1w/s320/Impotencia%203.jpg" width="320" /></a></div><br /><span style="color: black; font-family: arial;"><br /></span><p></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-46910256907171370932023-12-31T17:58:00.005+01:002023-12-31T18:05:08.939+01:00¿Cómo acceder a lo sagrado?<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7K6UbF0rQg_W9Rsvxqraek-zEoXyNDwlQ310HHoa60aDG2FU9QCRuBTeulwiZZFIKnrhtAe6WeB2vnHPxwS4jTXIKW_zbKKEaQzAOTDPeqTza_UBe9R5-SLqYzoFfn7Zd-5ONJFRX8GYMiJ7duG4qJMUxk2Z-nko9X7quIqMK3BaqgvF2u-zIXWoAn0s/s4000/20231209_104334.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3000" data-original-width="4000" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7K6UbF0rQg_W9Rsvxqraek-zEoXyNDwlQ310HHoa60aDG2FU9QCRuBTeulwiZZFIKnrhtAe6WeB2vnHPxwS4jTXIKW_zbKKEaQzAOTDPeqTza_UBe9R5-SLqYzoFfn7Zd-5ONJFRX8GYMiJ7duG4qJMUxk2Z-nko9X7quIqMK3BaqgvF2u-zIXWoAn0s/w400-h300/20231209_104334.jpg" width="400" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><b style="color: #242424; font-family: arial; font-size: large; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Sobre
lo sagrado</span></b></div><p></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Vélez-Málaga 14.3</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>05
de diciembre de 2023, Sociedad “La Peña”, 18:00 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 3.51cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> </span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 3.51cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: small;"><i> Uno no debe
sentir una pueril repugnancia al examen de los animales más
sencillos pues en todos los seres naturales hay algo de maravilloso.
Así como Heráclito –según cuentan– invitó a a pasar a unos
visitantes extranjeros, que se detuvieron al verlo calentarse junto a
un horno, diciendo «aquí también hay
dioses» así
mismo debemos acercarnos sin reparos a la exploración de cada
animal, <span style="color: #242424;">pues
en todos hay algo de natural y hermoso.</span></i></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 3.51cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #242424; text-align: left;">Aristóteles,</span><i style="text-align: left;"><span style="color: #242424;">
De las partes de los animales</span></i></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><b style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;"><br /></b></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><b style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">¿Cómo
acceder a lo sagrado?</b></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: #242424; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">¿Es
posible tratar de lo sagrado sin reducirlo a lo religioso? Y cabrían
otros lugares comunes... ¿Es posible que la dimensión de lo sagrado
sea accesible a todos, incluso a los que dicen que son (o se dicen a
sí mismos que son) ateos? Según la RAE, lo sagrado es objeto de
veneración y de respeto, y bien, todos los seres humanos poseen la
capacidad para estimar lo sagrado, algo digno de veneración o
respeto. Sin embargo, nuestro mundo contemporáneo parece haberse
desacralizado, quizás fruto de esa reducción que apuntábamos al
principio. Veamos lo que nuestros participantes pueden decirnos
pensando juntos de veras sobre ello, yendo a la raíz, en este caso,
de lo sagrado. Curiosamente, en la Plaza de las Carmelitas, a la que
da nuestro lugar de reunión, la Sociedad La Peña de Vélez, se oía
a lo lejos el bullicio de algunos rituales pre-navideños. Buena
ocasión para hablar de lo sagrado de una manera, en lo posible, lo
más auténticamente posible.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Esta
vez, el preámbulo del café filosófico giró en torno a la
distinción muy antigua, muy griega, muy humana, entre la <i>diferencia
o diversidad de los seres y la semejanza o unidad entre los seres</i>.
Es muy fácil fijarse en las diferencias de los seres de este mundo
(biológicas, culturales, sociales individuales...), pero una mirada
más atenta también puede ir descubriendo que muchos de los seres
comparten semejanzas, algo común o, en algún grado, universal. Y,
hablando en términos humanos, pregunta el moderador: <i>¿qué es
eso que nos une a todos los seres humanos, en lo que nos asemejamos,
que nos hace semejantes?</i> Pero, se trata de conectar con aquello
que hayas podido experimentar en primera persona, de un modo muy
especial. Por ejemplo, Aristóteles nos transmitió que “todos los
hombres buscan ser felices”, aunque, cada uno y cada una lo haga a
su manera, de diversas maneras, a veces, incluso aparentemente
contradictorias. Esta pregunta por lo común, o lo que nos une, es
crucial en nuestro tiempo: necesitamos esta perspectiva de lo común
nada menos que para dialogar, y para entendernos... y ya se sabe
cuáles son las alternativas actuales a la ausencia de (o la
incapacidad para) el diálogo, que a menudo sufrimos. Y he aquí eso
común entre nosotros que solemos obviar, según ellos y ellas: el
querer vivir bien, la necesidad de vincularse, la aspiración a ser
mejor, la búsqueda de compañía o la amistad, interactuar,
compartir, nuestra capacidad, más o menos dormida, para ponerse en
el lugar del otro, el amor, la entrega, la capacidad para la
comprensión de lo diferente, sin olvidar que el ser humano es, de
por sí, flexible y siempre podemos llegar a ser de otra manera y,
finalmente, compartimos la capacidad para lo sagrado, en la que el
grupo quiso, a continuación, profundizar.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Lo
sagrado. <i>¿Qué es lo sagrado? ¿Por qué algo es sagrado? ¿Cómo
podemos conectar con lo sagrado?</i> Y, enseguida, se propuso una
hipótesis de trabajo: lo sagrado no es algo exterior o lejano a
nosotros, sino que <i>lo sagrado es una dimensión de lo humano</i>.
Para poder comprobarlo, el animador del encuentro propuso el recurso
a alguna experiencia profunda con lo sagrado. Analizando estas
experiencias podríamos indicar algunos componentes de<i> la esencia
de lo sagrado</i>. Veremos. Y así se procedió. Desde las diferentes
experiencias iban emergiendo, desde cada una, lo común a todas
ellas: el cuidado, la unidad, la alegría, la belleza, la quietud, el
amor... Lo sagrado, pues, tendría que ver con todo eso. (Y mirad que
no difieren mucho de eso que buscábamos anteriormente como lo
semejante o común entre nosotros; ¿será esto lo sagrado en
nosotros?). Lo sagrado llama al cuidado, lo sagrado te conecta con
algo uno, lo sagrado lleva a sentir la plenitud, la belleza, tu
conexión con lo sagrado produce una quietud dentro y una armonía
con lo exterior. Compruébalo a partir de tu propia experiencia, a
ver <br />si lo sagrado no te sitúa en algo de todo eso... Porque,
efectivamente, la experiencia con lo sagrado, que es también en su
esencia sagrada, no se puede explicar, sino que tendría que
experimentarse. Ahí estriba la dificultad y su grandeza. No puede
explicarse, pero puede notarse, pues te transforma y produce una
transformación a tu alrededor. Tú te lo notas y puede que se te
note, sin aspavientos. Esto te dicen los participantes, para que seas
más consciente, cuando lo experimentes.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Pero
la cuestión que más intrigaba a los participantes era <i>cómo
poder acceder a lo sagrado</i>. ¿Hará falta aislarse? En absoluto,
nos dicen. El acceso a lo sagrado es interior y no hace falta viajar
hasta el Tíbet o recluirse en un monasterio. Puede partir de un
profundo anhelo de armonía o puede sobrevenir escuchado música con
atención y de un modo inmersivo. Pero casi siempre surge de una
<i>demanda interior</i> que solicita de uno mismo darle cauce.
Escucharla. Su inundación produce en nosotros ese tipo de efectos o
o respuestas que más arriba, ellos y ellas, desgranaron: cuidado,
autocuidado, unión, vida, belleza, alegría, quietud, amor... Así
se vive lo sagrado. En lo cotidiano; no hay que irse muy lejos, como
se ha dicho. En dicha experiencia se anclan las diferentes formas
exteriores de expresión de lo sagrado, ya sea en un contexto
religioso o no religioso. Pues, todo lo existente o vivo en sí mismo
es sagrado si, desde ahí, desde la conciencia de lo sagrado, miramos
y nos miramos. ¡Salud para apreciarlo este nuevo año 2024! Nos hace
mucha falta...</span></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-37025458302334573942023-12-29T18:28:00.003+01:002023-12-29T18:28:37.468+01:00¿Cómo somos capaces de banalizar la muerte?<p></p><div style="text-align: center;"> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSBAivFSshADP3jtJA0F4spnONxO1n2cB5cerfePARsZ0Zlqj5RCYH_dJr_d2b6CDD6R7nVvTku_LuPf90YOddugKAaZqF4ZLLwaO-ppVe7cKD0ctZEKqOMUysyHeZ83eR9zdKY0SG4yYPaxqSs-GIjcZ89LNoDxalcdu7_Pb3yjDRKUN-kA8sMWbtUDU/s1171/Sobre%20la%20banalidad%20de%20la%20muerte%20-%20nov%2023.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="879" data-original-width="1171" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSBAivFSshADP3jtJA0F4spnONxO1n2cB5cerfePARsZ0Zlqj5RCYH_dJr_d2b6CDD6R7nVvTku_LuPf90YOddugKAaZqF4ZLLwaO-ppVe7cKD0ctZEKqOMUysyHeZ83eR9zdKY0SG4yYPaxqSs-GIjcZ89LNoDxalcdu7_Pb3yjDRKUN-kA8sMWbtUDU/w400-h300/Sobre%20la%20banalidad%20de%20la%20muerte%20-%20nov%2023.jpg" width="400" /></a></div><br /><b style="color: #242424; font-size: 13pt;"><span style="font-family: arial;">Sobre
la banalidad de la muerte</span></b><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Diálogo
Filosófico en Málaga 2.2</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>27
de noviembre de 2023, Ateneo de Málaga, 18:30 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 1.48cm;"><span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i><br /></i></span></span></p><p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 1.48cm;"><span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Únicamente
la pura y simple irreflexión —que en modo alguno podemos equiparar
a la estupidez— fue lo que le predispuso a convertirse en el mayor
criminal de su tiempo. Y si bien esto merece ser clasificado como
«banalidad», e incluso puede parecer cómico, y ni siquiera con la
mejor voluntad cabe atribuir a Eichmann diabólica profundidad,
también es cierto que tampoco podemos decir que sea algo normal o
común. No es en modo alguno común que un hombre, en el instante de
enfrentarse con la muerte, y, además, en el patíbulo, tan solo sea
capaz de pensar en las frases oídas en los entierros y funerales a
los que en el curso de su vida asistió, y que estas «palabras
aladas» pudieran velar totalmente la perspectiva de su propia
muerte. En realidad, una de las lecciones que nos dio el proceso de
Jerusalén fue que tal alejamiento de la realidad y tal irreflexión
pueden causar más daño que todos los malos instintos inherentes,
quizá, a la naturaleza humana.</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 1.48cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #242424; text-align: left;">Hannah
Arendt, </span><i style="color: #242424; text-align: left;">Eichmann en Jerusalén</i></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><b>¿Cómo
somos capaces de banalizar la muerte?</b></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #242424; text-align: left;">Una
vez más, estamos reunidos en el Ateneo de Málaga para dialogar
juntos. A través de una investigación conjunta, ahondamos en el
problema o cuestión que nos interesa, en un proceso que evoluciona y
hay que estar atentos para poder seguir sus movimientos. Pero es
necesario que nos escuchemos, que guardemos nuestro turno de palabra,
que nuestras intervenciones sean breves, que hayamos pensado de
antemano lo que vamos a decir y por qué y de qué manera puede
contribuir a la indagación misma; por esto conviene sopesar cada uno
para sus adentros lo que va a decir, no repetir lo ya dicho,
actualizar nuestra intervención según el transcurso de la discusión
y dejar que el moderador pueda entablar pequeños diálogos con la
persona que acaba de hablar, para incidir, para aclarar, para mirar
de otra manera y ser capaces de pensar lo impensado. En esta ocasión,
</span><i style="color: #242424; text-align: left;">sobre la muerte, si acaso nuestra sociedad tiende a
banalizar la muerte.</i></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"><i> </i>Antes
de abordar la cuestión, se le dedicó unos minutos a la toma de
conciencia de la diferencia entre <i>la esencia y la
apariencia</i>. Muy antigua, muy
griega, muy humana. Los <i>presocráticos </i>sacaron
a la luz este problema típico del vivir en este mundo. Y, en la otra
punta de nuestra historia, los autores incluidos en la llamada
<i>escuela de la sospecha</i>
vislumbraron cómo bajo la apariencia de unos valores dominantes rige
una actitud afirmadora o negadora de la vida (Nietzsche); cómo la
infraestructura material de la sociedad determina nuestra conciencia
moral, política o religiosa (Marx); cómo nos constituye en un alto
grado nuestra parte de la mente inconsciente (Freud). Pues bien,
vamos a mirarlo en nuestra vidas, según nuestra propia experiencia:
<i>¿cuándo algo se me había mostrado de un modo que luego
resultó ser de otro modo, en el fondo?</i>
Y los participantes fueron ofreciendo un amplio repertorio de
apariencias, cosas que parecían ser y no eran, tras una segunda
mirada más consciente y reflexiva: si aquel presumía de su saber,
es que no era tan sabio; nuestro Estado no es del bienestar, sino de
los intereses económicos dominantes; un profesor que sabía mucho de
su materia pero nada del trato con las personas; una persona que
pretende ayudar a otros, pero quiere ser reconocido; en esta sociedad
muchas cosas están al servicio del espectáculo; al principio,
pensaba que no podía con unos ejercicios y sí que podía
realizarlos; no te fíes tanto de lo que alguien dice, mira su
lenguaje no verbal; cuidémonos de los falsos librepensadores; y de
las relaciones interesadas; de los que parecen afables y son unos
tiranos con su familia; una vez hicimos un viaje en furgoneta, se
averió y pudo verse de qué estaba hecho cada uno; cuidémonos
también de la hipocresía en el ámbito del humanismo o la religión;
conviene que miremos lo que se hace de hecho y no lo dicen que debe
hacerse; también nos conviene mirar más allá de lo físico o
material; y más allá de las modas, incluidas las modas que se
visten de espiritualidad; y quizás, alguien puede hacer algo por un
motivo muy distinto a lo que parecía, esperemos un poco y miremos
después; las fotografías pueden ser muy bonitas, pero miremos lo
que hay de verdad o realidad en ellas; y mirad que no tiene un
porsche, sino que lo que tiene son deudas; en la construcción
europea, ¿no hay mucho de apariencia, si se continúa abordando la
migración de la misma manera que hasta ahora? Por último, fijaos
que todos los pre-juicios son en sí mismos apariencias.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Seguimos.
Conocerán ustedes la cuestión de <i>la banalidad (del mal)</i>,
propuesto y desarrollado por Hannah Arendt, a raíz de su análisis
del caso Eichmann: exterminaba a personas judías pero, desde su
propia visión, él sólo cumplía órdenes, cumplía con su trabajo
y únicamente quería hacerlo lo mejor posible. Algo muy grave está
ocurriendo en una conciencia cuando solamente es capaz de ver esa
parte, y no todo el daño que está causando. ¿Pasará lo mismo con
la muerte? De tan habitual y frecuente, ¿no nos estaremos volviendo
insensibles? Son tantas las muertes que presenciamos en los
noticiarios, tantas las guerras, tan implacable la lógica de la
guerra, las escenas cinematográficas tan explícitas de violencia, y
tantas veces justificada en los filmes, en los videojuegos... que lo
acabamos desvinculado de los valores, se devalúa y decae su
gravedad. O, al menos, esa sensación tenemos muchas veces. ¿A qué
puede deberse? Nuestros participantes despliegan algunas hipótesis.
En realidad, <i>es la vida la que ha perdido valor</i>,
y por eso se produce la devaluación de la muerte. Aunque, se
suscitan algunas dudas al respecto: quizás valoremos más la vida en
estos tiempos; quizás siempre se ha banalizado la muerte, sólo que
ahora tenemos más información de lo que sucede, simultáneamente,
en todo el planeta. Y desde estas dudas se deslizó la segunda
hipótesis: la sensación percibida de que la muerte se ha
desvalorizado se debe a que disponemos de más información y <i>tantos
casos de muertes llegan a saturarnos</i>.
Finalmente, una tercera hipótesis implicaba el interés de ciertos
poderes establecidos para que la gente se mate entre sí; es duro y
es triste decirlo, pero <i>la muerte es rentable</i>;
pero antes hay que volverla banal; y por eso hay tanto negocio en
torno a la muerte.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;">
En este momento, el moderador del encuentro quiso darle un giro al
diálogo, quizás por ver el asunto desde otro ángulo: estamos
hablando de la muerte de otros... pero, ¿qué hay de mi propia
muerte? <i>¿Banalizamos nuestra propia muerte?</i>
De algún modo, ¿huyo de la muerte, hecho al que me veo abocado? Si
olvido o quiero olvidar, u otros están interesados en que olvide mi
propia muerte, ¿extrañaría la tendencia a banalizar la muerte? Hoy
en día abundan las maneras de procurar evadirse del hecho de que voy
a morirme, aunque, en verdad, yo sea básicamente un ser consciente
de su propia muerte (Heidegger). No pienses, no la sientas, disfruta,
diviértete, vive el momento... ¡y cuánto hay montado sobre esto!
Cuando, precisamente, <i>es la muerte lo que da un sentido
humano a la vida</i>. No le dio
tiempo al grupo a desarrollar más esta línea de investigación,
pero tú puedes pensarlo: ¿cuántas son las variadas maneras en que
hoy tratamos de quitar el foco de nuestra propia muerte? A pesar de
que podría decirse: <i>dime cómo vives tu muerte y te diré
cómo vives tu vida</i>.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Será
cierto, es posible, que la muerte en estos tiempos sea banalizada
para convertirla en un negocio y poder hacer negocio con ella. Las
guerras, las armas, la violencia, conseguir el poder a cualquier
precio... A todo esto añadamos el negocio alrededor de la evasión o
sustitución o inconsciencia de la muerte, convertida en una
transacción comercial de este mundo. Una forma de infierno. Será
cierto, es posible, tan cierto como que la muerte y la vida se
devalúan juntas. <i>Vale</i>.</span></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-45784198995079230802023-12-12T17:22:00.006+01:002023-12-12T17:23:19.074+01:00¿Qué es respetar?<p style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; font-size: 13pt; font-weight: bold; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_x_ZOKazHd88j_EWpJLk1OX0EToeRN4Dac1f6OWXE89Xs-7iYRb-n17VK8lLHKV2kPUh6lUPXbxSaw9BVGs0kfk8h0YKPQOIPVGZ-m-ZTdX8V9Z2wt4SlrD-95B_aARxdjqNYplLnvlyoSeIL-8M1h7ExMAOgw19493U66_Kj570BWXS7SJR-SJpPUKE/s1600/Sobre%20el%20respeto%202.jpg" style="font-family: arial; font-size: medium; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_x_ZOKazHd88j_EWpJLk1OX0EToeRN4Dac1f6OWXE89Xs-7iYRb-n17VK8lLHKV2kPUh6lUPXbxSaw9BVGs0kfk8h0YKPQOIPVGZ-m-ZTdX8V9Z2wt4SlrD-95B_aARxdjqNYplLnvlyoSeIL-8M1h7ExMAOgw19493U66_Kj570BWXS7SJR-SJpPUKE/w400-h300/Sobre%20el%20respeto%202.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; font-size: 13pt; font-weight: bold; text-align: center;"><br /></div><div style="font-family: arial; font-size: 17.3333px; font-weight: 700; text-align: justify;"><b style="font-size: 13pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Sobre
el respeto</span></b></div><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Torre del Mar 3.2</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>23
de noviembre de 2023, Taberna El Oasis, 18:00 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.51cm;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>No
estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu
derecho a decirlo.</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.51cm;"><strong style="text-align: left;"><span style="color: #222222; font-family: arial;"><span style="font-weight: normal;">Evelyn
Beatrice Hall (inspirada en la actitud de Voltaire)</span></span></strong></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><strong style="text-align: left;"><span style="color: #222222; font-family: arial;">¿Qué
es respetable?</span></strong></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><strong style="font-family: arial; text-align: left;"><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">Decimos
que vivimos en sociedades democráticas. Y no hablamos de las que
quieren sus tiranos que parezcan democracias. Hablamos de las
democracias formales y consolidadas. Y el problema sería que se
quedaran solamente en eso. Porque es muy posible que echemos en
falta, más que una democracia exterior, una </span></span></strong><strong style="font-family: arial; text-align: left;"><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">democracia
interior</span></i></span></strong><strong style="font-family: arial; text-align: left;"><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">.
Hundiría sus raíces en cada uno de los ciudadanos, si en cada uno
de ellos y de ellas acaece el respeto a la diferencia del otro. En el
respeto a las diferencias se juega la calidad de las relaciones
sociales y políticas. Pero, de nuevo, no se trata de respetar las
diferencias en el otro, sino de </span></span></strong><strong style="font-family: arial; text-align: left;"><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">respetar
al otro con sus diferencias</span></i></span></strong><strong style="font-family: arial; text-align: left;"><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">.
Esto quiere decir que, primero, he de contemplar al otro como un ser
valioso en sí mismo, tanto como yo, un igual a mí. Si esto se
olvida se desmorona el edificio democrático. Los griegos lo sabían
muy bien: la </span></span></strong><strong style="font-family: arial; text-align: left;"><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">demokratia</span></i></span></strong><strong style="font-family: arial; text-align: left;"><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">
supone que todos los ciudadanos poseen suficientes capacidades para
hablar y decidir en la</span></span></strong><strong style="font-family: arial; text-align: left;"><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">
ekklesía</span></i></span></strong><strong style="font-family: arial; text-align: left;"><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">
o asamblea. La desconfianza en las capacidades del otro (una falta de
respeto fundamental) arruina cualquier democracia. Quien no piensa
como yo también puede tener razón, así como mis adversarios
políticos. Entre todos hemos de buscar lo mejor; desde nuestros
puntos de partida diferentes, perseguir el bien común. De manera
que, si nuestros asistentes al café filosófico de noviembre, en
Torre del Mar, indagaron acerca del respeto, ya podéis calibrar
mejor la importancia de este tema para todos nosotros.</span></span></strong></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;"> Antes,
dialogaron sobre los valores, no solamente el respeto. </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">¿Cuál
sería el valor central en torno al que gira mi vida en este momento?</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">
Así, desfilaron: la coherencia, el respeto a mí mismo y a los
demás, la serenidad, la naturalidad, la lealtad, el tiempo propio,
la autenticidad, el autocuidado, la autosatisfacción, la justicia,
la integridad, la profundidad de las vivencias, la consciencia, la
memoria, el amor, la tolerancia... pero lo más buscado, el respeto.
No extraña, pues, que fuera propuesto como tema para el diálogo
filosófico que, propiamente, comenzaba a continuación. Durante las
aclaraciones, que fueron necesarias en la exposición de los
anteriores valores, se evidenciaron dos aspectos a tener en cuenta,
cuando hablamos de valores: que han de ser aplicados en cada caso y
situación , y esto supone evitar que se vuelvan rígidos y, además,
no olvidar la aparición de posibles dilemas, situaciones en las que
hay que decidirse y hay que aprender a decidirse.</span></span></strong></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;"> </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">¿En
qué consiste respetar? ¿Todo es respetable?</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">
Los asistentes fueron por partes... Comenzaron las aportaciones
personales sobre lo esencial del respeto, aquello que lo convierte en
verdadero respeto, así como la necesidad de ir dejando de lado
algunas confusiones habituales, que nos conducen a quedarnos en la
mera superficie del respeto, algo que solamente se le parece.
Respetar es </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">aceptar
aunque no se esté de acuerdo</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">.
Respetar es </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">entender</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">,
porque si algo no se concibe desde dentro de sí mismo, no se respeta
de veras. Respetar es apreciar, antes que nada, la dignidad del
sujeto, su </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">valor
en sí mismo</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">.
Respetar es posible, si quien respeta </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">se
respeta a sí mismo</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">.
Miradlo, porque la RAE no recoge ni por asomo todos estos matices. Es
una de las ventajas de poder dialogar juntos, filosóficamente. Y
luego siguieron. Respetar es </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">comprender</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">,
pero comprender </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">no
es justificar</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">
los actos llevados a cabo. Y aquí hubo que detenerse: era necesario
distinguir entre </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">la
persona</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">
y </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">sus
actos</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">.
Lo que una persona hace o piensa o dice ha de ser respetado, pero no
tiene por qué ser justificado o permitido, si es dañino o va contra
la posibilidad de expresarse u obrar los demás. Recordad la cita que
antecede a este relato, de inspiración volteriana: defenderé hasta
el final la posibilidad de que podamos discrepar. La persona siempre
puede ser comprendida, y debe ser respetada. Incluso sus ideas, pero
no por ello las acciones a que den lugar. Esto es decisivo.</span></span></strong></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;"> La
anterior </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">distinción
entre la persona y sus actos</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">
ya enfilaba al grupo hacia una respuesta a la segunda pregunta que se
habían planteado: </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">¿todo
es respetable?</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">
Fue muy iluminador constatar cómo esta diferenciación es crucial
para llevar a cabo satisfactoriamente algunas profesiones, que tienen
por objeto alguna </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">relación
de ayuda</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">
a otras personas. ¿Cuál sería el sentido de la docencia o del
trabajo social, si se olvidan de mirar a la persona que siempre está
detrás de sus acciones, aunque sean reprobables? Mejor sería que
abandonasen sus respectivas profesiones, ¿no es verdad? Y
continuaron los participantes analizando situaciones que, de todo
punto, no deberían ser respetadas: como se ha dicho, si una actitud
implica </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">no
respetar la diferencia de los demás</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">,
por ejemplo, si directamente se rechaza lo diferente por ser
diferente, o bien, no se le permite expresarse; no debería
respetarse tampoco la </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">manipulación
consciente de la verdad</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">,
y de ese modo, manipular a los demás, o bien, satisfacer intereses
de carácter interesado (puede que de esto haya mucho en la
actualidad); tampoco, la </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">manipulación
del bien</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">
o lo mejor en un caso dado, por ejemplo, querer hacer pasar un bien
individual por un bien general (lo que tampoco es raro en los usos
actuales de la “mala política”).</span></span></strong></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;"> En
este punto, el diálogo dio un giro muy interesante, por lo
fructífero de su resultado. Recordemos una idea que había quedado
anteriormente expuesta, pero no desplegada: el respeto a los demás
ha de comenzar por </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">el
respeto a uno mismo</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">.
Y, además, aplicando lo hallado sobre la esencia del respeto,
decíamos que de poco vale un respeto que no se pone a prueba a sí
mismo, con aquello que se está en desacuerdo. Pero claro, plantea en
voz alta uno de los participantes: “Yo no voy a tener nunca un
desacuerdo conmigo mismo; ¡soy yo mismo!”. Y esto suscitó una de
las discusiones más bonitas del encuentro. ¿Estaba el grupo de
acuerdo con tal afirmación? Pues no, casi todos dijeron que no. ¿A
qué se referían? Lo puedes suponer: en nosotros también hay
divisiones internas, provocadas por nuestras dudas, nuestros
conflictos, nuestros miedos... En mi interior tengo diferencias, con
las que me he de reconciliar, reconociéndolas primero. ¿Cómo?
Aprendiendo a ser consciente de mí mismo, conociéndome a mí mismo.
Para vivir en armonía fuera, necesitamos cultivarla dentro, poder
ser un espejo limpio para poder mirar a los demás con auténtico
respeto. Mirarnos y reconciliarnos, mínimamente, con nuestras
</span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">sombras</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">
</span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">interiores</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">.
De lo contrario, todo respeto a los demás podría encubrir algo mío
que me impide verlos, entenderlos, desde sí mismos. Me sería fácil
respetar (y valorar y apreciar) a quien se parezca a mi imagen de mí,
o bien, a la imagen de quien quiero ser o lo que quiero alcanzar,
pero sería más complicado respetar a quienes son verdaderamente
diferentes; posiblemente, los percibiría como obstáculos para mi
propio desarrollo, en función de mis propios deseos y temores.</span></span></strong></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;"> Una
de las participantes propuso, casi al principio del diálogo, tener
en cuenta la </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">etimología</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">
de la palabra “respeto” o “respetar”. Y ahora podíamos todos
comprender la importancia de acudir al origen de nuestro lenguaje,
pues es muy posible que, históricamente, hayamos perdido el contacto
y nos hayamos desviado, dando lugar a confusiones que luego nos
impiden conocer y conocernos adecuadamente. Respetar, en latín, se
dice </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">respectare</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">,
que podemos traducir como “volver a mirar”. Y esto es
maravilloso. Porque respetar implica volverse a mirar aquello que
puede ser digno de respeto. Cuando lo hago, cuando vuelvo a mirar con
más atención (o miramiento, diríamos) puedo ver a lo otro más
fácilmente como es. Y cuando así lo veo, en sí mismo, por sí
mismo, no es nada difícil llegar a respetarlo. No lo es. </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">Esta
segunda mirada o reflexión es lo que necesita el respeto para
existir</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">.
Pero también puedo volver a mirarme a mí, lo que podemos llamar,
entonces, autorreflexión, comprenderme, respetarme y quererme. Y ya
no será difícil que también pueda amarte a ti, pues, lo valioso en
mí, está también presente en ti. </span></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><i><span style="font-weight: normal;">Vale</span></i></span></strong><strong><span style="color: #222222;"><span style="font-weight: normal;">.</span></span></strong></span></span></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><strong><span style="color: #222222;"></span></strong></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><strong><span style="color: #222222;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwy_0PPc3mPRe6tlsVIygfL3qwCzSxK5AHlLKG-CsMKIq9n2M1IvcuOqxg3EcGScMumiDv2yR6Dbrz0NJeojkEpjLjne7yCrT6itgkv-rviGeXFh8vtDJJ4u4WtGUs7FWltoFr0O_WZriURvKp8nbwn2LhFA37-1utrD-03pBne2uoH73I95fZlum3_fQ/s1500/Sobre%20el%20respeto%201.jpg" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 17.3333px; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1171" data-original-width="1500" height="250" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwy_0PPc3mPRe6tlsVIygfL3qwCzSxK5AHlLKG-CsMKIq9n2M1IvcuOqxg3EcGScMumiDv2yR6Dbrz0NJeojkEpjLjne7yCrT6itgkv-rviGeXFh8vtDJJ4u4WtGUs7FWltoFr0O_WZriURvKp8nbwn2LhFA37-1utrD-03pBne2uoH73I95fZlum3_fQ/w320-h250/Sobre%20el%20respeto%201.jpg" width="320" /></a></span></strong></span></span></div><span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><strong><span style="color: #222222;"><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqEhjaQf4t701gJFx_2L7mwr4MNcqiMOG4ujoZa-s6a4Fehc2CkzmHNdBCJVxnwYxZiJxexINZCrnm4_8SqQJQ0l0SbUtIA_oyr0ZF2itWM_vMHc6Ns9HClzQ_IEdhRjCA8m5U2930Lpuk9Bbb4ODTY-e_lyqBtYG4PFqy2z006KXVQq7toqh-Z8QV11Q/s1600/Sobre%20el%20respeto%203.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqEhjaQf4t701gJFx_2L7mwr4MNcqiMOG4ujoZa-s6a4Fehc2CkzmHNdBCJVxnwYxZiJxexINZCrnm4_8SqQJQ0l0SbUtIA_oyr0ZF2itWM_vMHc6Ns9HClzQ_IEdhRjCA8m5U2930Lpuk9Bbb4ODTY-e_lyqBtYG4PFqy2z006KXVQq7toqh-Z8QV11Q/s320/Sobre%20el%20respeto%203.jpg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxxtXwOq51BGvvgZ2Khnp9GWomD-7p71d6cxUPzaCgpxBN-0GpauAU-rG1GH4P0iRhYxyWY1gMSDQFjRtWU8J2xBLhJgUDVof6LKjVbMv1SuXUn2zwzIiqwRcBH42d5S4oFO_ZyhS5M56BQvHBUye9Hj-V07Y6V9qWwzEhmMtQiCyYSk41_UCRbKcAOMo/s1600/Sobre%20el%20respeto%204.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="882" data-original-width="1600" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxxtXwOq51BGvvgZ2Khnp9GWomD-7p71d6cxUPzaCgpxBN-0GpauAU-rG1GH4P0iRhYxyWY1gMSDQFjRtWU8J2xBLhJgUDVof6LKjVbMv1SuXUn2zwzIiqwRcBH42d5S4oFO_ZyhS5M56BQvHBUye9Hj-V07Y6V9qWwzEhmMtQiCyYSk41_UCRbKcAOMo/s320/Sobre%20el%20respeto%204.jpg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><span style="font-weight: normal;"><br /></span></span></strong></span></span><p></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-45381402827979777452023-12-08T10:36:00.000+01:002023-12-08T10:36:04.197+01:00¿Qué es una educación para la paz?<p style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgY3JJvmxjjF3WJZE0bP2MW30y6a-Jwc_8G2imQk1k-QsZxQ7ifA0XU6w4_GQHRyiOygr5Rlw-71JKX37ii7yLmFo6ynljl_-JinvC6WE2gdY1Jyvp8kdXpQ0OtGf1ztsxuBLAYN4BZ0JfcOOHlHWohZhyOYZjPWIG3VqfowqKr_M2Nal7tnK1AfDpp3Ac/s4000/Sobre%20la%20educaci%C3%B3n%20para%20la%20paz%201.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3000" data-original-width="4000" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgY3JJvmxjjF3WJZE0bP2MW30y6a-Jwc_8G2imQk1k-QsZxQ7ifA0XU6w4_GQHRyiOygr5Rlw-71JKX37ii7yLmFo6ynljl_-JinvC6WE2gdY1Jyvp8kdXpQ0OtGf1ztsxuBLAYN4BZ0JfcOOHlHWohZhyOYZjPWIG3VqfowqKr_M2Nal7tnK1AfDpp3Ac/w400-h300/Sobre%20la%20educaci%C3%B3n%20para%20la%20paz%201.jpg" width="400" /></a></span></div><span style="font-family: arial;"><br /><div style="text-align: justify;"><b style="font-size: large; text-align: left;">Sobre
la educación para la paz</b></div></span><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Castro del Río 7.2</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>10
de noviembre de 2023, Peña Flamenca Castreña, 18:00 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 2.52cm;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Estaba
un día Cura (el cuidado) atravesando un río y al ver gran cantidad
de arcilla, cogió una buena porción y, distraídamente, comenzó a
modelar una figura. Mientras pensaba para sí qué había hecho, se
le acercó Júpiter. Cura le pidió que infundiese espíritu al trozo
de arcilla modelado y Júpiter le concedió el deseo. </i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-left: 2.52cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i> Pero
al querer Cura ponerle su nombre a la obra, Júpiter se lo prohibió,
diciendo que debía ponerle su nombre, por haberle infundido la vida.
Mientras Cura y Júpiter discutían sobre quién debía ponerle su
nombre, se levantó la Tierra (Tellus) y dijo que sólo a ella le
correspondía darle nombre al nuevo ser, puesto que le había dado el
cuerpo. La discusión se prolongó largo tiempo, hasta que los
litigantes escogieron por juez a Saturno, el dios del tiempo, que
dictó la siguiente sentencia: </i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-left: 2.52cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i> Tú,
Júpiter, por haberle dado el espíritu, lo recibirás a su muerte;
tú, Tierra, por haberle ofrecido su cuerpo, recibirás el cuerpo.
Pero por haber sido Cura quien primero dio forma a este ser, será
quien lo acompañe mientras viva. Y, en cuanto al litigio sobre
el nombre, que se llame “homo”, puesto que está hecho
de “humus” (tierra).</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 2.52cm;"><span style="font-family: arial; text-align: left;">Higinio</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 2.5cm;"><i style="font-family: arial; text-align: left;">La
</i><span style="font-family: arial; text-align: left;">perfectio</span><i style="font-family: arial; text-align: left;"> del hombre
–el llegar a ser eso que él puede ser en su ser libre para sus más
propias posibilidades (en el proyecto)– es “obra” del
“cuidado”.</i></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 2.5cm;"><span style="font-family: arial; text-align: left;">Heidegger</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><br /></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><b>¿Qué
es una educación para la paz?</b></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> </span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Vivimos
en un mundo dramáticamente convulso. No deja de haber guerras,
porque sigue habiendo constantes desigualdades, porque nos seguimos
viendo como diferentes sin un fondo de igualdad, común, comunitario.
La humanidad como hermandad. Seres humanos que básicamente buscan lo
mismo... quieren vivir bien consigo mismos y con los demás. Pero no
es posible sin una <i>armonía o justicia mínima</i>,
como proponía Platón, en el diseño de su ciudad ideal. Y Platón,
como nosotros, ponemos la máxima esperanza en la <i>educación</i>.
La panacea de nuestro tiempo, de la que se espera la realización de
un mundo mejor. Si algo no funciona en la sociedad... pues, que la
educación se encargue de prevenir el problema. Otra tarea más para
la escuela. Y si ésta falla, se dice entonces que el déficit
educativo viene de las familias. Pero, ya vamos sospechando que lo
que más educa (o des-educa) es la actitud dominante en un
determinado mundo, el ambiente, la comunidad creada. No lo que se
proclama o se escribe en el apartado de los buenos propósitos, sino
<i>lo que se hace de hecho</i>.
No se educa enseñando valores, sino mostrándolos con nuestros actos
y constatando que se puede vivir mejor de otra manera. Si deseamos un
mundo en paz, algo tendremos que hacer diferente. Y esto buscaron
nuestros participantes, aquella tarde en el salón de la <i>Peña
flamenca castreña</i>.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: black;"> De
nuevo, como decíamos en un reciente café filosófico, en otro lugar
más al sur todavía, hará falta una buena dosis de </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>creatividad</i></span></span><span style="color: black;">.
Algo escaso en estos tiempos, según parece. Y, la creatividad no hay
que buscarla fuera... es una cualidad interna, humana, nuestra.
Aunque, ciertamente, sí habrá que estar atentos, abiertos, </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>a
la escucha del ser</i></span></span><span style="color: black;">
(Heidegger), para poder recibir las novedades. ¿Cuáles? Las que
necesitamos, aquí y ahora... Desde luego, no va a ser, lo que
necesitamos, una educación para la </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>competitividad</i></span></span><span style="color: black;">,
si queremos vivir en una mayor armonía, justicia o paz, que de eso
ya tenemos bastante. Y analizaron ellos y ellas los inconvenientes de
tal educación. Repetimos que no hablamos de lo que se dice o se pone
en leyes y libros de texto, sino de los ejemplos o modelos que
funcionan habitualmente. Una competitividad que uno de los
participantes calificó, citando a </span><span style="color: black;">Byung-Chul
Han, de “violencia neuronal” en nuestros días, con consecuencias
nocivas incluso para la salud individual.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: black;"> De
esta competitividad reinante </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>está
ausente la colaboración, el compartir, el valor de hacer algo por sí
mismo y no de cara a un objetivo, un beneficio, un éxito, ser mejor
que los demás, que son vistos como rivales, adversarios o enemigos</i></span></span><span style="color: black;">.
Por esto mismo andaron muy finos en el análisis, al distinguir (y no
confundir, como se hace) </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>competitividad
y competencia</i></span></span><span style="color: black;">.
Cuando la competitividad es “sana”, entonces es competencia,
combatividad pero no hostilidad, va a favor de sí y no en contra del
otro, para sentirse mejor consigo mismo (esto es el </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>espíritu
del resentimiento</i></span></span><span style="color: black;">,
del que hablaba Nietzsche). La competencia, o competitividad sana, no
busca anular ni ganar ni acumular. Esto es enfermedad de nuestro
tiempo. Busca el desarrollo de las cualidades o capacidades que le
son propias a cada uno. Y esto recuerda el valioso sentido de la
“virtud” entre los griegos anteriores a Sócrates, que podríamos
referir aquí como </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>excelencia</i></span></span><span style="color: black;">:
la virtud es el desarrollo excelente de una cualidad propia de un
ser. Y no hablamos, primeramente, en términos morales. Así, puede
haber caballos o pianistas virtuosos, si han desarrollado de un modo
excelente las cualidades que les son propias, la velocidad en la
carrera o la habilidad en la interpretación con el piano,
respectivamente. Entonces, no se trata de ser mejor que el otro, sino
del valor mismo de lo que se hace. Con esto, simplemente, ¿no
viviríamos en sociedades más pacíficas?</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: black;"> Una
auténtica educación para la paz tendría que evitar caer en la
comparación entre personas, doblegar al adversario, vencer,
sobresalir más que otros, estar más arriba en la gradación
convencional... Sería preferible valorar la casilla de salida de las
acciones, las cualidades propias, cuidar del otro, cuidarnos. ¿Cómo
viviríamos, si una </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>cultura
del cuidado</i></span></span><span style="color: black;">
se instaurara en nuestras sociedades? Porque hay talentos propios de
cada ser que pueden descubrirse con la práctica, si se les deja
emerger. Porque hay inteligencias múltiples (Howard Gardner). Porque
no es buena siembra educativa imponer un modelo social (lo que debe
ser, lo que debe hacerse) desde fuera. Todas las corrientes de
sabiduría nos enseñan que la virtud, el desarrollo de una cualidad
propia, viene </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>de
dentro afuera</i></span></span><span style="color: black;">
y no al revés. Esto sería imponer o adoctrinar. Entonces, el sujeto
se siente invadido, menospreciado. Y el sujeto reacciona como puede,
culpabilizándose, apartándose o sacando la mejor tajada posible de
la situación. No ser víctima. Y no vivir angustiado. Sobrevivir del
modo que sea. ¡Imaginad qué diferentes escuelas serían, las que
pusieran el cuidado mutuo en su centro!</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: black;"> El
análisis de la competividad rampante les llevó a los participantes
hasta el lugar del cuidado. Podrían analizarse otros rasgos
incompatibles con una cultura para la paz, pero no dio tiempo. Sin
duda que tú, querido lector o querida lectora, podrías, junto a
otros, continuar indagando: ¿qué nos impide hoy en día el
despliegue claro hacia una cultura de la paz? Ellos y ellas
encontraron en la competitividad mucho trabajo pendiente, y lo
situaron en el advenimiento gradual de una cultura del cuidado o
</span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>sorge</i></span></span><span style="color: black;">,
como lo nombrara Heidegger en </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>Ser
y tiempo</i></span></span><span style="color: black;">.
Cuidado del ser. La educación como pastoreo del ser. Estar a la
escucha. Acompañando la aparición de mundos posibles. Ocupándonos
de lo que hay. Que no se enquiste. Que no se endiose. Que no nos
extravíe. Estando abiertos. Estando vivos. </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>Salud</i></span></span><span style="color: black;">.</span></span></p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkvpoErPuY-9POzW1GpnFQShaSqgi1VptFut1hN2QRB0AXCY3n9fIrlxFvaet-XCc840qSNQgJ6qqil5sEU-wC1ylNv1EW7P3TbTr2lrl5-jx0kdlc3inaxS5b22QbBCfygLm5LcqVYoLYoxLAm_vRARJRBalKTnwMdm7JU1o25BtQLexsl2ITch3iFNc/s1171/Sobre%20la%20educaci%C3%B3n%20para%20la%20paz%202.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="879" data-original-width="1171" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkvpoErPuY-9POzW1GpnFQShaSqgi1VptFut1hN2QRB0AXCY3n9fIrlxFvaet-XCc840qSNQgJ6qqil5sEU-wC1ylNv1EW7P3TbTr2lrl5-jx0kdlc3inaxS5b22QbBCfygLm5LcqVYoLYoxLAm_vRARJRBalKTnwMdm7JU1o25BtQLexsl2ITch3iFNc/s320/Sobre%20la%20educaci%C3%B3n%20para%20la%20paz%202.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="font-family: arial;"><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLbLr9fTt-RjfHpfcf1ja26yvdqQZflC57-rRe41HFtx6iPr34zMPqIpch0NVXp4GUxIV3bsFzMd3Ul24itHEWfWkSIQIiDi2MD5Aceep2JTyr3SxngaDf8uCUJtA6kqiqdgS1gDt7YU0vVEHsXc5xat3WOR7B5Numf6n40WzgOd_GvlOWlsVeR1EvfBE/s1171/Sobre%20la%20educaci%C3%B3n%20para%20la%20paz%203.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="879" data-original-width="1171" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLbLr9fTt-RjfHpfcf1ja26yvdqQZflC57-rRe41HFtx6iPr34zMPqIpch0NVXp4GUxIV3bsFzMd3Ul24itHEWfWkSIQIiDi2MD5Aceep2JTyr3SxngaDf8uCUJtA6kqiqdgS1gDt7YU0vVEHsXc5xat3WOR7B5Numf6n40WzgOd_GvlOWlsVeR1EvfBE/s320/Sobre%20la%20educaci%C3%B3n%20para%20la%20paz%203.jpg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiExvYqI3MYwPqgJSp8yF0ahsNfRju3_elGWH8D5zYSX5PinVDMWsMe1t5mVnk5blsNkbQSpgutdRDw7VcGvZlsWdskI3c3bGwl8-hhTjnIdaEH8Me0XENOgEO7hPCOUXJcsNmHlWXLLY5rv4QKulxoq_sbsEPHCmZvXVUhmvWKniO6rcDWq4Nx0TB8-9s/s1171/Sobre%20la%20educaci%C3%B3n%20para%20la%20paz%204.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="879" data-original-width="1171" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiExvYqI3MYwPqgJSp8yF0ahsNfRju3_elGWH8D5zYSX5PinVDMWsMe1t5mVnk5blsNkbQSpgutdRDw7VcGvZlsWdskI3c3bGwl8-hhTjnIdaEH8Me0XENOgEO7hPCOUXJcsNmHlWXLLY5rv4QKulxoq_sbsEPHCmZvXVUhmvWKniO6rcDWq4Nx0TB8-9s/s320/Sobre%20la%20educaci%C3%B3n%20para%20la%20paz%204.jpg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtuVBAuK3K1TOLp5hQ-RocXemsnHmm9NFNdD1MU1oNobTgAoID2ELLw63FFOVuSic7KOcMWLfE5x4MlHI-18YhnXZxsqkDrJAUrJLp7LsMbWB5TlLOCfE4XBivsmM3Od44ImA7dT2g8kTe1qJgPkgnMsEq1XnlvlVkeboIZAg4uGXpK6XcBkt3i6XcqzQ/s1171/Sobre%20la%20educaci%C3%B3n%20para%20la%20paz%205.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="879" data-original-width="1171" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtuVBAuK3K1TOLp5hQ-RocXemsnHmm9NFNdD1MU1oNobTgAoID2ELLw63FFOVuSic7KOcMWLfE5x4MlHI-18YhnXZxsqkDrJAUrJLp7LsMbWB5TlLOCfE4XBivsmM3Od44ImA7dT2g8kTe1qJgPkgnMsEq1XnlvlVkeboIZAg4uGXpK6XcBkt3i6XcqzQ/s320/Sobre%20la%20educaci%C3%B3n%20para%20la%20paz%205.jpg" width="320" /></a></div><br /><span style="color: black;"><br /></span></span><p></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-87612132244376301022023-12-03T19:53:00.003+01:002023-12-03T19:54:25.215+01:00¿Cómo prevenir los conflictos?<p style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;"></span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiH5hwRHwLLVbrbc7XpTlWnI8UDzAlHmhleDYmFiGcfMvqMmUN1WiANFJQ0yG0KSSghLlWHopIzueR7EiZ0riOAbMPF3YNRmnqDsXCc3dyQIrEzL7TZxIRoK23E8tnoC5IMKdpYiLmwdObN931OI6YS-JlpRhdj-l-2atHEMPAuFXsxIoHorvqS1hboZCM/s1115/Personaje%20de%20Hopper%20tomando%20el%20sol%20en%20un%20cuadro%20m%C3%ADo.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="1115" height="215" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiH5hwRHwLLVbrbc7XpTlWnI8UDzAlHmhleDYmFiGcfMvqMmUN1WiANFJQ0yG0KSSghLlWHopIzueR7EiZ0riOAbMPF3YNRmnqDsXCc3dyQIrEzL7TZxIRoK23E8tnoC5IMKdpYiLmwdObN931OI6YS-JlpRhdj-l-2atHEMPAuFXsxIoHorvqS1hboZCM/w400-h215/Personaje%20de%20Hopper%20tomando%20el%20sol%20en%20un%20cuadro%20m%C3%ADo.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cristóbal Toral, <i>Personaje de Hopper tomando el sol en un cuadro mío</i>, 2005-2006 </td></tr></tbody></table><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="color: #242424; font-size: large; text-align: left;">Sobre
los conflictos</b></span></div><p></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Vélez-Málaga 14.2</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>07
de noviembre de 2023, Sociedad “La Peña”, 18:00 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 3.53cm;"><span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>[La
ética] no puede partir de un punto de vista abstracto ajeno a la
historia, o del punto cero de la historia. Más bien tiene que
considerar que la historia humana –también la de la moral y la del
derecho– ha comenzado desde siempre (...) concretada históricamente
en las correspondientes formas de vida.</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 3.53cm;"><span style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">Karl-Otto
Apel</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">Hablemos
de </span><b style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">creatividad</b><span style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">. Nuestras respuestas o acciones son creativas
cuando estamos conectados con lo que hay, con la situación
particular, profundamente, por consiguiente, con el ser que la anima,
que le hacer ser de ese modo, existir. Como diría </span><b style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">Heidegger</b><span style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">,
cuando estamos en la actitud de escucha del ser. Y entonces emerge
una idea, una salida, un objeto... nuevos, inéditos. Es decir que
la creatividad tiene más que ver con nuestra apertura, receptividad
o </span><b style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">disponibilidad interior</b><span style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">, que una inspiración de origen
exterior, del tipo que sea. Aunque me viniese, si no soy capaz de
recibirlo, de qué nos valdría. Nuestra receptividad es lo que
depende de nosotros. Y no digamos cuando hay conflictos, que fue lo
que se plantearon los participantes aquella tarde, en el salón
principal de la </span><i style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">Sociedad Recreativa y Cultural La Peña</i><span style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">, un
grupo menos numeroso que otras veces. Si los conflictos se perpetúan
a menudo, y tanto nos hacen sufrir, herida sobre herida, es muy
posible que sea esta actitud creativa la que nos falte; segada por
una serie de </span><b style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">creencias erróneas</b><span style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">, que los participantes fueron
analizando para nosotros.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Antes,
repasaron algunas de las facetas de su vida, en las que ellos y ellas
se sentían habitualmente más creativos. Esos contextos o momentos
en que somos menos mecánicos, menos rutinarios, menos previsibles.
Por ejemplo, caminando en soledad, o dejando suelta la mano, que
dibuje líneas o manchas en un papel, o escuchando música, que me
vengan continuamente posibles coreografías, o buscando un sitio
tranquilo que me ayuda a pensar de otro modo, o bien, leyendo libros
de historia, como descubro otros modos de ver el presente. Tú puedes
considerarlo también: ¿cuándo sueles ser más creativo, más
creativa, porque estás más receptivo, más receptiva?</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> A
nuestros participantes les interesaba (o les inquietaba) qué son <b>los
conflictos</b>, si pueden prevenirse y cómo prevenirlos. Y, a ello
se aprestaron con bastante vehemencia. Hallar una definición era
importante, pues podía suponer un punto de partida crucial para el
desarrollo del diálogo. Según lo veían, <i>en todos los conflictos
aparece un bien (un objeto material, una idea o un valor) en disputa;
y la disputa se desarrolla porque, acerca de ese bien, llegan a
diferenciarse perspectivas, imágenes o sentimientos que, según lo
viven sus protagonistas, resultan incompatibles. </i>Es decir, que
son realmente las interpretaciones básicas de cada una de las partes
las que entran en conflicto, y no tanto los objetos mismos en
disputa. Esto ya es importante, para darse cuenta de ello. El
siguiente esquema les resultó extremadamente útil y poder encauzar
satisfactoriamente la discusión: las <b>creencias</b> provocan
<b>emociones</b> que conducen a determinadas <b>acciones</b>
incompatibles, tal y como se percibe cuando el conflicto está ya
avanzado. ¿Y qué sucede cuando las creencias de partida son (o
pudieran ser) <b>erróneas</b>? Pues nada, o mucho... el conflicto
irreversible está servido. Esta idea se la debemos a lo que nos han
enseñado <b>Sócrates-Platón</b>. De ahí su actualidad, siempre.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"> Pero
este relator no sería fiel a lo acontecido allí, aquella tarde, si
no dijera que hubo un conflicto actual (y muy preocupante) que estuvo
muy presente en todo momento: el (viejo, que no deja de ser por eso
menos grave) <b>conflicto palestino-israelí</b>, recrudecido (¡y de
qué manera!) estos días de una manera tan dramática. Pero, en
lugar de ponernos directamente a hablar de ello, atrapados por las
emociones desbordadas que podíamos sentir, adoptamos la <b>perspectiva
filosófica</b>: la filosofía trata de principios que funcionan
debajo de las experiencias y que se ven reflejados, por eso, en
variados casos o situaciones. Pues bien, la distinta interpretación
de sus protagonistas, quizás la más básica (piensan nuestros
participantes), pudiera ser ésta: el mismo territorio es visto como
“nuestra tierra y de nuestros antepasados”, o bien, como “la
tierra prometida”. Por tanto, un conflicto, en términos de
<b>Karl-Otto Apel</b>, entre la <b>comunidad real o fáctica</b> y la
<b>comunidad ideal</b>. Pero, <i>¿no debería toda comunidad ideal,
para realizarse, tener en cuenta y valorar y respetar la comunidad
fáctica o existente?</i> ¿Podría ser este error el que está en la
base de este conflicto, desde sus inicios, tras la segunda guerra
mundial? Nuestros participantes continuaron indagando... otras
posibles <b>creencias erróneas</b><b>.</b></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> En
general, los conflictos de cualquier clase pueden deberse a la <i>falta
de respeto </i>por la visión del problema que se ha situado en el
otro. Cualquier forma de<i> anacronismo</i> también puede ser
peligrosa: nos referimos al hecho de olvidar el presente, y querer
justificar el futuro (que todavía no es), a través del pasado (que
ya no es). Además, los <i>intereses inmediatos</i> pueden cegarnos y
llevarnos a malinterpretar lo que sucede, y entrar en la pelea de dos
maneras: los <i>intereses previos</i> de las partes pueden conducir a
errores de percepción, a partir de sesgos interesados, que lleve a
tergiversar la evaluación del presente (y obstaculizar la búsqueda
de lo mejor en cada caso); y además, incluso, puede haber ocasiones
en que pueden convivir intereses que quieran usar los conflictos para
su <i>beneficio propio</i>. Por último, según el análisis de
nuestros participantes (lo que fue posible ese día),
individualmente, también pueden darse creencias erróneas: por
ejemplo, las que están detrás de las personas que muestran un<i>
perfil dominador</i>; por ejemplo, necesitan dominar a otros para
sentirse fuertes ellos mismos; sin duda, una falta de desarrollo
interior.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;">
Y no hay que olvidar estos dos principios erróneos, que suelen
olvidarse en este tipo de situaciones humanas de conflicto dañino e
irresoluble (en sí mismo, el conflicto puede ser muy productivo, si
se encauza adecuadamente): 1) el denominado <b>imperativo técnico</b>,
es decir, que si algo puedo hacerlo, tengo que hacerlo, perdiéndose
de nuevo la conciencia de si es lo mejor en este caso y situación;
2) y el principio que podíamos denominar <b>acción-reacción ciego</b>,
lo que lleva habitualmente a una escalada, cada vez mayor y
peligrosa, del conflicto, una espiral de violencia, tan frecuente, a
la que nos conduce la “lógica” de la guerra. Así pues, ¿qué
es lo que precisamos en un conflicto para que no se convierta en
irreversible, peligroso o dañino? Parar y tomar conciencia, tomar
distancia de lo inmediato, mirar juntos dónde estamos y qué es lo
que queremos, que sea lo mejor para todas las partes. No dejarse
arrastrar. No ser pasivos, sí, porque ser pasivos es dejarse
arrastrar por el conflicto mismo, continuar como hasta ahora. Por lo
tanto, mejor <i>ser activos, parar y ser conscientes</i>. Lo otro
viene sólo, pero esto necesita de nosotros. Estar abiertos. Estar
atentos, disponibles, a la escucha de lo que hay. ¡Cuántas veces
hacemos en estos casos de conflicto lo que siempre se hace! Por eso,
¡<b>seamos creativos</b>! ¿No falta de esto, en tantos conflictos
que se han enquistado? Mirar de otro modo para ver... la nueva
posibilidad.</span></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-7927204139355778512023-11-19T16:59:00.001+01:002023-11-19T16:59:07.540+01:00¿Todo es perdonable?<p style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; font-size: 13pt; font-weight: bold; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrJQr9nIwvDPmo-ItW3aoLLpwd5i4WndRZo7G-AyE87UKIuOj1Nmk0DReMda-IzSFj-dIRi4THCqrzXq_nL1UHNJNIYnQVxQ72O1kJ0zkjz69pRIzJX4GETMgPi3cc1RgXeM_zJhOnbMswewdY8BarBZSqV3kbX7aWb64jjfJl7NPW8i5IBGFluqGvqhg/s1600/Sobre%20el%20perd%C3%B3n%201.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrJQr9nIwvDPmo-ItW3aoLLpwd5i4WndRZo7G-AyE87UKIuOj1Nmk0DReMda-IzSFj-dIRi4THCqrzXq_nL1UHNJNIYnQVxQ72O1kJ0zkjz69pRIzJX4GETMgPi3cc1RgXeM_zJhOnbMswewdY8BarBZSqV3kbX7aWb64jjfJl7NPW8i5IBGFluqGvqhg/w400-h300/Sobre%20el%20perd%C3%B3n%201.jpg" width="400" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"><b style="font-size: 13pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Sobre
el perdón</span></b></div><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Torre del Mar 3.1</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>19
de octubre de 2023, Taberna El Oasis, 18:00 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.01cm;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>La
comprensión es observar sin condenar. La comprensión produce
entendimiento porque no hay condena ni identificación, sino
observación silenciosa.(...) En esta observación, por lo tanto,
hay completa comunión: el observador y lo observado están en
comunión completa. Esto ocurre cuando estáis profundamente
interesados en algo.</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.01cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Jiddu
Krishnamurti</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><b style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">¿Todo
es perdonable?</span></b></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: left;">Estamos
en Torre del Mar, en la Taberna El Oasis, y volvemos a preguntarnos
por la tecnología. Una creación nuestra que, como todas, interactúa
con nosotros. Y esa interacción ha de ser muy consciente, de lo
contrario, en lugar de estar a nuestro servicio, como medio que es,
puede pasar (o está ya pasando) lo opuesto, que seamos nosotros los
que estemos a su servicio. Una forma moderna de esclavitud. En
general la relación que tenemos con la tecnología (con las nuevas
tecnologías, pues no paran de brotar como en una almáciga en la que
hemos plantado hace siglos unas determinadas semillas...), decimos,
nuestra relación con las tecnologías galopa sobre una percepción
ambivalente (dependerán los efectos de su uso, se dice), pero en
general, la población es consciente de cómo moldea nuestras vidas.
Hay una intuición social de su trascendencia. Tanto es así que,
tocada esta cuestión al inicio del diálogo, al grupo le fue difícil
desprenderse de ella. Casi todas las temáticas propuestas aquella
tarde, en la que acudieron participantes que rebosaban nuestra sala,
giraron alrededor de la tecnología: la política, la existencia, la
esclavitud, las guerras, el poder, se vieron ligadas a la tecnología,
mediante la conjunción copulativa “y”. Por suerte, se abrió
paso el perdón... queremos decir, la temática del perdón. Pero eso
vino después. Antes, cada uno de los participantes expresó su
</span><i style="text-align: left;">extrañeza</i><span style="text-align: left;"> con la tecnología, que es el comienzo de la
filosofía, mirar lo que hay como si lo viéramos por primera vez.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> La
tecnología de Internet, a veces, me supera; la posibilidad de
comunicarnos tan fácilmente con los teléfonos móviles me quita
libertad; veo que se evalúan las tecnologías después de haber sido
implantadas; he tenido que adaptar mi forma de enseñar a las nuevas
tecnologías; mi relaciones personales han cambiado; me siento más
controlada, pues mi información personal está <i>on line</i>; me
causan estrés los medios de comunicación; han simplificado mi
trabajo; mi movilidad ha cambiado; una bici me cambió la vida;
Internet facilita mis gestiones; la información está disponible;
tanta inmediatez me molesta, que tenga que responder tan rápido a
una llamada; el móvil te acerca las personas que están lejos, pero
te aleja de las personas que están cerca; los problemas de adicción
cambian la vida de las familias; sé que sería otra persona sin la
tecnología; me he visto obligada a tener una página web propia; la
fotografía en línea te acerca lugares para pintarlos... fueron
algunos de los testimonios de los participantes y, en todos puedes,
querido lector o lectora, entrever un riesgo que tendríamos que
evaluar juntos.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Muchas
cosas están pasando a nuestro alrededor, y quizás haya mucho que
perdonar. O no. Quizás existan acciones imperdonables. Sobre esto
quiso reflexionar el grupo reunido allí, en la taberna El Oasis, y
así nos sentíamos, como su nombre indica, en un oasis en que
podíamos dialogar juntos. Veremos qué pasa con el perdón. O qué
pasa con nosotros. Lo que estaba claro, antes de comenzar, era que el
grupo quería alejarse de la visión judeocristiana del perdón
ligado a la culpa, y de la compasión mal entendida. Si perdono a
alguien, no le hago ningún favor. Quizás me lo haga a mí mismo.
Pero antes de preguntarnos:<i> ¿todo es perdonable?,</i> quizás
tendríamos que empezar por saber ¿<i>qué es perdonar? </i>De
manera que, antes de hablar de las condiciones del perdón, habría
que tener claro sus ingredientes. Y a eso se aprestaron rápidamente.
Pero, ¿no son lo mismo, en el fondo, los ingredientes y las
condiciones de una cosa? Veremos...</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> ¿Olvidar
es perdonar? Parece que no... algunos dicen que perdonan pero no
olvidan, o viceversa. ¿De qué olvido hablamos? ¿Hablamos de
olvidar o hablamos de otra cosa? Y comienzan los participantes a
decir que <i>perdonar es comprender</i>. Una comprensión profunda de
lo que ha sucedido, sus causas, su rigen, sus motivaciones, el
conocimiento o el desconocimiento de la situación de que partían
los actores implicados. Fuera la noción de culpa, tan dañina.
Mejor: hacerse uno cargo, responsabilizarse, cuidar. Y cuando se
comprende, se perdona, y uno se libera y el otro se libera. Queda
borrado todo resentimiento y toda culpa. Pero esto no sucede
inmediatamente, sino que necesita un proceso, que posee sus fases:
después de la <i>reacción condicionada</i>, automática, del
resentimiento o la culpa, si no huimos, si no atacamos, si no nos
encerramos, viene la distancia. El <i>tomar distancia: </i>soy capaz
de adoptar otra perspectiva, mirar desde otro sitio, más elevado, no
atrapado por la circunstancia. Observar y nada más. Más tarde,
puede venir el <i>entender lo que ha pasado</i>, por qué ha pasado,
ponerme en el lugar del otro, ver la situación como él la ve (esto
es posible, dicen nuestros participantes, si hay una buena
disposición, desde el principio hasta el final del proceso). Luego,
es posible que sea capaz de empezar a <i>ver al otro como soy yo</i>,
que busca lo que busco yo, básicamente, vivir bien.<i> </i>Y, si me
abro a saber del otro, si obtengo más información de la situación,
puedo comenzar a <i>aceptar o asumir lo ocurrido</i> (que no es
justificarlo en sus consecuencias o el daño) y quizás el camino del
perdón pueda quedar más despejado.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Pero,
¿el perdón solamente viaja en una dirección? ¿Del que perdona al
perdonado? ¿Es posible que constituya una necesidad por ambos lados?
¿Que el perdón sea bidireccional, pero que no siempre se encuentren
ambas direcciones? Nos dicen los participantes: <i>ambas partes viven
mal</i>. Nadie vive bien, si no se perdonan, cada uno su parte, el
error del otro, cada uno a sí mismo. ¡Nadie vive bien! Esto lo
hemos experimentado todos, alguna vez, de un modo más pasajero o de
un modo más continuado. El resentimiento puede durar toda la vida...
y se vive muy mal, pero que muy mal, quizás sin darse uno mucha
cuenta del porqué. Esto es muy reconocible en las relaciones más
cercanas: entre padres e hijos, entre los que eran buenos amigos...
Por eso, estas situaciones necesitan un <i>trabajo personal</i> por
ambos lados. Arriba se han sugerido algunos aspectos del camino.
Finalmente, el grupo indagó si puede hablarse de perdón en el
ámbito más general de la sociedad o las sociedades. Y sí, se puede
hablar y puede que el proceso sea el mismo... Recordad con Ortega y
Gasset que si no ayudo a <i>salvar mi circunstancia </i>(social o
histórica), tampoco me salvo yo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: black;"> Y
nos quedaba pendiente la segunda pregunta: </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>¿puede
haber algo que sea imperdonable?</i></span></span><span style="color: black;">
Pero ya llevábamos mucho tiempo dialogando... y no queremos
alargarnos. Así que el moderador del encuentro se limitó a realizar
una rápida encuesta. El trabajo principal ya estaba hecho: sabíamos
qué era perdonar, (en el fondo) un </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>acto
de amor, que nos unifica dentro y fuera de nosotros</i></span></span><span style="color: black;">.
El grupo había madurado. Así pues: ¿hay algo que sea realmente
imperdonable? Y la inmensa mayoría respondió: que no. Cuanto más
comprensión y autocomprensión, más capacidad de perdonar y de
sentirme perdonado (que esto no es siempre fácil). Entonces, puede
abrirse un nuevo amanecer. Salud.</span></span></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8cgc3mO_sQ9ylu9XG1ZgZhyphenhyphenoL7vZ9iqUxMLaZLdhn2mVFccdJvlI4m9U_k5eKkZX_3Mba79n6rMmnnXYd8IHD5mGbRMCrfMlm4sG7h4kqXlcAlx5uCHKewxZA8Xs-V72lcfQkXWZZi_D66ucVAkBpg_ZltCSFVwHGQ8C4nFRrjZ9c6aUUmumIFg41R_g/s1600/Sobre%20el%20perd%C3%B3n%202.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8cgc3mO_sQ9ylu9XG1ZgZhyphenhyphenoL7vZ9iqUxMLaZLdhn2mVFccdJvlI4m9U_k5eKkZX_3Mba79n6rMmnnXYd8IHD5mGbRMCrfMlm4sG7h4kqXlcAlx5uCHKewxZA8Xs-V72lcfQkXWZZi_D66ucVAkBpg_ZltCSFVwHGQ8C4nFRrjZ9c6aUUmumIFg41R_g/s320/Sobre%20el%20perd%C3%B3n%202.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="font-family: arial;"><br /><span style="color: black;"><br /></span></span><p></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-13207614731602408522023-11-05T18:23:00.002+01:002023-11-12T09:05:01.769+01:00¿Por qué mentimos?<p style="text-align: center;"> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxuAu8TSQwNQG8WVSIr8_WsGe_8HVgJKCh09A-0lcX5NGcxx62Yz8jPfQZ2N3t0PJsGyVZhWc02Eor2Sz2DCxbxLOSXjgHv-W5eUWB9R_JA_znD_bmfjAwzNmq5DP3eO1ivtEp0uFOdW5XyznazI-Hkc6URiiHcqONxV0TV09JYzxlr3iORpTMWeH9T64/s1920/La%20mentira%201.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1920" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxuAu8TSQwNQG8WVSIr8_WsGe_8HVgJKCh09A-0lcX5NGcxx62Yz8jPfQZ2N3t0PJsGyVZhWc02Eor2Sz2DCxbxLOSXjgHv-W5eUWB9R_JA_znD_bmfjAwzNmq5DP3eO1ivtEp0uFOdW5XyznazI-Hkc6URiiHcqONxV0TV09JYzxlr3iORpTMWeH9T64/w400-h225/La%20mentira%201.jpg" width="400" /></a></p><br /><b style="font-size: large;"><span style="font-family: arial;">Sobre
la mentira</span></b><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Castro del Río 7.1</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>06
de octubre de 2023, Peña Flamenca Castreña, 18:00 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 2.5cm;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Sea
por ejemplo, la pregunta siguiente: ¿me es lícito, cuando me hallo
apurado, hacer una promesa con el propósito de no cumplirla? Para
resolver de la manera más breve, y sin engaño alguno la pregunta...
me bastará preguntarme a mí mismo: ¿me daría yo por satisfecho si
mi máxima (salir de apuros por medio de una promesa mentirosa)
debiese valer como ley universal para mí como para los demás?
¿Podría yo decirme a mí mismo: cada cual puede hacer una promesa
falsa cuando se halla en un apuro del que no puede salir de otro
modo? Y bien pronto me convenzo de que, si bien puedo querer la
mentira, no puedo querer, empero, una ley universal de mentir, pues
según esta ley, no habría propiamente ninguna promesa, porque sería
vano fingir a otros mi voluntad respecto de mis futuras acciones,
pues no creerían en mi fingimiento, o si, por precipitación lo
hicieran, pagaríanme con la misma moneda; por lo tanto, mi máxima,
tan pronto como se tornase ley universal, se destruiría a sí
misma".</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 2.5cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Immanuel
Kant</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><b style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">¿Por
qué mentimos?</span></b></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;">A
ver, estamos rodeados de tecnología. Y la aceptamos como algo que ya
forma parte de nuestra vida. No nos podríamos imaginar sin
tecnología. Esto es lo propio del hombre moderno, tipo occidental.
Porque técnicas siempre ha habido, el ser humano es un ser con la
capacidad técnica de transformar su entorno, no solamente adaptarse
a él, pasivamente. Pero la tecnología es otra cosa: es técnica más
ciencia. Y mucho mayor su alcance y sus consecuencias. Porque la
tecnología no sólo transforma el entorno, que ya es bastante
(miremos a nuestro alrededor), sino que nos transforma a nosotros
mismos y nuestras vidas. Estamos tomando consciencia de ello desde
mediados del siglo pasado. De ser la ecnología, como debería, un
medio para los fines que nos propusiéramos (mejor entre todos), ha
pasado a convertirse en un <i>fin en sí mismo</i>, y nosotros un
medio para el desarrollo de las tecnologías. No están a nuestro
servicio, sino que nosotros estamos a su servicio. Esto ya parece
claro, a estas alturas.</span></p><p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: arial;"> Así
notamos (y nuestros participantes lo anotaron, en este primer diálogo
filosófico de la temporada en Castro del Río) que muchas veces
<i>somos nosotros los
que tenemos que adaptarnos a una determinada tecnología</i>:
así, me siento más controlado, soy un número; me impide pensar;
interfiere en mis relaciones; tuve que abandonar mis estudios porque
no podía seguirlos, al ser <i>on
line</i>;
ha provocado éxodo social y laboral; ha cambiado mi modo de
comunicarme; me he sentido más controlado en mi empresa; estuve
enferma, intenté aclararme con internet y me confundía más que me
aclaraba; la banca <i>on
line</i>
me aleja de mi dinero y excluye a muchas personas, porque ahora son
más bien usuarios que personas; las nuevas tecnologías producen
adicción. ¿Nos estaremos engañando a nosotros mismos con nuestra
veneración actual por las tecnologías, pensando que nos dan, cuando
en realidad nos quitan? Sin duda, necesitamos una reflexión social,
y en serio. sobre la tecnología.</span></p><p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: arial;"> Después
de este preámbulo, el encuentro abordó directamente la mentira.
Cualquier mentira. <i>¿Por
qué mentimos?</i>
Pero, lo primero, distinguir entre <i>verdad
y mentira</i>.
Cuando mentimos afirmamos o manifestamos algo contrario a lo que
sabemos, creemos o pensamos, dice la RAE. Pero la verdad es otra
cosa, está más allá de nosotros porque la verdad <i>es</i>
a pesar de nosotros, y la buscamos denodadamente, la realidad. Pues
bien, los participantes quisieron distinguir distintos <i>tipos
de mentira</i>,
con sus <i>restricciones
propias</i>.</span></p><p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: arial;"> La
(llamada) <i>mentira
piadosa</i>.
Una mentira, dicen, para no hacer sufrir al otro. Con muy buena
intención, pero, ¿puede ser contraproducente a la larga? Por
ejemplo, una persona enferma, con un pronóstico terminal, si quiere
saberlo, ¿no debería saberlo? Una persona que ha sido adoptada por
sus padres, ¿no debería conocer la verdad? ¿No hacemos un mal a
los demás y a nosotros mismos evitando la verdad? Luego está el
modo de comunicarla, que es muy importante: el momento adecuado,
adecuado a la situación vital y emocional de la persona afectada.
Para esto, sí hace falta la piedad, pero no para ocultar la verdad a
sabiendas o mentir.</span></p><p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: arial;"> La<i>
mentira interesada</i>.
¿Es lícito mentir para satisfacer un interés u obtener un
beneficio? Sucede mucho. Y mueve mucho... en las empresas, en la
política, en la mercadotecnia, con los bancos, con las aseguradoras,
etc. ¿Por qué no lo iban a hacer los individuos en sus relaciones?
¿O fue al revés, primero los individuos y luego las corporaciones?
En todo caso, si mentimos de esta manera, es necesario prever las
consecuencias, evitar los daños y, sobre todo, reflexionar: <i>¿es
necesario mentir para satisfacer un interés propio?</i>
Puede que, en el fondo y a la larga, sea más “productivo” ser
sinceros y mostrarse como realmente somos... Imaginad un político o
una empresa que esto lo pusiera por bandera y lo llevara a cabo en la
práctica... “Vendería” más que nadie. Esto sí que sería un
auténtica innovación en el mercado. Y vaya si lo buscamos.</span></p><p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: arial;"> La
<i>mentira por
superviviencia</i>.
Se dan situaciones en la vida en las que mentir parece una opción
válida, si está en juego algo valioso, como la vida o la libertad.
Aunque jure que no mentirá, nadie se escandaliza si un acusado
mienta. Pero aquí puede haber una necesidad insoslayable, quizás.
Cuando sucede en una situación “a vida o muerte”, pero no cuando
se convierte en norma o en una forma de vida. No si uno se engaña a
sí mismo. O bien, si la situación no es, en realidad, tan
desesperante o crucial.</span></p><p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: arial;"> En
fin, que nuestros participantes estuvieron un largo rato analizando
algunos de los casos de mentira y sus circunstancias. E iban quedando
satisfechos. Pero, el moderador, que tiene algo de aguafiestas o
moscardón socrático, pregunta: <i>¿la
mentira es justificable en sí misma?</i>
Y expuso el caso que plantea Immanuel Kant: si alguien, cuya vida
está en peligro de muerte, se esconde en nuestra casa y el
perseguidor nos pregunta, ¿hemos de ocultar que está escondido en
nuestra casa y mentir? Y todos los participantes, ellos y ellas,
dijeron que sí... y que se fuera a tomar el viento el referido Kant.
Pero mirad (éste se defendía), si esta norma de “mentir cuando
convenga” la extendemos universalemente (es decir, que todo el
mundo debería hacerlo cuando lo considere necesario) esa misma norma
o máxima de acción, nadie creería a nadie y se destruiría la
posibilidad misma de la convivencia. Pero nada, que no estaban de
acuerdo... y con razón. En ocasiones la ética kantiana es
excesivamente rigorista y se sitúa fuera del contexto vital
particular. El contexto y las circunstancias en que está inscrito un
acto moral es muy relevante para emitir un juicio o deliberar qué
debemos hacer. Y cada caso es único e irreductible. ¿Puede un juez
aplicar una ley a un caso de un manera ciega o general, desconociendo
las circunstancias particulares de dicho caso? De hecho no lo hace...
por eso las sentencias se acompañan atenuantes y agravantes.</span></p><p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
</p><p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: arial;"> ¿Cómo
salir de este embrollo? El grupo determina como clave para juzgar una
mentira, su valor o idoneidad, el que <i>no
conlleve un autoengaño del propio agente de la acción</i>.
Si yo soy plenamente <i>consciente
de mí y de la situación</i>,
y existe una <i>suficiente
transparencia en mi interior</i>
para poder <i>juzgar
con objetividad</i>
lo exterior, y no miento como un hábito, sino que tomo <i>la
mejor decisión de que soy capaz,</i>
en cada caso, y <i>decido
conscientemente</i>
mentir o no mentir, entonces, mi acción sería adecuada. ¿Qué te
parece esta conclusión? En los subrayados estarían las claves, lo
que ha de ser trabajado personalmente. Tú decides, pero no te
mientas a ti mismo. Que sepas lo que estás haciendo en cada momento
y por qué. Y la pregunta fundamental, que nunca debo olvidar: <i>¿de
verdad, es necesario que yo mienta en este caso?</i>
Kant sigue vivo y coleando. Vale.</span></p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj960ouOr_UsQo-3ub0pmuf8W3Qi_VuLMwDXqW9JbOZxfNAjhT4mxeAKyEcFxtiVHjd0N8CMiR2GP2HjHu1AKvBdT04soQhJbaYpJGkhepCFoibQ3Ckj5ADbQdmBrbMeS91dti0AHqks6qJlYsAOtTsJGvCwITRc7X49FwD6e6vpUAKAp9mRd76RAHE_fc/s1920/La%20mentira%202.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1920" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj960ouOr_UsQo-3ub0pmuf8W3Qi_VuLMwDXqW9JbOZxfNAjhT4mxeAKyEcFxtiVHjd0N8CMiR2GP2HjHu1AKvBdT04soQhJbaYpJGkhepCFoibQ3Ckj5ADbQdmBrbMeS91dti0AHqks6qJlYsAOtTsJGvCwITRc7X49FwD6e6vpUAKAp9mRd76RAHE_fc/s320/La%20mentira%202.jpg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIrRPDs23gH9AB-lFQ0-o6jfOEVyVcJc5bLBue_9ntUV0lctmMTP37ChyCUG-M-ahAxTinVZwhe86kjlnpKgPDbIjXy7VReUtqvf8jpIORX5Z0-s7iBHmsznJolbXiEPYtDb1X2wK5X7w15XaW8je17ms67DrgQPWzTH54bon6FShfgW8QksfDbff_pJw/s1920/La%20mentira%203.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1920" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIrRPDs23gH9AB-lFQ0-o6jfOEVyVcJc5bLBue_9ntUV0lctmMTP37ChyCUG-M-ahAxTinVZwhe86kjlnpKgPDbIjXy7VReUtqvf8jpIORX5Z0-s7iBHmsznJolbXiEPYtDb1X2wK5X7w15XaW8je17ms67DrgQPWzTH54bon6FShfgW8QksfDbff_pJw/s320/La%20mentira%203.jpg" width="320" /></a></div><br /><span style="color: black; font-family: arial;"><br /></span><p></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-40371397130951222702023-11-04T18:16:00.003+01:002023-11-04T18:17:20.709+01:00¿Por qué somos tan susceptibles?<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQA_B8-wlljeh8CtB3dDuuohtp-IIsyl5W7PVBgWO4-FLUze-kL6GoKv2n-WwswYMaa890FWKiRb8ZmZr0HQw9XDPuLuUnkNG0ZoW20ibKa_dVpVsmKfKSdl46DNpkDdimDTcRy_cUavxH5WtjmkpadukiUe8noE_Unpihte3nZkPLMiI28HDf-oZDbkw/s1600/Susceptibilidades%201.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQA_B8-wlljeh8CtB3dDuuohtp-IIsyl5W7PVBgWO4-FLUze-kL6GoKv2n-WwswYMaa890FWKiRb8ZmZr0HQw9XDPuLuUnkNG0ZoW20ibKa_dVpVsmKfKSdl46DNpkDdimDTcRy_cUavxH5WtjmkpadukiUe8noE_Unpihte3nZkPLMiI28HDf-oZDbkw/w300-h400/Susceptibilidades%201.jpg" width="300" /></a></div><p> <br /><b style="color: #242424; font-size: large;"><span style="font-family: arial;">Sobre
nuestras susceptibilidades</span></b></p><p></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Vélez-Málaga 14.1</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>03
de octubre de 2023, Sociedad “La Peña”, 18:00 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 3.54cm;"><span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Admiro
a las personas que son como yo quiero llegar a ser, pero a la vez,
estoy rechazando a las personas que son lo opuesto de lo que quiero
llegar a ser (…) Cuando yo siento una reacción de oposición
activa, de rechazo contra algo o contra alguien o contra un defecto,
esto está indicando que este defecto también está presente en mí
y lo estoy reprimiendo.</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 3.54cm;"><span style="color: #242424; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Antonio
Blay</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><b>¿Por
qué somos tan susceptibles?</b></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #242424; text-align: left;">Comenzamos
nuestro primer encuentro de la temporada en Vélez-Málaga, dentro de
un proyecto renovado: </span><i style="color: #242424; text-align: left;">Ágora de Filosofía practicada</i><span style="color: #242424; text-align: left;">.
En esta ocasión, se trató de </span><i style="color: #242424; text-align: left;">nuestras susceptibilidades</i><span style="color: #242424; text-align: left;">,
que al parecer son muchas hoy en día. Nos hemos vuelto, nos parece,
muy susceptibles; que no es lo mismo que ser sensibles. Y sucede
tanto a los individuos como a la sociedad en general, por lo menos,
la que nos rodea. La sociedad de la </span><i style="color: #242424; text-align: left;">hipersensibilidad</i><span style="color: #242424; text-align: left;">
y de lo </span><i style="color: #242424; text-align: left;">políticamente correcto</i><span style="color: #242424; text-align: left;">
(otra manera de acercarnos al mismo fenómeno que preocupó aquella
tarde de martes a los asistentes). Como una participante expresó con
vehemencia, nos sentimos muchas veces inseguros, por miedo nos
callamos o nos autocensuramos, no vaya a ser que alguien se moleste,
no vaya a ser que se diga algo inconveniente, no vaya a ser que yo
atente, sin querer, contra algo o alguien... Y ahí está situada la
cosa, de manera que ya no distinguimos entre lo hecho o lo dicho y </span><i style="color: #242424; text-align: left;">la
intención que lo anima</i><span style="color: #242424; text-align: left;">, y esto,
como sabemos por lo menos desde Kant, es necesario considerarlo para
poder juzgar un determinado acto moral.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"> Pero
dejemos que el relato de lo que aconteció aquella tarde, allí, en
la <i>Sociedad “La Peña”</i>,
se cuente con su propio orden. Lo primero que se hizo fue dar la
bienvenida a las personas interesadas en estos encuentros
filosóficos, que son ya muchas, las que se han ido sumando a lo
largo de estos trece años de filosofía practicada. Y se recordó su
naturaleza y las reglas básicas del encuentro. Y se planteó, como
de costumbre, la cuestión de inicio, autorreflexiva. Puesto que es
fundamental para vivir bien cómo nos relacionamos con nosotros
mismos, hay que desarrollar la <i>autoafirmación</i>
(no ya la autocrítica o la recriminación hacia nosotros mismos, que
suele ser frecuente), pero no como un deseo o una huida de algo.
Pregunta el moderador: <i>¿cuándo ha sido la última vez en
que nos hemos sentido orgullosos, satisfechos de nosotros mismos?</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Y
los participantes, ellos y ellas, desgranaron para nosotros sus
experiencias: en lugar de discutir, dejar que mis hijos reflexionen
por sí mismos; he sido capaz de reiniciar una peña que existió en
otra época; logré convencer a mi hermano para que saliera a la
feria y se lo pasó muy bien; me siento muy bien conmigo misma al
acabar mi trabajo cada día; he sido capaz de venir hoy aquí y
hablar en público; me atreví a decir lo que pensaba y todo fue muy
bien; he iniciado una colección diferente de libros; le di a mi hijo
un dinero que necesitaba; hacer cada día al acostarme examen de
conciencia; me robaron mi viejo móvil y me alegré; junto con otras
personas mayores hemos leído un cuento a unos niños; me sentí
ofendida, pero no me disgusté y hablé con esa persona; contemplar
la arboleda debajo de mi casa; ayudé a un amigo que lo estaba
pasando mal; he sabido cuándo debía callarme; fui capaz de grabar
un vídeo de presentación de mi nueva web; he visto a mis amigos muy
bien en mi casa; he podido repetir y comprender una práctica de un
curso que había realizado; una señora se desmayó y logré
sujetarla antes de que se diera contra el suelo... Y ahora es tu
turno.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Y
comenzamos con el diálogo propiamente dicho: <i>¿vivimos en
una sociedad donde predominan las personas hipersensibles?</i>
Y las discrepancias iniciales a la pregunta mostraron poco a poco un
malentendido de base: era necesario distinguir entre <i>sensibilidad</i>
y <i>susceptibilidad</i>,
entre la <i>empatía</i> y la
<i>reactividad</i>. Por un
lado, sentir como propio lo que sienten los demás y, por otro lado,
la reacción automática o subconsciente en nosotros respecto a lo
que hacen o dicen o piensan los demás. ¡Y de esto último estábamos
hablando! <i>La sensibilidad es necesario mostrarla para hacer
de este mundo un lugar mejor, pero la susceptibilidad supone una
carencia en la persona que la siente (o mejor, la padece) y necesita
de un trabajo consigo misma, con o sin ayuda.</i>
Pero veamos todo a su tiempo, porque a esta conclusión se llegó
después de un análisis del grupo, acerca de los factores que nos
vuelven tan susceptibles. Vamos a seguirlos en sus pesquisas
sociológicas y psicológicas, pues fueron cercando el fenómeno
desde lo exterior y desde lo interior.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Muchas
veces somos más o menos susceptibles dependiendo del estado interior
de la persona, <i>si se siente bien o mal consigo misma</i>.
Esto es el fondo de tantos malentendidos y disgustos que nos
acontecen, por ejemplo, en la redes sociales de internet. No es lo
que leo que se dice, sino, como diría Epicteto si viviera esta
época, <i>cómo me tomo yo lo que estoy leyendo</i>
que ha sido escrito por otro. Y esto está gobernado por mi estado
interior que ya estaba previamente en mí. Por eso, es tan importante
<b>pararme a pensar mi
respuesta,</b> pensar con
cautela lo que escribo, si lo pienso de verdad o es consecuencia de
mi estado emocional (que siempre es pasajero), y no simplemente
limitarme a reaccionar. Unos segundos de dilación en la respuesta es
suficiente en bastantes ocasiones.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Muchas
veces pretendemos enfatizar <i>los derechos de las minorías </i>y
eso está bien, sobre todo cuando es necesario, porque preceden
olvidos, discriminaciones o maltratos. Pero es importante ser
conscientes de cómo llevarlo a cabo adecuadamente. Es importante
considerar cómo se definen y se defienden los derechos y la
singularidad de la minoría en cuestión, sin por ello poner en la
penumbra a otras minorías o a las mayorías (si las hay). El
<b>desconocimiento mutuo</b>
suele ser muy nocivo, pues produce interpretaciones sesgadas que
llevan a emitir juicios, o bien, a producir reacciones que no
satisfacen en absoluto al otro; que conducen a no sentirse
reconocidos por las manifestaciones del otro. El principio, aquí
sería: quien sufre, sufre por algo, una causa o necesidad no
cubierta, que los implicados deberían comunicarse y ser capaces de
comprender mutuamente.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Muchas
veces <i>los medios de comunicación</i>,
de todo tipo, no <i>buscan</i>
el bien y la verdad, o lo intentan más bien poco, y se vuelven
tóxicos, sesgados, subjetivos, interesados... Y se sobre-dimensiona
lo escandaloso, lo morboso, lo que puede vender más (que a la vez
contribuye a (mal)educar a la sociedad en esta dirección), se busca
lo que puede diferenciarle de otros medios, satisfacer a sus
respectivas parroquias, que esperan oír lo que quieren oír y las
personas no investigan por sí mismas, etc. Y se olvida el cuidado
que un buen profesional del periodismo, por ejemplo, nunca debe dejar
de lado:<b> no confundir
entre información e interpretación o juicio</b>.
Si nos fijamos, lo que predomina muchas veces no es la información o
el análisis objetivo (en lo posible), sino más bien los juicios de
valor y las opiniones, que se presentan como si fueran un saber. Esto
molestaría mucho a Platón: el saber no se puede confundir con la
opinión, <i>el saber es una opinión fundada en buenas
razones</i>, y ésta es la clave,
que suele olvidarse a menudo. Y esto también sucede en la política,
por desgracia. Si alimentamos la polarización, no nos extrañemos
del conflicto constante entre susceptibilidades.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Muchas
veces la reacción susceptible se ha producido porque <i>la
situación ha tocado algo no desarrollado, o reprimido, de la
persona, </i>y reaccionamos, porque
no sabemos responder de otra manera. Ésta puede ser la base
psicológica de la susceptibilidad, y la susceptibilidad sería su
efecto resultante. Precisamente, como señala el sabio Antonio Blay,
eso que me altera, que me saca de mí, eso que produce dentro de mí
una protesta, es <b>una
posibilidad de conocerme mejor</b>.
Los demás me ayudan a conocerme mejor, más todavía los que no
están de acuerdo conmigo o son (o creo que son) diferentes; hasta mi
mayor enemigo puede mostrarme una faceta de mí que yo desconocía.
Algo a trabajar, algo a desarrollar. Y cuando esto lo practico
(<i>observar por qué en mi interior se está removiendo algo
y qué se está removiendo</i>) dejo
de ser tan susceptible o reactivo y empiezo a relacionarme mejor
conmigo mismo y con los demás.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> En
definitiva, seríamos menos susceptibles, si aprendemos a dejar de
confundir sensibilidad y susceptibilidad, mi derecho a expresarme y
la impulsividad inconsciente, lo que se debe a mí y a mis cosas y lo
que realmente viene del otro, la información o los datos y los
juicios o la interpretación, si aprendemos a no interpretar las
situaciones humanas de un modo simplista o reductivo, sólo desde un
punto de vista, el mío, parándonos a pensar, a reflexionar, en
definitiva, mirarme yo antes de mirar a los demás y verme a mí en
los demás, que son básicamente como yo y buscan básicamente lo
mismo que yo, vivir y no solamente sobrevivir. Es posible que, de
esta manera, fuéramos poco a poco menos susceptibles y más nosotros
mismos y que pudiéramos vivir de un modo más auténtico nuestra
realidad. Precisamente, éstas son capacidades que ayuda a
desarrollar la práctica de la filosofía. Y eso hacemos juntos aquí.
Salud.</span></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFdIroVso4i_jtvtym8nhfSNqJhyphenhyphenz_SLtHyYLfasmD_LoC7FsAKn5GJj5c8RUh4Hge5cZvN_s3-XukLwXhmFAGJFoUeEUDTyMMqPBnwp-nsHEX8rxF5sIJWMA44jpDLXuUneSR3Ph0400hUr1Mdsk758pdMA5j-c1gaZ6oX-3fuXpZrOZxzl6_QkH-CUo/s1600/Susceptibilidades%202.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFdIroVso4i_jtvtym8nhfSNqJhyphenhyphenz_SLtHyYLfasmD_LoC7FsAKn5GJj5c8RUh4Hge5cZvN_s3-XukLwXhmFAGJFoUeEUDTyMMqPBnwp-nsHEX8rxF5sIJWMA44jpDLXuUneSR3Ph0400hUr1Mdsk758pdMA5j-c1gaZ6oX-3fuXpZrOZxzl6_QkH-CUo/s320/Susceptibilidades%202.jpg" width="240" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrAMMIk7MCjRqvL0h1jqTU_lGu2Pt9OxfgN3VL1OkWDG9QPKvnCeUih07_YGCSWsHNJHoT90lOEtESAyF56CjZqXIylvWNFDf_S6BGc_iGPLe0Ze_KL7_D9UylrNn17bMZu9RZ2QsmDiNyjYknyerH324mPIUKd5eD8GyP7hN3_XEXWFwjrjEL2eriCBk/s1600/Susceptibilidades%203.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrAMMIk7MCjRqvL0h1jqTU_lGu2Pt9OxfgN3VL1OkWDG9QPKvnCeUih07_YGCSWsHNJHoT90lOEtESAyF56CjZqXIylvWNFDf_S6BGc_iGPLe0Ze_KL7_D9UylrNn17bMZu9RZ2QsmDiNyjYknyerH324mPIUKd5eD8GyP7hN3_XEXWFwjrjEL2eriCBk/s320/Susceptibilidades%203.jpg" width="240" /></a></div><br /><span style="color: #242424; font-family: arial;"><br /></span><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"> </span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"> </span></span></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-60895853207939870112023-11-01T17:47:00.003+01:002023-11-02T20:37:54.031+01:00¿Cómo educar en valores en un mundo tan diverso?<p> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheu4QPE_P8Y1Sii-jwkdw7rSnnejbM5w9tu8EJyopZJHkOhHsVkI3bz85SO5Bcnd5QuNdBzvfLrCx8Ta6X2cNoaiKLIb2EsEetHEVtXkxnU5JJOUtSs42dUmNhtaBHZW9SAMly1HEDfrF3Z_M3KQZR_GAQ1gT-souTmbg3HkLF-532-aFycnC5-EurCp0/s1191/20230913_200201.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img alt="Detalle del mural "La tierra te habla, escúchala" de Sake Ink" border="0" data-original-height="894" data-original-width="1191" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheu4QPE_P8Y1Sii-jwkdw7rSnnejbM5w9tu8EJyopZJHkOhHsVkI3bz85SO5Bcnd5QuNdBzvfLrCx8Ta6X2cNoaiKLIb2EsEetHEVtXkxnU5JJOUtSs42dUmNhtaBHZW9SAMly1HEDfrF3Z_M3KQZR_GAQ1gT-souTmbg3HkLF-532-aFycnC5-EurCp0/w400-h300/20230913_200201.jpg" width="400" /></a></p><div style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;"><span style="color: #242424; font-family: arial;">(</span><span style="text-align: left;"><span style="color: #242424; font-family: arial;">Detalle del mural "La tierra te habla, escúchala" de Sake Ink)</span></span></span></div><p></p><p><b style="color: #242424; font-size: 13pt;"><span style="font-family: arial;">Sobre
la educación en valores</span></b></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Diálogo
Filosófico en Málaga 2.1</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>25
de septiembre de 2023, Ateneo de Málaga, 18:30 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 2.49cm; margin-right: -0.24cm; text-indent: 1.25cm;"><span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>La
primera y más importante parte de la filosofía es la que trata de
la práctica de los preceptos. Por ejemplo: “No mentir”. La
segunda, es la referida a las demostraciones: “Por qué es preciso
no mentir”. La tercera es la que afirma y articula las anteriores:
¿Por qué es esto una demostración, qué es una consecuencia, qué
una contradicción, qué es verdadero y qué es falso? Esta tercera
parte es necesaria para la segunda, y la segunda para la primera;
pero la más necesaria de todas, y en la que han de reposar, es la
primera. De ordinario, invertimos tal orden; nos detenemos
enteramente en la tercera y todo nuestro afán gira en torno a ello y
descuidamos por completo la primera. Así pues, mentimos, pero
tenemos a mano cómo se demuestra que no hay que mentir.</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 2.49cm; margin-right: -0.24cm; text-indent: 1.25cm;"><span style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left; text-indent: 1.25cm;">Lucio
Flavio Arriano, </span><i style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left; text-indent: 1.25cm;">Enquiridion o manual de Epicteto</i></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br /></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><b>¿Cómo
educar en valores en un mundo tan diverso?</b></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">Todos
somos más o menos conscientes de la complejidad del mundo en que
vivimos o, al menos, así nos lo parece. Es posible que al pasar de
los años, en décadas venideras, puedan percibir nuestros problemas
como complicaciones de nuestra mente de ahora. Ojalá sea así. La
cosa es que lo vivimos de una manera agobiante, y muchas veces parece
que nos falta el aire. Los medios de comunicación usuales se
encargan de echar leña al fuego y nos atiborran con una carga de
malas noticias que a cualquiera le cuesta mantenerse en pie. ¡Una
buena noticia, por favor!, parece decirnos nuestro subconsciente... Y
eso mismo fue lo que el moderador del encuentro planteó a los
asistentes. Vamos a sacudirnos el polvo de tanta mala noticia. Si
estamos atentos, todos los días hay buenas noticias, de hecho,
estamos aquí y el mundo funciona, es muy posible que gracias a la
acción callada de millones y millones de personas que sostienen el
mundo más allá de lo que trasciende en los noticiarios. Pero eso no
parece ser noticia... Vamos a impugnarlo. Y así lo hicieron nuestros
participantes.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Por
ejemplo, los equipos del Málaga y del Unicaja han ganado, por
ejemplo, alguien oyó en el autobús que en el Ateneo se hacían
estos diálogos filosóficos y aquí está con nosotros, por ejemplo,
mirad lo que las mujeres están consiguiendo también en el deporte,
por ejemplo, miremos que llega el otoño cargado de nuevas
sensaciones, por ejemplo, sabed que los maravillosos arrecifes
coralinos de Australia se han recuperado, por ejemplo, que existe un
espacio en donde todavía cabe el diálogo, por ejemplo, muchas veces
la buena noticia es que no haya noticias, por ejemplo, todavía hay
un mínimo de educación en las personas, por ejemplo, todavía somos
capaces de entendernos, por ejemplo, Málaga está de moda, esperemos
que en el buen sentido, por ejemplo, haber podido recuperar la
filosofía después de tantos años, por ejemplo, hay en nuestra
ciudad muchas actividades culturales, por ejemplo, el sol continúa
dando en la fachada, por ejemplo, estamos vivos, por ejemplo, ha
llovido en el norte de donde vengo, por ejemplo, no saber nada, que
es el comienzo de todo saber, por ejemplo, se ha creado una
institución que acaba de acoger a quince personas, y si no
percibimos ninguna buena noticia, hay que aprender a mirar de otra
manera, hacia el lugar adecuado.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Pues
bien, si el nuestro es un mundo tan diverso y complejo, como decíamos
al comienzo de este relato, <i>¿cómo educar en valores hoy día?</i>
Un mundo convulso, difícil y desbocado, en donde todo parece que se
confunde y que nada es, con una mínima consistencia. Un mundo
líquido, dicen. La educación tiene hoy un gran reto, así pues.
Porque no basta el conocimiento de los valores o las proclamas
oficiales o pedagógicas. En demasiadas ocasiones, observamos la
distancia que hay entre lo que decimos que hay que hacer y lo que
hacemos de hecho. De manera que muchas veces es más eficaz el
ejemplo o el modelo, que tomamos como referencia, que las normas o lo
que debe ser, según se proclama desde las instituciones y las buenas
intenciones. Con esto, los participantes anduvieron un largo rato
planteando el problema que les preocupaba, la crudeza y la realidad
del dilema que acucia a la educación en nuestros días, ya sea en el
contexto familiar, escolar o en cualquier otro contexto: <i>cómo
mantenerse a distancia del adoctrinamiento y la libertad
desorientada</i>.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Sabemos
la diferencia que existe entre la información y el conocimiento;
disponer de mucha información pero carecer de criterio propio para
discriminar entre toda ella... Así pues, nuestros participantes,
ellos y ellas, más allá de la educación en unos valores
determinados (que pueden caer en el vacío, ser demasiado abstractos
o teóricos y no ajustarse demasiado bien a cada caso particular)
abogaron por una educación que tome como su centro <i>el desarrollo
de la madurez personal</i>. Sin esta base, cualquier valor puede
encallar en cualquier puerto, convertido fácilmente en arrecife. De
este modo, por ejemplo, contemplamos con estupor cómo descarrila el
modo de hacer política en la actualidad. Si trabajando juntos se
puede perseguir lo que sería mejor en un caso dado, pero priman los
intereses de partido, conseguir el poder y mantenerse en él a toda
costa; si hago lo que me hacen o hago lo que debo sólo si calculo
que me van a pillar o soy muy crítico pero muy poco autocrítico,
etc. En general, si el móvil de mis acciones son el miedo, la
comodidad o el deseo, seguramente, me será muy dificultoso
interpretar un determinado valor y aplicarlo correctamente a un caso
particular. Sin embargo, la verdadera y necesaria madurez para ser
capaz de llevar a cabo los valores (lo que consideramos valioso en
cada momento y digno de ser perseguido y puesto en práctica) se va
alcanzando si desarrollamos las <i>cualidades básicas o esenciales
</i>que están en el fondo de la realización de los valores. De lo
contrario, se nos antoja, y lo observamos a diario, muy complicado
vivir y convivir de acuerdo a valores.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Pongamos
algunos ejemplos: la libertad es un valor fundamental, pero una
personalidad poco madura lo puede convertir en tiranía (“mi
libertad vale más que la de los demás”); la igualdad puede
derivar en igualación, olvidando o arrasando las diferencias; la
lealtad, se puede convertir en partidismo o un seguimiento ciego de
la acciones más injustas; la tolerancia, en tolerancia de lo
intolerante o intolerable; el respeto, en sumisión o temor; la
belleza, en huero esteticismo puede llevar a justificar cualquier
acción inmoral; el amor se puede convertir en posesión, control o
dominación de los demás; y así podríamos continuar... Entonces,
lo reiteramos: <i>¿de qué nos sirven los valores sin son personas
inmaduras las que los llevan a cabo?</i> Este es el reto de la
educación actual, si tomamos conciencia de dónde vienen nuestros
problemas cotidianos con los valores. Si son lo más valioso, ¿cómo
no se ven plasmados en la realidad, en la sociedad y en los
individuos, y vivimos rodeados de tantas y tan cuestionables
actitudes y comportamientos? Desde siempre, los sabios nos han dicho
que cualquier cambio exterior es una consecuencia de nuestra
transformación interior... Vamos a comenzar por ahí.
Autoconocimiento y autorrealización. La <i>buena educación</i>
podría comenzar por tratar de desarrollar esto (si los propios
educadores ya han realizado este trabajo previo consigo mismos,
claro). Y, ¿cómo lograr el desarrollo de nuestras cualidades
esenciales? Practicando su expresión en nuestra vida y en las
relaciones con los demás. Si hemos saboreado nuestra identidad,
nuestra energía, nuestro amor, nuestra inteligencia profundos,
interiores, no necesitaremos defendernos, mintiendo, atacando,
huyendo... sino que nos mostraremos tal cual somos. La conciencia de
nuestro propio valor favorecerá la realización auténtica de los
valores... Esto es.</span></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-57082548049735071292023-09-25T16:11:00.002+02:002023-09-25T16:18:53.924+02:00¿Cómo es posible aceptar las diferencias?<p style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4KhQ1rd2FV134-XjPInTaPjYapogO0D5-vPm2dMTHPVVg6nM0QZn7J6hsKIbaYwdJ4kMy3YJQpM178r4xZZq3e8WUSjIPpMNPtCay6p3cpSJhSeF-RHUHJoZWuh9f1wFkcJw7TeZXKmtiP-H9H9oWDyxICj4PSdy_81DsaX6seOZ5B6UC8UKf0bSFHL4/s4000/20230827_205907.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3000" data-original-width="4000" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4KhQ1rd2FV134-XjPInTaPjYapogO0D5-vPm2dMTHPVVg6nM0QZn7J6hsKIbaYwdJ4kMy3YJQpM178r4xZZq3e8WUSjIPpMNPtCay6p3cpSJhSeF-RHUHJoZWuh9f1wFkcJw7TeZXKmtiP-H9H9oWDyxICj4PSdy_81DsaX6seOZ5B6UC8UKf0bSFHL4/w400-h300/20230827_205907.jpg" width="400" /></a></p><br /><p></p><p><b style="font-size: large;"><span style="font-family: arial;">Sobre
las diferencias</span></b></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Capileira 2.6</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>29 de agosto de 2023, Terraza La Llorería, 19:30 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.55cm;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Que
nadie, mientras sea joven, se muestre reacio a filosofar, ni, al
llegar a viejo, de filosofar se canse. Porque, para alcanzar la salud
del alma, nunca se es demasiado viejo ni demasiado joven.</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.55cm;"><span style="font-family: arial; text-align: left;">Epicuro,
</span><i style="font-family: arial; text-align: left;">Carta a Meneceo</i></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><b style="font-family: arial; text-align: left;">¿Cómo
es posible aceptar las diferencias?</b></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; text-align: left;">No
hacemos otra cosa que girar en torno al sol. Lo hacen los planetas y
lo hacemos nosotros. De manera que el grupo tuvo que adelantar media
hora el momento de su encuentro filosófico. No en vano, había
pasado algo más de un mes y había cambiado nuestra situación
respecto del sol. Pensado de otro modo: el sol es el norte que nos
orienta con su luz y nos permite ver más claro. Los seres humanos
accedemos a una mayor claridad a través del diálogo. En realidad,
pensar juntos es un acto de amor, que nos reúne entre nosotros y con
el universo. Pues bien, aquella tarde, se concitaron todas las
diferencias de este mundo. Y las hay. Innumerables. Pero quizás se
pueda percibir algo más, a través de ellas... Heráclito de Éfeso
fue capaz de verlo: una unidad de base, no arbitraria, que puede
comprenderse según </span><i style="font-family: arial; text-align: left;">lógos</i><span style="font-family: arial; text-align: left;">,
la palabra universal pensada. Allí había diferencias, éramos
diferentes, pero dialogando nos entendíamos. A medida que el sol
pasaba al otro lado del Barranco del Poqueira, nos iba dejando una
luz lechosa y mate, que nos seguiría acompañando.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Pensemos
un poco la <i>utopía</i>,
propone el moderador del encuentro. La utopía positiva que nos
orienta en nuestra búsqueda. <i>¿Cuál sería tu deseo para
un mundo mejor?</i> Levantemos la
vista y miremos hacia el horizonte: en este momento, algo con lo que
me pueda comprometer, algo factible, porque también depende de mí.
Y esto nos dejaron dicho, ellos y ellas: vivir las pausas, recuperar
la responsabilidad en la política, que el voto inteligente de los
ciudadanos sea la norma, no alimentar la apatía, volver una y otra
vez al respeto mutuo, un pesimismo combativo que no se abandone a sí
mismo, entendernos y evitar el sufrimiento evitable, que la vida sea
vivida desde el corazón, cultivar lo bueno dentro de nosotros para
que pueda expresarse fuera, pensar antes de hablar, poder vivir más
desde nuestro centro...</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"> Y
dio comienzo el diálogo sobre la diferencias: <i>¿por qué
nos cuesta aceptar las diferencias?</i>
Pero, ¿nos cuesta tanto? Quizás sea una pregunta tendenciosa. Así
que el grupo la sustituyó por esta otra, más neutra: <i>¿es
posible aceptar las diferencias?</i>
Y se sucedieron las aportaciones del grupo. Se dijo que lo
fundamental es <i>no negarlas</i>.
Es necesario empezar por ahí. Pero, no negarlas en la práctica, en
el día a día, porque es muy fácil en el discurso: “no, si yo
acepto las diferencias y a los diferentes...”, pero ya sabemos lo
que pasa en demasiados ocasiones. Lo cierto es que, con frecuencia,
las diferencias se perciben de una manera conflictiva. De ahí que el
grupo, con su propia conducción, mostraba que la primera pregunta
seguía activa todavía: <i>¿por qué nos cuesta tanto
convivir con lo diferente?</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Y
éstas fueron las hipótesis que el grupo lanzó al aire entre los
cuerpos, para ser valoradas: los impermeables <i>intereses
contrapuestos</i>; siento que se
ataca mi inseguridad, y recibo la diferencia como una <i>amenaza</i>;
tengo <i>miedo a lo desconocido</i>;
los <i>prejuicios </i>me
ciegan, no miro con apertura; entiendo la relación como una <i>lucha
de poder</i>: dominar o ser
dominado; ah, y la vieja <i>envidia</i>:
el otro tiene lo que yo creo carecer. Y en esto, que el moderador
pregunta: <i>¿por qué alguien me cae mal; su sola presencia
me altera y me saca de mí?</i> Y el
grupo convino, tras una breve discusión, que, en el fondo, en estos
casos, lo que sucede es que una <i>insatisfacción con una
parte de mí, que yo reprimo</i>, la
veo reflejada en el otro, y se desencadena la incomodidad, el
malestar, la protesta interior que se traslada exteriormente, <i>contra
el otro</i>. De este modo, mis
incomodidades en la relación con los demás son una buena guía para
conocerme mejor a mí mismo... esas partes de mí que aún no he
integrado adecuadamente.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> A
continuación, el grupo quiso volar sobre la alfombra mágica de una
actitud constructiva (ya que habíamos comenzado hablando de la
utopía...).<i> Cultivemos la curiosidad</i>.
Cuando viajamos a lugares distintos del nuestro, la curiosidad está
a flor de piel. ¿Por qué no adoptarla como actitud “por defecto”,
porque sí, antes de pensar nada, antes de juzgar nada. ¿Y <i>ser
conscientes del otro y a la vez de mí</i>?
Esto podría mantener a raya el miedo a perderme, y no sentir al otro
como una amenaza... Es un ejercicio altamente reconstituyente: cuando
presencio algo diferente o que no me gusta, tratar de ser consciente
a la vez de mí mismo. Pruébalo. No posee contraindicaciones ni
efectos secundarios. Y <i>comprender</i>.
La comprensión, generalmente, ha sido mal comprendida. Pues no se
trata de dejar pasar todo, no hacer nada contra lo injusto o dañino,
o justificarlo, sino tratar de verlo desde sí mismo... <i>aceptar
la diferencia</i> y ya luego decidir
qué hago con respecto a ella. Pero apreciarla, valorarla en su
contexto propio de sentido. Muchas veces, para poder aceptar las
diferencias externas a mí, habré de hacer primero un trabajo de
<i>aceptación de lo mío</i>.
Es un hecho de experiencia cómo la falta de integración interior
(no haber resuelto mis problemas de relación conmigo mismo), nos
lleva a un desarraigo o a una disarmonía con lo exterior.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> No
dio tiempo a seguir por este camino, pero los participantes te han
abierto una puerta por la tú puedes entrar... a ver, lo que
encuentras. Es muy posible que, traspasar la puerta de la <i>tolerancia
a lo diferente</i> (que no es lo mismo que ser indiferente ante las
diferencias), puedas vivir mejor. De eso trata la Filosofía. El
médico atiende al cuerpo y la Filosofía, en el verdadero sentido,
atiende al alma, estaban seguros Sócrates o Epicuro. Ex-sistir (en
el mundo) supone contrastar, comparar, y así aparecen los conceptos,
esas etiquetas útiles que la mente necesita para orientarse y poder
sobrevivir, estableciendo gradaciones y clasificaciones de los seres.
Esto es humano. Así nos vamos conformando en este mundo. La clave
está en no quedarse ahí y poder ver las etiquetas como etiquetas y
no como realidades; simples metáforas, que diría Nietzsche. La
cuestión decisiva para vivir bien (y no solamente sobrevivir) es no
quedarnos a la intemperie, en esa apariencia, no perder el sentido
básico de la orientación, todavía ser capaces de volver a casa, a
la unidad que somos, llámala esencia, hermandad o como quieras.
Sucede cuando soy capaz de ver al otro, en el fondo, como me veo a
mí, que busca lo mismo que yo... quizás ser feliz, cada uno a su
manera. Vamos, pues, a buscarlo juntos. Salud.</span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: arial;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1GOSbd0EY1ay_3kxUfZ5TcUQGsGOr9GpMk7R0p0htN6jIAh-HivUw6gjFugZV0pkDsGPSA6F3phHSi9eUtk8yZiOugOwqtt5wgF0nltv1VAeHqnSeWj-FO1jQLVEnEIRoh7MPeX8xz8f5Z3-n3ZBTrBYam8WWZR5tyELfXwH5KiIhuzLgAODnbtKrnuc/s4000/Sobre%20las%20diferencias%201%20agosto%2023.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3000" data-original-width="4000" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1GOSbd0EY1ay_3kxUfZ5TcUQGsGOr9GpMk7R0p0htN6jIAh-HivUw6gjFugZV0pkDsGPSA6F3phHSi9eUtk8yZiOugOwqtt5wgF0nltv1VAeHqnSeWj-FO1jQLVEnEIRoh7MPeX8xz8f5Z3-n3ZBTrBYam8WWZR5tyELfXwH5KiIhuzLgAODnbtKrnuc/s320/Sobre%20las%20diferencias%201%20agosto%2023.jpg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyz4TZlYciJlGBbx7Mi3MSi2ITZjJBvGug2lRaoPeg9yQ2NON62_lvm4fD4NHtr5oOMRRTW4ayBl-Uxj6yvA0L4IO7RrXHVvlWyX_h4C-EG2zOmqm2YpIkb-uTV4ZVeisHL6ntURIZhQ1JGrjBqdgtTpxSJWCjH1jPihN74mU1Y2cxJfI0o10ocAf-kWk/s4000/Sobre%20las%20diferencias%202%20agosto%2023.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3000" data-original-width="4000" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyz4TZlYciJlGBbx7Mi3MSi2ITZjJBvGug2lRaoPeg9yQ2NON62_lvm4fD4NHtr5oOMRRTW4ayBl-Uxj6yvA0L4IO7RrXHVvlWyX_h4C-EG2zOmqm2YpIkb-uTV4ZVeisHL6ntURIZhQ1JGrjBqdgtTpxSJWCjH1jPihN74mU1Y2cxJfI0o10ocAf-kWk/s320/Sobre%20las%20diferencias%202%20agosto%2023.jpg" width="320" /></a></div><br /><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><br /></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"> </span></span></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-59021257828489017112023-08-01T12:24:00.004+02:002023-08-01T13:02:10.526+02:00¿Por qué tanto miedo al cambio?<p style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; font-size: large; font-weight: bold; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIiuE6ZQlkYEm6q85fJ8ad6TEqrUFhorVN20p0RbjCcO8x6MGhDTvi371KSDP4sQ0zSUHI_hd8S-jRbIM6-9BShgIOMLi0SFj-GO3p9WP0US9eKv1kI2I1GZEE6W82jEq6ldCQVqBrLSlBAF8oFFycsnZv6-pxieHqzxR0TQhwcFkPjY8_NsNyv_I56V8/s1280/Sobre%20el%20miedo%20al%20cambio%20julio%201.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="1280" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIiuE6ZQlkYEm6q85fJ8ad6TEqrUFhorVN20p0RbjCcO8x6MGhDTvi371KSDP4sQ0zSUHI_hd8S-jRbIM6-9BShgIOMLi0SFj-GO3p9WP0US9eKv1kI2I1GZEE6W82jEq6ldCQVqBrLSlBAF8oFFycsnZv6-pxieHqzxR0TQhwcFkPjY8_NsNyv_I56V8/w400-h180/Sobre%20el%20miedo%20al%20cambio%20julio%201.jpg" width="400" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"><b style="font-size: large; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Sobre
el miedo al cambio</span></b></div><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Capileira 2.5</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>25
de julio de 2023, Terraza La Llorería, 20:00 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br /></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 2.48cm;">
<span style="color: #494949;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i> A
propósito de todas las iniciativas, hay una verdad elemental cuya
ignorancia mata innumerables ideas y espléndidos planes: en el
momento en el que uno se compromete de verdad, la Providencia también
lo hace. Toda clase de cosas comienzan a ocurrir para ayudar a esa
persona, cosas que sin su previo compromiso jamás habrían ocurrido.
Todo un caudal de sucesos se pone en marcha con aquella decisión
ayudándole por medio de incidentes inesperados, encuentros
insospechados y ayuda material que nadie hubiera soñado que pudieran
ocurrir. Si sabes que puedes, o crees que puedes, ponte en marcha. La
audacia tiene genio, poder y magia.</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 2.48cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"><br /> <span style="color: #494949;">Johann
Wolfgang von Goethe</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br /></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #494949;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><b>¿Por
qué el miedo al cambio?</b></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: #494949; font-family: arial; text-align: left;">Sabemos
que el miedo es una emoción natural en los seres vivos.
Aparece más claramente en un ser cuanto más conciencia posee de la
cercanía de un daño o un peligro para su integridad. Y se
manifiesta de muy diversas formas, desde reacciones químicas a
movimientos automáticos, desde huidas o camuflajes programados
genéticamente a reacciones viscerales o inhibiciones personales.
Todo ello les permite a los seres vivos adaptarse mejor,
adelantándose a los efectos probablemente nocivos para sus vidas.
Pero esto no es lo que más inquieta a un ser (humano) que se
pre-ocupa por tantas cosas, que pueden suceder en el futuro, o bien,
le han quedado grabadas del pasado, sino el </span><i style="font-family: arial; text-align: left;"><span style="color: #494949;">miedo
construido mentalmente</span></i><span style="color: #494949; font-family: arial; text-align: left;">,
aunque posea también influjo social o cultural. Tenemos miedo a la
muerte, miedo al ridículo, miedo incluso al amor; miedo, en el
fondo, al miedo, a sentir miedo a perder algo, a que algo cambie,
</span><i style="font-family: arial; text-align: left;"><span style="color: #494949;">miedo al miedo</span></i><span style="color: #494949; font-family: arial; text-align: left;">
que podemos sufrir por todo aquello que sea desconocido o sea
diferente. De ahí que, quizás, el mejor tratamiento del miedo, para
hacernos fuertes en el miedo, sea entenderlo como </span><i style="font-family: arial; text-align: left;"><span style="color: #494949;">una
actitud</span></i><span style="color: #494949; font-family: arial; text-align: left;">.
El miedo como una determinada actitud ante lo que nos da miedo, que
nos puede llevar, más allá del dolor, a sufrir. Éste
fue el modo cómo los participantes en este diálogo filosófico, en
la agradable terraza de la cafetería </span><i style="font-family: arial; text-align: left;"><span style="color: #494949;">La
Llorería</span></i><span style="color: #494949; font-family: arial; text-align: left;">,
con largas vistas al Barranco del Poqueira, enfocaron sus propios
miedos, en especial, el miedo a los cambios en la vida.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #494949; font-family: arial;"> En
efecto, estábamos en uno de los pueblos más bonitos de la Alpujarra
(y, oficialmente, de España), y el moderador, amante de estas
tierras altas, sol y agua y nubes, quiso preguntar acerca de <i>eso
que más valoraban los participantes del hecho de vivir en la
Alpujarra</i>. Y señalaron valores como los siguientes: el fresquito
de aquí; el paisaje montañoso y la gente solidaria; el darse los
saludos al cruzarse por la calle; el despertarse con los pájaros y
la cercanía de las personas; el verdor, lo fresco, la montaña, el
sosiego; la seguridad, la tranquilidad y la gente sana; el silencio y
la amplitud de la mirada que aquí es posible; la ausencia de prisas
y la relación íntima con la naturaleza; el poder ver con nitidez
las estrellas; el que mis hijos hayan crecido de la manera que yo
quería; aquí nos vamos cambiando unos a otros, los que vienen con
los que están y los que están con los que vienen; me siento
arraigada.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><span style="color: #494949;"> Lo
desconocido, lo diferente, quizás nos asusta. Pero, ¿por qué
mostramos resistencia a los cambios, esos virajes de la vida hacia lo
desconocido o lo diferente?, </span><span style="color: #494949;"><b>¿qué
es lo que nos da miedo del hecho de que se produzcan cambios?</b></span><span style="color: #494949;">
Si lo miramos sin más, sin añadir nada mental (creencias, ideas,
valoraciones), siempre se están produciendo cambios, constantemente.
La escuela de Éfeso (Heráclito, Crátilo...) lo destacaron como una
propiedad inherente de todo lo que existe o </span><i><span style="color: #494949;">physis</span></i><span style="color: #494949;">,
como lo llamaban. En el mundo todo es gracias al cambio. Unos seres
se transforman en otros, dialécticamente y evolucionan. ¿Por qué
tantas veces esto, que es un hecho natural, cósmico, se vuelve
traumático para los seres humanos? Nuestros filósofos y filósofas,
desde la altura de su mirador, desenvolvieron </span><i><span style="color: #494949;">algunas
hipótesis</span></i><span style="color: #494949;">,
que nos ayudarían a comprender este miedo a los cambios, en sí
mismos (puesto que suceden) inevitables. Con sus respectivas
</span><i><span style="color: #494949;">actitudes inadecuadas</span></i><span style="color: #494949;">
que nos llevan a sufrir por ello y, luego otras actitudes más
adecuadas que nos permitirían sobrellevar mejor los cambios,
incluso, llegar a saborearlos, a disfrutarlos. Veamos.</span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><span style="color: #494949;"> 1)
El miedo se origina cuando se producen </span><i><span style="color: #494949;">cambios
rápidos</span></i><span style="color: #494949;">...
Pero, ¿qué es lo que está en peligro con ese cambio acelerado?,
pregunta el moderador. </span><span style="color: #494949;">Se
pierde </span><span style="color: #494949;"><b>mi
identidad</b></span><span style="color: #494949;">,
quién soy yo, responde la participante. Diríamos: me pierdo a mí
mismo, me disipo en la vorágine de los cambios. Ya no sé quien soy.
Yo estoy en peligro. </span></span></span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><span style="color: #494949;"> 2)
El miedo aparece cuando los cambios </span><i><span style="color: #494949;">no
son conformes a mi vida</span></i><span style="color: #494949;">...
Pero, ¿por qué amas tanto lo que es conforme a tu vida?, pregunta
el moderador. Porque me he identificado con ello, responde otra
participante. No sabría vivir de otra manera. Y ahora, éste es el
problema no ya de la identidad, sino</span><span style="color: #494949;">
el</span><span style="color: #494949;"><b>
</b></span><span style="color: #494949;">problema
de </span><span style="color: #494949;"><b>la
identificación</b></span><span style="color: #494949;">.
Si yo me identifico con algo (mi familia, mis posesiones, mi
prestigio social...), si esto cambia, si le va mal, a mí me irá mal
y sufriré. Así, al poner fuera de mí lo que soy, quedo a
merced de los acontecimientos, vivo en un continuo desasosiego.</span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><span style="color: #494949;"> 3)
Otra manera en que puede aparecer el miedo a los cambios consiste en
verme obligado a tener que </span><i><span style="color: #494949;">prescindir
de mi</span></i><span style="color: #494949;">
</span><i><span style="color: #494949;">habito, de mi costumbre</span></i><span style="color: #494949;">.
Me siento cómodo con lo que hago, me va bien, así me siento
orientado. Me da </span><span style="color: #494949;"><b>seguridad</b></span><span style="color: #494949;">.
Un cambio puede llevar a que la tierra debajo de mis pies se vuelva
un completo pozo de arenas movedizas. Y yo no quiero eso. Estoy bien
como estoy. No quiero vivir así, sometido a esa inestabilidad.</span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><span style="color: #494949;"> 4)
El miedo muchas veces se alía con </span><i><span style="color: #494949;">la
pereza</span></i><span style="color: #494949;">.
Es más cómodo no pensar, no vivir, no sentir... de una manera
diferente.</span><span style="color: #494949;">
Prefiero </span><span style="color: #494949;"><b>la
comodidad </b></span><span style="color: #494949;">a
la autonomía personal</span><span style="color: #494949;">,
ante el riesgo pasarlo mal. Y éste era uno de los
obstáculos, según Kant, para alcanzar la mayoría de edad o madurez
personal. ¡Qué cómodo ser menor de edad! Que la vida viva por
mí. Sí, qué pasa. ¿Es que no puedo querer eso? Soy libre de
elegir (o eso creo).</span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><span style="color: #494949;"> 5)
Finalmente, en numerosas ocasiones son las circunstancias las que me
desaconsejan el cambio. </span><i><span style="color: #494949;">Circunstancias
de la vida</span></i><span style="color: #494949;">
apremiantes, aplastantes, extremas, que </span><span style="color: #494949;"><b>no
puedo controlar.</b></span><span style="color: #494949;">
Y prefiero aferrarme a lo de siempre, para poder resistir mejor. No
enfrentar esas circunstancias. Mejor salir algo magullado que no
lisiado emocional, existencial o psicológicamente, para toda la
vida. No quiero perder el control de mi vida, no quiero que se vuelva
convulsa. Prefiero mi zona de confort, aunque sea desagradable. Un
mal menor.</span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #494949; font-family: arial;"> En
fin, una vez aportado todo esto, el grupo tuvo la suficiente lucidez
para ver que el panorama podía ser otro enteramente distinto, si
nos enfrentáramos a estos miedos de otra manera. Si pudiéramos dar
esquinazo al <i>miedo al miedo que nos atenaza</i> en cada situación
cambiante (a pesar de que el mundo no sería el mundo sin cambiar
constantemente, como decíamos). Pues bien, <i>una actitud es la
manera de situarse ante algo</i>. El lugar (mental) desde el que nos
posicionamos ante una realidad, interna o externa. Así lo definieron
los participantes de un café filosófico celebrado la temporada
pasada en otro lugar. Repasemos, pues, lo que vieron nuestros
participantes. Aquellas <b>actitudes más adecuadas </b>delante de<b>
</b>nuestros miedos a los cambios. Sigamos el mismo orden; y aplícate
el cuento en tu propia vida:</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #494949; font-family: arial;"> 1´)
Primero, por un lado, tomar conciencia de que los cambios en mi vida
me han hecho como soy, como me veo ahora, que yo no sería el mismo
sin esos cambios. Que en lugar de destruirme,<b> los cambios me han
ido construyendo</b>, o también puede decirse, que me han dado la
ocasión de descubrirme, actualizando mis capacidades (Aristóteles).
Y que, por otro lado, los cambios en mi vida (ha cambiado mi cuerpo,
han cambiado mis preferencias, mi estilo de vivir, etc.), lo han
hecho sobre una base de continuidad, puesto que <b>sigo sintiéndome
yo mismo en el fondo</b>. Nada que temer. Atrévete a jugar, pues, el
juego de la vida.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #494949; font-family: arial;"> 2´)
Si resulta que temo a los cambios porque puedo perder todo aquello
con lo que me he identificado; si he puesto mi valor en algo que, en
el fondo, no soy yo, que toda identificación es falsa por principio
(“yo no soy eso”, nos dice la sabiduría indú), queda despejado
el camino a seguir: <i>deshacer tales falsas identificaciones</i>.
Cultivar mi verdadero ser. <b>No poner mi realidad en otra cosa que
no soy yo</b>. Si pierdo una cosa, siempre puedo encontrar otra. Si
algo me falla, puedo probar otras opciones. La fuente de mi
creatividad, y mis posibilidades, no está en las cosas o
situaciones, sino en mí mismo. Tu auténtico valor siempre ha estado
en ti mismo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #494949; font-family: arial;"> 3´)
Es cierto, seguir la costumbre, tu costumbre, cabalgar a lomos de los
hábitos es seguro. Aparentemente. Pues el pasado ha sido ya
clausurado y el futuro sigue siempre abierto. Nunca te valdrá del
todo para un caso nuevo lo que ya probaste en los casos anteriores.
Tendrás que estar abierto a los matices, a la novedad, a lo
diferente. Sólo en tu mente dos situaciones pueden ser idénticas.
Qué tal si en lugar de ver el cambio de hábitos o de costumbres
como un peligro, comenzamos a verlo como <b>una oportunidad</b>.
¡Cuántas veces lo que habíamos percibido como un peligro, se
mostró una ocasión para vivir de otra manera! Aprendamos del
pasado, que para eso está, y no para condicionar el presente.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #494949; font-family: arial;"> 4´)
La pereza es, en realidad, una falta de voluntad, de energía, para
poner en acción lo que sé que he de hacer o decir. No querer pasar
por ahí. No querer sentir. No estar dispuesto a errar o sufrir. Para
qué. Con lo cómodo que estoy como estoy. Pero, la falta de energía
lleva a más falta de energía, y a menos voluntad cada vez. Sin
embargo, el ejercicio de expresar lo que siento, lo que pienso, lo
que quiero, desarrolla mi energía, mi voluntad. Cada vez tendré
más. <b>La voluntad es un músculo que puede ejercitarse</b> y cada
vez seré más fuerte y reaccionaré más eficazmente ante los
estímulos, siempre cambiantes. Cada pequeña victoria, me prepara
para la gran victoria: vivir una vida más consciente y más libre.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #494949; font-family: arial;"> 5´)
Por último, <b>todo aquello que no puedo controlar puede mutarse en
aventura</b>, si tan sólo cambia mi actitud. La actitud es una
posición interior. Y esta voluntad de aventura también se puede
ejercitar y puede desarrollarse. Es la valentía. Se puede entrenar en
situaciones más sencillas, más familiares o cercanas y prepararme
para otras más complejas. Aprender a encontrarme suspendido en el
abismo, sin apoyo firme. Para ello, sólo necesito <b>abrirme a lo
desconocido</b>, a lo diferente, y dejarme llevar, lanzarme... ya
tendré tiempo de afianzarme, seguro que en la pared del abismo (todo
abismo posee un borde y una pared) habrá algo a lo que pueda
agarrarme. Porque, en realidad, la vida ya es una aventura. Sólo se
trata de despertar a dicha conciencia. Y confiar.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #494949; font-family: arial;"> Si
somos capaces de vivir interpelando a la vida que hay en nosotros,
desde lo profundo de nosotros mismos, la vida nos responderá siempre
de manera satisfactoria. Si esto no lo ves claro todavía, lo
llegarás a ver poco a poco. Vuelve a leer el texto inicial de
Goethe. Es la experiencia compartida de <i>vivir con convicción</i>.
Vale.</span></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgRclRNit2kILG6tX6rksybf49X9yt7SVuz_maiLwRdq9qNBBrV7Q4WLt-RUUXGCa4YOjxmuV1ri4ZRzu4EbBfOT4FLm8SUqJFShssguCoRGiYvWFS_7P1MmgXgXDsVJ0CBCT93gtBQyW76pCWizYWPoDpSBgsvxfWFRbwf6btP-RApTfYmdNoLU1N_IA/s1280/Sobre%20el%20miedo%20al%20cambio%20julio%2023.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1280" data-original-width="720" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgRclRNit2kILG6tX6rksybf49X9yt7SVuz_maiLwRdq9qNBBrV7Q4WLt-RUUXGCa4YOjxmuV1ri4ZRzu4EbBfOT4FLm8SUqJFShssguCoRGiYvWFS_7P1MmgXgXDsVJ0CBCT93gtBQyW76pCWizYWPoDpSBgsvxfWFRbwf6btP-RApTfYmdNoLU1N_IA/s320/Sobre%20el%20miedo%20al%20cambio%20julio%2023.jpg" width="180" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.blogger.com/video.g?token=AD6v5dy9m5B72M6eEvPickScM39XLQx7tbEwZC1ieHpprOwn_Yly4qnPToE3s3I6My9iC4MrHxxNH7VD7b7skrhOrg' class='b-hbp-video b-uploaded' frameborder='0'></iframe></div><br /><span style="color: #494949; font-family: arial;"><br /></span><p></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-58112219954519872932023-07-29T12:41:00.000+02:002023-07-29T12:41:32.623+02:00¿Qué es la buena convivencia?<p style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjo0k3e9JXPt1oky2iWpLIdGFRG8WtmXoddaHWRY-95tgg5ndWVZQRW3siPaLu-PmuZbFMoMmRaIO7rr7LdGEymC3hmdYSoyvyBaa0iWNK_tFELAYvrqFjwb8tM36vsOu_O5T_h3WrQuBAI-x92sKM1M23aJPRxm7MFxQH1J5qi2fQ_YQKmPtGYOazKXtU/s1536/Sobre%20la%20buena%20convivencia%204.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="864" data-original-width="1536" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjo0k3e9JXPt1oky2iWpLIdGFRG8WtmXoddaHWRY-95tgg5ndWVZQRW3siPaLu-PmuZbFMoMmRaIO7rr7LdGEymC3hmdYSoyvyBaa0iWNK_tFELAYvrqFjwb8tM36vsOu_O5T_h3WrQuBAI-x92sKM1M23aJPRxm7MFxQH1J5qi2fQ_YQKmPtGYOazKXtU/w400-h225/Sobre%20la%20buena%20convivencia%204.jpg" width="400" /></a></span></div><span style="font-family: arial;"><br /><div style="text-align: justify;"><b style="font-size: 13pt; text-align: left;">Sobre
la buena convivencia</b></div></span><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Castro del Río 6.8</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>30
de junio de 2023, Peña Flamenca Castreña, 20:00 horas</i></span></span></p>
<p align="CENTER" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><div style="text-align: right;"><i style="color: #333333; font-family: arial; text-indent: 1.25cm;">Hemos
aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces;</i></div><i style="color: #333333; font-family: arial; text-align: left; text-indent: 1.25cm;"><div style="text-align: right;"><i style="text-indent: 1.25cm;">pero
no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos.</i></div></i></div>
<p align="RIGHT" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.02cm; text-indent: 1.25cm;">
<span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="RIGHT" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.44cm; text-indent: 1.25cm;">
<span style="color: #333333; font-family: arial;">Martin
Luther King</span></p>
<p align="RIGHT" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1.25cm;">
<span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: small;"><b>¿Qué es la
buena convivencia?</b></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; text-align: left;">De
entre los temas propuestos en la tórrida tarde castreña del 30 de
junio, en la ya acostumbrada Peña Flamenca, se llevó la palma el
dedicado al análisis de la convivencia: </span><i style="font-family: arial; text-align: left;">¿qué
es la buena convivencia?</i><span style="font-family: arial; text-align: left;">
La pregunta se nos antojaba algo redundante pues, los allí
presentes, no concebíamos que una relación mutua que no fuese buena
pudiera ser calificada de convivencia; sin embargo, como se apuntó
que bien podrían darse relaciones entre dos o más personas –ya
sean de pareja, entre compañeros de trabajo, etc.- en las que
dominara un mero soportarse mutuo y forzado, se convino el mantener
el calificativo de buena en la pregunta sobre la convivencia, para
resaltar nuestra intención de aspirar a un nivel más elevado e
íntegro a la hora de </span><i style="font-family: arial; text-align: left;">vivir-con</i><span style="font-family: arial; text-align: left;">
(que no otra cosa significa </span><i style="font-family: arial; text-align: left;">convivir</i><span style="font-family: arial; text-align: left;">)
otras personas. A la pregunta anterior habría de añadirse otra para
tratar de articular nuestra investigación conjunta: </span><i style="font-family: arial; text-align: left;">¿por
qué, a menudo, resulta tan difícil convivir?</i></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1.25cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: small;">Ya planteado el
tema, una participante –bien curtida como el resto del grupo en el
campo de batalla de la convivencia- se apresuró a defender que <i>“la
clave fundamental de toda buena convivencia es el respeto mutuo”</i>.
Otro de los asistentes, tomó la réplica para defender que el
fundamento de la convivencia no reside tanto en el respeto hacia
la(s) otra(s) persona(s) como en el respeto a unas normas básicas
que, previamente, deben haber estado consensuadas. <b>¿Tiene
prioridad entonces el respeto a las personas o a las normas que
regulan la convivencia?</b>
El conflicto sale en este punto a relucir y el diálogo parece
caldear los ánimos por momentos. ¿Puede hablarse de convivencia –o
de buena convivencia- cuando las normas resultan injustas para alguna
de las partes? ¿Son lícitas esas normas? Según uno de los
participantes, todas las normas son lícitas siempre que se hayan
consensuado y aceptado previamente. En este punto el moderador cita a
modo de ejemplo el documento privado con las abusivas condiciones que
el físico Albert Einstein impuso a su primera mujer Mileva como
requisito para continuar viviendo en el domicilio familiar. Una de
las participantes se revuelve: “lo primero debe ser el respeto a la
persona y, en todo caso, en toda convivencia hay unas normas
implícitas que deben inculcarse mediante la educación”. “¿Puede
haber acuerdo a la hora de consensuar las normas –pregunta otro
asistente con mucha intención- si previamente no hay respeto entre
las personas?” Nos parece claro que es importante respetar las
normas de convivencia pero, no obstante, estas normas no son un fin
en sí mismas sino que su sentido es precisamente garantizar una
convivencia justa entre las personas: dar prioridad a las normas por
encima de las personas sería como poner el carro delante de los
caballos. Al consenso alcanzado, apostilla uno de los asistentes que
el fundamento para toda buena convivencia se cifra en el amor (la
“querencia”, dice) al otro.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"> La
cuestión del respeto iba a necesitar de una labor de desenredo y
clarificación teniendo cuenta las confusiones que se manifestaban.
<b>¿Qué es lo que
debemos respetar: a las personas o a sus actos o ideas?</b>
¿Puede haber tolerancia si previamente no hay respeto? Uno de los
filósofos cafeteros dice que “todas las opiniones son respetables”
y otra compañera comenta que “no respeto a alguien que me ataque
por mis valores e ideas”. El moderador tira entonces de ironía
socrática para plantear al grupo su intención de propinar una
paliza a algunos de los participantes por ser de otro pueblo, algo
que dice no parecerle bien: ¿es respetable esta opinión? ¿Sería
respetable este modo de proceder? Tras unos titubeos iniciales
(habría que conocer tus razones, etc.) esta forma de pensar acaba
por resultar a todos inaceptable de manera evidente. La compañera
que dice no respetar a quien le ataque por sus ideas, reconoce que lo
importante no es el ataque a sus ideas sino a su persona (el no
sentirse ella respetada). Poco a poco emerge la comprensión de que
no debemos confundir a las personas con las ideas o valores que, en
un momento dado defienden. Precisamente, es esta <i>identificación
de las personas con sus opiniones, creencias, valores o actos una de
las claves que nos permite comprender por qué nos resulta tan
difícil convivir</i>.
Salta a la palestra el ejemplo de los hinchas radicales de un equipo
de fútbol: su identificación con su equipo es tal que cualquier
crítica o cuestionamiento de su equipo es valorado como algo
personal, como una crítica o cuestionamiento de ellos mismos, lo que
desencadena actitudes y respuestas de intolerancia y agresividad
(literalmente y considerando su identificación, <i>les
va en ello su ser</i>).
Sin embargo, la hostilidad de un aficionado radical a un equipo hacia
los adversarios se nos ofrece como algo irracional pues, si no
hubiese otros equipos, el juego del fútbol no sería posible. Nos
parece mucho más sensato alimentar una rivalidad sana y meramente
deportiva, que permita a los aficionados al fútbol disfrutar y
divertirse con un buen encuentro de fútbol, en armonía con los
aficionados rivales. “La discrepancia es buena”, añade una de
las asistentes, sabedora de que la intolerancia es fuente de
dogmatismo y acaba con esa riqueza propia de la diversidad. “Convivir
–se dice- es algo que se hace con las personas no con las ideas,
valores o creencias”. Abundando en la capacidad de distinguir entre
una persona y sus actos, uno de los filósofos de aquella tarde nos
pone el ejemplo de una persona que comete un crimen fruto de un
estado esquizofrénico. “¿Hemos de condenarlo irremisiblemente o
comprenderlo?”-se pregunta. Y añade: “¿Debemos creer en la
reinserción de personas que comenten malos actos?”. Para él no
hay lugar a la duda, dice que “hay que creer siempre en las
personas”, algo en lo que resuena la sentencia bíblica que nos
encomienda condenar al pecado pero no al pecador y también la máxima
spinoziana de comprender antes de condenar. Otro de los integrantes
(discípulo de Sócrates infiltrado en el grupo), propone, a modo de
recapitulación y resumen tres importantes aclaraciones sobre lo
dicho: una cosa es <i>comprender</i>
un determinado acto y otra muy diferente es <i>justificarlo</i>,
no debemos confundir el <i>respeto
a una persona</i> con
<i>estar de acuerdo con
ella</i> (con sus ideas,
creencias, valores, etc) y, por último, no caer en la confusión que
supone <i>identificar a
una persona con sus actos</i>.
Seguro que, de evitar estas confusiones, la convivencia será un
ejercicio menos complicado de lo que a menudo nos resulta.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"> La
conversación continúa con un ejemplo extremo propuesto por uno de
los asistentes: ¿puede hablarse de buena convivencia en el caso de
una pareja en el que uno de los dos, por estar enamorado, acepte y
tolere sufrir abusos por parte del otro? Y, ¿qué diríamos si esa
relación tóxica es el resultado de una patología genética o de
una circunstancia personal (por ejemplo, el haber uno sufrido abusos
en el pasado). ¿Somos realmente libres de elegir respetar a otra
persona o estamos determinados genética o culturalmente? La cuestión
parece desviarse del tema inicial y el tiempo apremia, quizás sea un
tema apasionante para otra tarde de café y filosofía. Sin embargo,
volviendo al tema de la convivencia, el compañero que propuso el
anterior ejemplo parece tenerlo claro cuando es interrogado: no puede
hablarse de amor cuando se trata de una relación en la que uno de
los afectados sufre un daño. “No se debe llamar amor –añade
otra participante- a la sumisión o dependencia. No se trata en este
caso de amor, sino de miedo”. Todos hemos convenido anteriormente
en que la clave de una buena convivencia es el respeto hacia el otro,
ahora bien, dicho respeto, si es profundo, no puede provenir de otra
fuente que no sea <i>el
reconocer en el otro la valía intrínseca e inalienable que
encuentro en mi propio fondo</i>.
Dicho de otra manera: no puede haber respeto a los demás si,
previamente, no me valoro y respeto a mí mismo. Una conclusión
compartida aquella tarde, muy cercana a esta hermosa cita de Joel
Osteen, que quizás pueda servir de colofón y cierre para toda una
temporada de encuentros filosóficos: <i>“Si
no puedes convivir contigo mismo, entonces nunca podrás convivir con
otras personas”.</i></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="RIGHT" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Alfonso
J. Viudez Navarro</span></span></p><p align="RIGHT" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></span></p><p style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="text-align: left;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkvQ_vsraiYYPFXnULBXGZkSxCmL5L_aYuDEPC403V6-2jmWitH4zpBs4Dx5gGfCLVFV6GbSC_Z98j2UBeqS-ZnO0IY5_rrBQGs5GTrPG9cIQc7fq6FAfV0CF6SLFBcmLWNXwLOBkYCapjPqDV0AopErnvIy9HY3v9P5QbJkqFAUskPzSrTkdW0bq3okg/s4000/Sobre%20la%20buena%20convivencia%201.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3000" data-original-width="4000" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkvQ_vsraiYYPFXnULBXGZkSxCmL5L_aYuDEPC403V6-2jmWitH4zpBs4Dx5gGfCLVFV6GbSC_Z98j2UBeqS-ZnO0IY5_rrBQGs5GTrPG9cIQc7fq6FAfV0CF6SLFBcmLWNXwLOBkYCapjPqDV0AopErnvIy9HY3v9P5QbJkqFAUskPzSrTkdW0bq3okg/s320/Sobre%20la%20buena%20convivencia%201.jpg" width="320" /></a></div><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><br />
</p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;"><br />
</p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-31237101330923167972023-07-24T17:49:00.001+02:002023-07-24T17:50:02.010+02:00¿Qué es la verdad?<p style="text-align: center;"><b style="font-size: 13pt;"></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b style="font-size: 13pt;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtKwM4gN70mG-TZ5aj-qDUsi9E5uoIU8GyGWiyJyY7-TC6xoh78HecmnvPZkAhADz0Corvu9riL22RSyrA88kB--0FetczD04RQiTx70OhLvki6tNleGiOnd5iLnjwULfUTl3vHurlGry6kYV0vcdEipPf2IRQiTtKLGBJXvHd4CPy_1kgwSPS2oU0y6I/s2048/Sobre%20la%20verdad1.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtKwM4gN70mG-TZ5aj-qDUsi9E5uoIU8GyGWiyJyY7-TC6xoh78HecmnvPZkAhADz0Corvu9riL22RSyrA88kB--0FetczD04RQiTx70OhLvki6tNleGiOnd5iLnjwULfUTl3vHurlGry6kYV0vcdEipPf2IRQiTtKLGBJXvHd4CPy_1kgwSPS2oU0y6I/w400-h300/Sobre%20la%20verdad1.jpg" width="400" /></a></b></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b style="font-size: 13pt;"><b style="font-size: 13pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></b></b></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><b style="font-size: 13pt;"><b style="font-size: 13pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Sobre
la esencia de la verdad</span></b></b></div><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Diálogo
Filosófico en Málaga 1.5</i></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>26
de junio de 2023, Ateneo de Málaga, 18:30 horas</i></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 3.44cm;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Yo
afirmo amigos [habla Sócrates], que todos nosotros debemos buscar en
común –ya </i><i>que nadie está al margen de la
discusión– un maestro lo mejor posible, primordialmente para
nosotros, pues lo necesitamos, y luego, para los muchachos, sin
ahorrar gastos de dinero ni de otra cosa. Quedarnos en esta
situación, como ahora estamos, no lo apruebo. Y si alguno se burla
de nosotros porque, a nuestra edad, pensamos en frecuentar las
escuelas, me parece que hay que citarle a Homero, que dijo: «No es
buena la presencia de la vergüenza en un hombre necesitado». Con
que, mandando a paseo al que ponga reparos, tomemos tal empeño en
común por nosotros mismos y por los muchachos.</i></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 3.44cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: left;">Platón, </span><i style="text-align: left;">Laques</i></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><b style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">¿Qué
es la verdad?</span></b></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: left;">¡Uy,
la verdad qué mancillada, qué proscrita en estos tiempos! De ahí
que sea tan importante plantearnos juntos cuál es la esencia de la
verdad. El espacio es idóneo: la </span><i style="text-align: left;">Sala Muñoz Degrain </i><span style="text-align: left;">del
Ateneo de Málaga, donde la cultura se concita. El contexto es
idóneo: un diálogo filosófico, cuya dinámica interna permite
indagar juntos. Y hacer preguntas. Y buscar respuestas.
Tradicionalmente, se identifica la verdad con los hechos. Pero qué
sucede si resulta que no hay hechos puros sin sujetos puros. Si todo
hecho es una construcción social y cultural, fruto de una
representación de la realidad, una realidad ya interpretada, como
nos avisaba Rilke y luego la psicología de la percepción ha
“demostrado”. Esta situación humana del conocimiento se ha ido
descubriendo, pero siempre ha funcionado. Y continúa funcionando,
ahora con los conocimientos “científicos”, psicológicos y
sociológicos, convertidos en herramientas puestas al servicio
descarado y sin escrúpulos de algún interés o medio (poder o
dinero, principalmente, como señala Habermas). No sorprende la
confusión de la población, su desarraigo político, si las
fronteras entre la verdad y la opinión, lo real y lo virtual, los
deseos y la realidad se han ido desvaneciendo. Si cualquiera tiene
derecho a decir lo que quiera, justificar como quiera lo que hace o
dice, y no hay razones mejores unas que otras, si todo es
justificable, si el lenguaje (que contiene sus propias limitaciones)
se puede manipular descaradamente y sin rubor, no sorprende que a
algunos les dé lo mismo hablar de la verdad o inventársela o que
muchos teóricos hablen de que vivimos en tiempos de la posverdad.
Sócrates contra sofistas. La diferencia está en la actitud: ¿por
qué no empezar a cultivar una adecuada </span><i style="text-align: left;">actitud ante la verdad</i><span style="text-align: left;">,
antes de empezar a hablar de “los hechos”? Quizás la verdad sea
más una actitud que un hecho. Este es el descubrimiento que te
ofrecen los participantes de este diálogo filosófico. Quédate con
nosotros.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"> Nuestra
época, aparte de ser una época de tremenda confusión, no va muy
bien que digamos. Somos conscientes. En muchos aspectos. Y mucho de
lo que sucede no depende de nosotros, pero otros claramente sí, como
diría Epicteto. Pues bien, <b>¿qué hago yo para que este mundo sea
un lugar mejor para vivir (y convivir)?</b> No hablamos de grandes
hazañas o heroicidades. Acciones cotidianas: escuchar a una persona,
colaborar de alguna manera con una ONG o similar, ser muy consiente
de mi voto en unas elecciones, o de mi consumo diario, aprender a
cuidar de mí mismo, cumplir con mi parte o mis obligaciones, etc.
Miremos si hay cosas que nosotros podemos hacer. En el caso de
nuestros participantes, esto es: mostrar las contradicciones, agitar
el pensamiento de las personas; procurar actuar según mi conciencia;
tratar de no molestar innecesariamente a los demás; considerar a los
demás, valorándolos, respetándolos; dando tanto como los demás me
ha dado a mí; escuchar al otro; promover un consumo responsable, una
relación más adecuada con la naturaleza, por ello colaboro con
algunas asociaciones; ayudar a apartar de las personas la agresividad
como una manera de relacionarse; colaboro con algunas ONGs, trato de
escuchar sin juzgar, trato de ser solidaria, doy gracias; trato de
cultivar la empatía; trato de ser sensible al dolor de los demás; y
yo, hago música. Pues bien, ¿qué puedes hacer tú, que depende
nada más que de ti?</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> <span style="font-family: arial;"><b>¿Es
posible la verdad?</b> Y para ello: <b>¿qué es la verdad?</b> Estos
dos momentos de la indagación orientaron al grupo en su búsqueda.
(Y no se abordaron estos temas paralelos: la relación entre verdad y
vida, ni entre verdad y felicidad, solamente, la relación entre
verdad y conocimiento; o quizás sí, de otro modo... lo veremos
hacia el final). Comenzaron, pues, a recoger los hallazgos
conceptuales que nos permitirían definir la <i>esencia de la verdad</i>:
si hay verdad, es porque hay <i>objetividad</i> (quiere decir que
todo lo subjetivo ha sido apartado para que no interfiera); si hay
verdad es porque hay <i>coherencia</i> entre lo que decimos (el
lenguaje) y lo que es (la realidad), una concepción muy
aristotélica, la verdad como adecuación, todo un clásico; hay
verdad cuando algo coincide con la definición, fruto de un <i>consenso</i>;
hay verdad cuando es el resultado de un <i>proceso de investigación</i>
que cumple todas las garantías de que somos capaces, y este proceso
nos iría aproximando gradualmente a la verdad, por ejemplo en el
sentido de Karl Popper. Además, la verdad no debe ser confundida con
otra cosa que no es: lo obvio o
<i>evidente</i> con lo imaginario o la ficción o lo virtual;
lo <i>indiscutible </i>con lo que es más que discutible; la opinión
con la creencia, ni la creencia con un punto de vista, ni un punto de
vista con un <i>saber bien fundamentado</i>;
recordemos lo que nos decía Platón: el saber es la opinión fundada
en buenas razones (y esto último es lo decisivo). Si lo miramos, en
el fondo toda definición de la verdad incluye un <i>componente
absoluto</i>: si algo es verdad, no puede mostrarse más adelante que
no era verdadero, en tal caso es que no era <i>la</i> verdad; si es
verdad entonces no puede dejar de serlo. Pero no todos los
participantes lo vieron tan claro, lo aceptaban, sí, pero a la
altura de nuestro tiempo, eran también conscientes de que toda
verdad incluye un <i>componente construido</i>, humano, y por tanto
falible. Y ahí estaba la dificultad... ¿Qué es la verdad? ¿Es
posible alcanzar una verdad única, absoluta, o más bien, toda
verdad está abocada a ser sustituida por otra verdad, que toda
verdad es provisional?</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"> En
eso estaba el grupo, en este <i>impasse</i>, cuando uno de los
participantes planteó una situación, algo tópica, referida a la
percepción: vemos un 9 o un 6, según desde dónde miremos la imagen
en el papel. Entonces, el moderador preguntó: alguien verá un nueve
y otra persona verá un seis, pero, ¿por qué en ambos casos no
verán nada más que un nueve o un seis? Pareciera que hay algo
común, que sólo hay esas dos posibilidades. Tras esta momentánea y
pequeña perplejidad, preguntó: ¿sois capaces de ofrecer una
definición de la verdad que sea capaz de recoger, a la vez, su
carácter absoluto y su carácter construido? Esto que parecía
inicialmente un misterio inescrutable, con el diálogo fructífero,
fue cayendo por su propio peso: parece ser que nuestras definiciones
son absolutas y, en cuanto definiciones o conceptos puros, se
cumplen, pero en la práctica nunca se alcanza del todo eso que
exigen tales definiciones. Entonces, ¿cuál puede ser un concepto de
verdad acorde con tal situación? Pero atentos: ¡la salida de una
situación paradójica, siempre conduce a una <i>nueva visión</i>! Y
ellos y ellas accedieron a vislumbrar el nuevo panorama. Una nueva
concepción (quizás muy vieja, pero descubierta allí mismo, aquella
tarde): <i>la verdad como búsqueda</i>. La verdad es la búsqueda
misma de la verdad. Cuando se busca, se intuye lo buscado, si no, no
podría buscarse; y a la vez, lo encontrado no agota la búsqueda
misma. Porque, quizás, sólo pueda hablarse, auténticamente, de
verdad nada más que en presente,
aquí y ahora. Buscar la verdad y encontrar lo que es la verdad <i>aquí</i>,
en <i>este caso</i>, en <i>este momento</i>. La verdad renovada o
actualizada. Siempre viva. La <i>búsqueda </i>de la verdad no es
solamente una construcción de la realidad ni tampoco coincide sin
más con lo hallado.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"> Pero
esta concepción de la verdad exige mucho de nosotros: una <i>actitud
adecuada</i>, siempre atenta, siempre abierta, siempre receptiva,
siempre disponible, siempre honesta, sincera con nosotros mismos.
Esto es lo fundamental. Éste es el árbol que da buenos frutos.
Auténticos frutos reales y verdaderos. Riquísimos. Todo lo demás,
no sería nada más que ceguera o presunción. Fruto amargo o muy
verde todavía. Imagine el lector qué clase de “verdad”
encontraríamos (si es que la encontramos) a partir de actitudes
opuestas a las anteriores... Además, esta visión de la verdad nos
ofrece grandes ventajas. Nos evita caer en peligrosos extremos: el
<i>dogmatismo</i> y el <i>relativismo</i>. No hay una única verdad,
ni cualquier cosa es la verdad. Pensar de un modo dogmático, aparte
de abortar cualquier investigación posible (ya se cree que se sabe
todo), llega a ser muy nocivo en la práctica: intolerancia,
discriminación, etnocentrismo, nacionalismo, imperialismo, etc. De
todo ello hemos sufrido mucho a lo largo de la historia. Por su
parte, el relativismo, más
allá de la admisión de la diversidad que ha de llevar a la
comprensión mutua, no debe abocarnos a la justificación indiferente
de cualquier manifestación ética o política, injusta o que atente
contra los derechos humanos, otros seres o la vida en el planeta. No
todo vale (igual). De esto también hemos visto mucho, y estamos
viendo en la actualidad. En el fondo, se piensa que no hay verdad,
por lo tanto, para qué esforzarse en buscarla siquiera. De nuevo,
Sócrates frente a la sofística.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"> Finalmente,
tomar conciencia de la importancia de la actitud ante la verdad,
condujo al grupo a plantearse si toda verdad <i>ha de ser buscada</i>,
si el ser humano ha de ir siempre, intencionalmente, en pos de la
verdad. Y los rasgos, que ya se habían entreabierto, de la actitud
de búsqueda de la verdad, nos indicaban un nuevo sendero que
transitar, para quien esto le diga algo: si estamos atentos,
abiertos, presentes, receptivos, disponibles, si somos nosotros
mismos ante lo real... es posible que no se necesite nada más. Fuera
las prisas, fuera la angustia, fuera el afán de dominio, fuera la
prepotencia, fuera la competición, fuera el creernos unos dioses. La
verdad se decantará, por sí sola vendrá a nosotros. ¿Pasaremos de
largo, estando delante de nosotros? ¿Estaremos preparados para
recibirla? Porque nos va a transformar... Vale.</span></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlPZ4Cird-KWNyVKShUedddCqr7DQoNRg8lzYr3NPAoRjCsegbISSCTWtRkUReOqB_agYsDynUTF4plTcZRvz9Ol2MbXpJSF8X0hJfJPYUte-BT9webx4M-_YU3fObjP_QK5E_xNh2xWzYHd3eswZxQcOIyZTuTZowQ50aRwIVPE0zCeR-hA6Sv8SvMak/s2048/Sobre%20la%20verdad4.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlPZ4Cird-KWNyVKShUedddCqr7DQoNRg8lzYr3NPAoRjCsegbISSCTWtRkUReOqB_agYsDynUTF4plTcZRvz9Ol2MbXpJSF8X0hJfJPYUte-BT9webx4M-_YU3fObjP_QK5E_xNh2xWzYHd3eswZxQcOIyZTuTZowQ50aRwIVPE0zCeR-hA6Sv8SvMak/s320/Sobre%20la%20verdad4.jpg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjL1nFe51EAH6rL0NPXnWRr84ywQM5QjjyucsFv-5rHWOxBAdtn2NbGPI5NcDlfHuZTpZH1BBrn-rzxRmDJXYzDUcKEiLBy7RgA9_cUuQ6KKkTnQAte2hHZA6AwwFXFGqwRK7rKGHy86eCgH6DzLjsMsneQ-hsW5UiTs1L-wWdfIn3dWv23O5yiJ1VWpeo/s2048/Sobre%20la%20verdad2.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjL1nFe51EAH6rL0NPXnWRr84ywQM5QjjyucsFv-5rHWOxBAdtn2NbGPI5NcDlfHuZTpZH1BBrn-rzxRmDJXYzDUcKEiLBy7RgA9_cUuQ6KKkTnQAte2hHZA6AwwFXFGqwRK7rKGHy86eCgH6DzLjsMsneQ-hsW5UiTs1L-wWdfIn3dWv23O5yiJ1VWpeo/s320/Sobre%20la%20verdad2.jpg" width="320" /></a></div><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-54725249552906283832023-07-18T19:57:00.004+02:002023-07-18T20:35:08.574+02:00¿Es bueno que todo se normalice?<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEKEVtCQ6jOpQR_uCzwGVI-W2D1-y_SoxL6axD6u29Hjaj5uqoDIHQGCi5SQZz8UuGimj8wt_xGftJDFMbpqvn9YdjHX08ztvuFw00Phowf9I9lkQh5HVLgpnRnwm4E-jVqYCcSJFrdN2U7zeNdUi4VWKfH8BValRuLG8r17w6k56nKnmCckQcw3x8z-0/s2483/Normalizaci%C3%B3n%20social%201.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1516" data-original-width="2483" height="244" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEKEVtCQ6jOpQR_uCzwGVI-W2D1-y_SoxL6axD6u29Hjaj5uqoDIHQGCi5SQZz8UuGimj8wt_xGftJDFMbpqvn9YdjHX08ztvuFw00Phowf9I9lkQh5HVLgpnRnwm4E-jVqYCcSJFrdN2U7zeNdUi4VWKfH8BValRuLG8r17w6k56nKnmCckQcw3x8z-0/w400-h244/Normalizaci%C3%B3n%20social%201.jpg" width="400" /></a></div><p style="text-align: justify;"><span style="text-align: left;"> </span><b style="font-size: 13pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Sobre
la normalización social</span></b></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Torre del Mar 2.7</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>22
de junio de 2023, Taberna El Oasis, 18:00 horas</i></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.48cm; page-break-before: auto;"><i><span style="font-family: arial;">El
poder se incardina en el interior de los hombres, realiza una
vigilancia y una transformación permanente, actúa aún antes de
nacer y después de la muerte, controla la voluntad y el pensamiento
en un proceso intenso y extenso de normalización en el que los
individuos son numerados y controlados.</span></i></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.48cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: left;">Michel
Foucault, </span><i style="text-align: left;">Vigilar y
castigar</i></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.48cm;">
<span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: left;">¿Por
qué la normalización social es percibida como un problema? Así lo
vemos dentro. Hay un problema. Que las cosas se vuelvan frecuentes,
típicas, repetitivas, que predominen o sean habituales, que se
defiendan como naturales, lo que es debido, que respondan a una media
(incluso estadística) de lo que suele hacerse o pensarse o decirse,
no es en el fondo lo que nos preocupa, lo que nos molesta, lo que
atenta contra lo más sagrado de nosotros mismos. No. Es su mensaje
oculto: las cosas no pueden ser de otra manera; yo no puedo ser de
otra manera. Ahí arraiga una injusticia fundamental. Y esto fue lo
que estuvo en el fondo de la inquietud de los participantes. Aquella
tarde, en que realizamos nuestro café filosófico en la terraza de
la Taberna </span><i style="text-align: left;">El Oasis</i><span style="text-align: left;">.
Síguenos en esta andadura. Como nos espoleaba Immanuel Kant:
“atrévete a pensar por ti mismo”. Porque un “es” no puede
dar paso a un “debe”, nos prevenía David Hume.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> <b>¿Qué
es eso de lo que estás muy seguro/a? </b>Pregunta
el animador del encuentro, para abrir boca. Quizás afloren nuestros
más profundos motivos del vivir. Quizás con esta autorreflexión
observemos alguna grieta en el edificio de nuestras (aparentes)
seguridades. Y esto nos lleve a ser más cautos, a que nos aseguremos
un poco más... En cualquier caso, es muy sano mentalmente. Porque
las <i>ideas </i>son
siempre interpretaciones o representaciones de la realidad; los
<i>hechos</i>,
en la práctica, están siempre construidos; y solamente la
<i>experiencia</i>
directa, sincera y auténtica, nos ofrece evidencias, que no queden
atrapadas por nuestros temores o deseos. Pues bien, esto dijeron: sé
con seguridad que he de morir; estoy segura de mi conciencia
mientras hago algo; que las cosas deben hacerse con amor; que me
encuentro ahora mejor que antes; que soy feliz y que la felicidad se
basa en el amor y que, cuando amo, mi yo desaparece; estoy segura de
lo que siento, de mi ser consciente; sé que somos vulnerables, de
ahí la importancia de cuidar y cuidarse; yo soy consciente de la
incertidumbre en que vivimos; que un dolor vivido conscientemente te
conduce a la felicidad; yo estoy convencida de mis ganas de crear,
“quiero”.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: black;"> Nuestros
participantes quería saber: 1) </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><b>¿En
qué consiste normalizar? </b></span></span><span style="color: black;">2)
</span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><b>¿Por
qué esta tendencia a normalizarlo todo?</b></span></span><span style="color: black;">
3) </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><b>¿Cuáles
son los mecanismos que conducen a ello?</b></span></span><span style="color: black;">
</span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><b>¿Qué
podemos hacer? </b></span></span><span style="color: black;">Y
prefirieron, con buen criterio, comenzar por citar </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>algunos
ejemplos</i></span></span><span style="color: black;">
de situaciones que han perdido su carácter único, que se han
normalizado, a las que nos hemos acostumbrado, a pesar de su
injusticia o inadecuación: se ha vuelto normal que todo sea
obsolescente, no digamos los objetos electrónicos, y además de un
modo programado; nos hemos habituado a ver las tragedias humanas de
otras latitudes, o no tan lejanas, como se mira la televisión; las
violaciones grupales; la violencia desatada; la insensibilidad ante
la pobreza o la discriminación; no hacer nada por mejorar el mundo
que te rodea se ha vuelto lo normal. Y esto es lo que preocupaba.
Todo puede llegar a normalizarse, pero a ellos y ellas les preocupaba
la </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>normalización
de lo negativo</i></span></span><span style="color: black;">,
del sufrimiento evitable. Y les preocupa porque nos lleva a ser
pasivos, a ser insensibles, a la inacción. Nos estamos inmunizando,
como los insectos a los insecticidas, que necesitan cada vez una
mayor dosis para ser efectivos; nos habituamos a todo, quizás para
poder sobrevivir con un mínimo de equilibrio mental. Pero esto
incluye el vivir con miedo, incluye la indolencia personal, una
aceptación pasiva y no activa, una adaptación sumisa, que no es la
sana flexibilidad despierta.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: black;"> Qué
</span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>mecanismos
sociales</i></span></span><span style="color: black;">
refuerzan, reformulan o conducen estos procesos individuales que
tienden a convivir pasivamente con cualquier cosa, aunque no nos
agrade o con la cual no estemos en el fondo de acuerdo. Y el
principal factor: que son procesos que se van dando </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>poco
a poco</i></span></span><span style="color: black;">,
como en el cuento de la rana en la marmita, que no es consciente de
que se está cociendo hasta que ya es demasiado tarde, porque el
calor subía muy lentamente. La </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>repetición</i></span></span><span style="color: black;">
es otro mecanismo muy eficaz: ya sabemos de su eficacia, Goebbels nos
dejó una desgraciada prueba, que nunca olvidaremos, con su
propaganda nazi. La tendencia a </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>minimizar
lo que no interesa</i></span></span><span style="color: black;">
que sobresalga y que se sepa, a determinados intereses, ofrecer una
</span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>información
sesgada</i></span></span><span style="color: black;">,
no poder seguir una noticia en todas su fases, cuando deja de ser de
actualidad, o bien, provocar la </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>saturación</i></span></span><span style="color: black;">
del ciudadano, de manera que esto le lleve a esconderse en su propia
vida. De ahí la importancia de la labor de los medios de
comunicación. Si en la práctica no son medios libres, porque no lo
son sus trabajadores, de publicar siguiendo criterios periodísticos
adecuados, si se ven obligados a hablar más de declaraciones o
juicios o interpretaciones que de hechos o acontecimientos... Una
muestra es el deterioro actual de la política, y de la democracia.
Se vuelve “normal” que se actúe por mera estrategia, en lugar de
tratar de buscar el bien y la verdad, mentir porque todos lo hacen,
corromperse porque otros lo hacen, etc. Y así se normaliza una forma
de llevar a la práctica la democracia que es realmente una anomalía.
Nos acostumbramos. Nadie ve más allá de lo que aparece. Y todos
perdemos.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: black;"> Pero
todo esto no sucedería sin nuestra complicidad personal, consciente
o, casi siempre, inconsciente. Yo siempre puedo darme cuenta de los
“distractores” que se me presentan cada día para que no piense
por mí mismo, para no sea yo mismo. Por ejemplo, siempre puedo darme
cuenta y no caer en una concepción de la felicidad (predominante) en
la que ésta se busca en lo inmediato, en el consumo o en la
transacción: tengo que conseguir, tengo que poseer, tengo que
conservar, tienes que darme lo que quiero para que yo sea feliz. Así
pues, el primer paso es darse cuenta de </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>cuánto
mío no es en el fondo mío</i></span></span><span style="color: black;">,
sino que se ha ido construyendo en mí con los materiales que me han
venido de fuera, del mundo en que vivimos. Así pues, la salida del
proceso-apisonadora de la normalización comienza en la persona
misma, en empezar a ser o vivir como persona, libre y
conscientemente, como nos recuerda María Zambrano en su obra </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>Persona
y democracia</i></span></span><span style="color: black;">.
Quizás cada uno, gradualmente, pueda ir tomando conciencia,
empezando por la pequeña escala, </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>parcelas
cercanas de mi vida</i></span></span><span style="color: black;">.
Pero esto requiere que </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>refresquemos
nuestra mirada</i></span></span><span style="color: black;">,
ver, mirar mejor, y no tanto pensar, interpretar, juzgar... Estar muy
despierto, abierto a lo que hay. </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>Educar
nuestra mirada</i></span></span><span style="color: black;">.
Precisamente, lo que aquella tarde estábamos haciendo juntos.
Reforzar estos buenos hábitos. Tratar de no acomodarse o de mirar
como siempre se mira, sino mirar </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>como
se mira por primera vez</i></span></span><span style="color: black;">,
como lo hace el niño (es cierto, que con sus limitaciones
cognitivas) y el artista cuando está creando, estando presentes y
muy lúcidos. Precisamente, esto es lo que supone la </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>actitud
filosófica</i></span></span><span style="color: black;">,
que habíamos practicado aquella tarde en la terraza de la Taberna </span><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>El
Oasis</i></span></span><span style="color: black;">.
No ser como insectos que se dejan fumigar una y otra vez. Y esto es
posible.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6WE-GnbkiUVFKcmCW1EMAMc9pnM0Qy1My_v6qzAmc7zoUtVgbjCzT2JtfHQ_CFATfRi72_GyS7lvwxKQ9DamarcvKRbxv4t2ctvQyRkEo_4FU_w6qKDwBdcVUlUaxJF-d2E0WVX_675jLh18ECN34pk5Ocaha-_AihdeB1IHcprHJWQtkbg_xTfvUpNI/s1600/Normalizaci%C3%B3n%20social%202.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6WE-GnbkiUVFKcmCW1EMAMc9pnM0Qy1My_v6qzAmc7zoUtVgbjCzT2JtfHQ_CFATfRi72_GyS7lvwxKQ9DamarcvKRbxv4t2ctvQyRkEo_4FU_w6qKDwBdcVUlUaxJF-d2E0WVX_675jLh18ECN34pk5Ocaha-_AihdeB1IHcprHJWQtkbg_xTfvUpNI/s320/Normalizaci%C3%B3n%20social%202.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="font-family: arial;"><br /><span style="color: black;"><br /></span></span><p></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-12757367278393421432023-07-03T18:45:00.001+02:002023-07-03T19:17:44.808+02:00¿En qué consiste la verdadera política?<p style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh74_GOhO7UYFL30em_s2yMRRPHkNJoVlYvrs235meQMAz7rWItInQ8V4-naFgn-s0owh9ja6Ez0tfBO85qGqZnK2546gkP6DGHuSNAg9Ryfexxmsj7QhnJw84CVqJncKf1wdtvUdVcbHCrl4CwACqVa57xIMmSl9NR5zjiILuCajirEYWo-tyDsVe6C1M/s2048/Escudo%20Pe%C3%B1a%20flamenca.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="2048" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh74_GOhO7UYFL30em_s2yMRRPHkNJoVlYvrs235meQMAz7rWItInQ8V4-naFgn-s0owh9ja6Ez0tfBO85qGqZnK2546gkP6DGHuSNAg9Ryfexxmsj7QhnJw84CVqJncKf1wdtvUdVcbHCrl4CwACqVa57xIMmSl9NR5zjiILuCajirEYWo-tyDsVe6C1M/w400-h400/Escudo%20Pe%C3%B1a%20flamenca.jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p><p><b style="font-size: 13pt;"><span style="font-family: arial;">Sobre
la política</span></b></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Castro del Río 6.7</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>26
de mayo de 2023, Peña Flamenca Castreña, 18:00 horas</i></span></span></p>
<p align="RIGHT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p style="margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><i style="font-family: arial; text-align: left; text-indent: 1.25cm;">Pues estas fueron
distribuidas así: con un solo hombre que posea el arte de la
medicina, basta para tratar a muchos legos en la materia; y lo mismo
ocurre con los demás profesionales. ¿Reparto así la justicia y el
poder entre los hombres, o bien las distribuyo entre todos? “Entre
todos, respondió Zeus; y que todos participen de ellas; porque si
participan de ellas solo unos pocos, como ocurre con las demás
artes, jamás habrá ciudades”.</i></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 2.93cm; text-indent: 1.25cm;"><span style="font-family: arial; text-align: left; text-indent: 1.25cm;">“</span><span style="font-family: arial; text-align: left; text-indent: 1.25cm;">El
mito de Prometeo” (Platón</span><i style="font-family: arial; text-align: left; text-indent: 1.25cm;">, Protágoras</i><span style="font-family: arial; text-align: left; text-indent: 1.25cm;">,
320 d)</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><b>¿En
qué consiste la verdadera política?</b></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; text-align: left;">El
ambiente electoral en aquella tarde de mayo, previa a la jornada de
reflexión de las inminentes elecciones municipales, debía
necesariamente flotar en las mentes de los participantes del Café
Filosófico en la acostumbrada Peña Flamenca de Castro del Río,
inclinando decisivamente la balanza de las temáticas propuestas del
lado de la política. Previamente, el moderador del encuentro formuló
a los participantes una pregunta que también te atañe: En este
mundo tan confuso y cambiante, donde el valor es tan perecedero, para
ti, </span><i style="font-family: arial; text-align: left;">¿hay algo de lo
que estés completamente seguro/a?</i></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-size: small;"> Y
continuó la sesión con el tema del día: <i>¿Cuál
es la esencia de la política? ¿Responde a esa esencia la forma
actual de hacer política? ¿Es necesaria la política? ¿Somos
conscientes de esa necesidad?</i>
Así quedó configurado el atractivo programa filosófico de nuestra
reunión. Para abrir boca, uno de los participantes –el más joven
de todos- lanzó con determinación su propuesta personal a la
pregunta acerca de qué es en sí misma la política. <i>“La
política</i> –nos dijo-
<i>la entiendo como un
apoyo necesario y una guía para el desarrollo social, las relaciones
justas y formas sostenibles de bienestar”. </i>La
mayoría de los asistentes se manifestó de acuerdo con la verdad
contenida en aquella tentativa de definición a la que, otra
participante, añadió: <i>“la
política es convivencia en armonía”</i>.
Muy activa en sus inquietudes, otra de las asistentes aquella tarde
se quejó del pasotismo y la desafección actual hacia la política,
pues entendía que ésta <i>es
algo que requiere de la participación de todos</i>
mientras que, como <i>forma
de organización hacia determinados fines </i>(así
definía ella la esencia de la política), frecuentemente ocurre que
suele orientarse más a cubrir intereses personales que al bienestar
comunitario. Para clarificar las ideas y desenmarañar cierta
confusión creada, uno de los participantes -muy curtido en los
encuentros filosóficos- propuso diferenciar entre el sentido
superficial (pero legítimo) de la política como <i>forma
de organización</i> y el
sentido ético de la misma, más profundo, como una <b>búsqueda
conjunta del bien común</b>.
Esa última definición supuso un punto de consenso, pareciendo a
todos responder a ese sentido ideal –la política con mayúsculas-
de lo que constituye la esencia misma de la política. Esta
definición, se convino, recogía acertadamente la totalidad de los
distintos aspectos planteados hasta ese momento. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"> Pertrechados
con una idea común de la esencia de la política (aquello que ésta
debería ser), los participantes se lanzaron a contrastar si la forma
actual de hacer política se ajusta o no a dicho modelo y, en este
punto, las conclusiones siempre fueron compartidas de manera general.
Se dijo que la política actual peca de caer en la <b>tecnocracia</b>,
es decir, dejar el mando de las decisiones políticas en manos de
técnicos expertos que únicamente se rigen por el criterio de la
eficacia pero sin atender, por ejemplo, a fines de tipo humanitario.
De esta forma –recalcó una de las participantes- fuera de la
voluntad política de atender a las personas, nunca se hubiese
llevado tendido eléctrico a determinadas poblaciones muy pequeñas y
aisladas por no ser económicamente rentable; tampoco se tomaría la
decisión de que los trasplantes –por su elevado precio- formasen
parte habitual de un programa público de sanidad. La esencia de la
técnica se nos revela como la capacidad para buscar los mejores
medios para determinados fines pero, en relación a qué fines deben
ser perseguidos, los tecnócratas no entran a discutir, limitándose
a aceptar como fin único la rentabilidad económica. Ahora bien,
como ya se había discutido, toda política lleva en su esencia una
aspiración ética y, por consiguiente, una valoración consciente
acerca de <i>qué</i>
<i>fines deben ser
perseguidos</i> y <i>qué</i>
<i>valores deben orientar
nuestra práctica</i>.
Caer en la tecnocracia es por tanto un alejamiento de la esencia de
la política.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"> También
se acusó a la política actual por su <b>falta
de veracidad</b>, al caer
continuamente en las típicas promesas incumplidas de la campaña
electoral y por su carácter <b>cortoplacista</b>,
al buscar sólo beneficios a corto plazo que den rentabilidad
electoral. En relación a esto último, los participantes pusieron
sobre el tapete la afirmación de que los graves problemas a los que
nos enfrentamos, como la desigualdad social, la sanidad universal o
el cambio climático, son problemas globales y requieren, para ser
abordados, políticas a largo plazo con una actitud generosa y
amplitud de miras. “<i>El
político</i> –apuntó
uno de los asistentes, buen conocedor de la filosofía kantiana- <i>debe
regirse siempre por el cumplimiento del deber, en lugar de hacerlo
por sus intereses personales”</i>.
Otra de las críticas a la política actual fue la de su
<b>profesionalización</b>,
que acaba siendo causa de cierto acomodamiento cuando no de una
abierta y flagrante corrupción. Uno de los participantes propuso
como estrategia para optimizar la actividad política que los
complementos del sueldo de los cargos públicos electos dependieran
directamente de los resultados de su gestión, la cual debería ser
valorada de manera externa, independiente y objetiva. Otros
compañeros, sin embargo, manifestaron sus reservas respecto a esta
propuesta ya que -así lo expresaron- esto acabaría por imponer a la
política la mentalidad propia de la empresa y el mercado, alejando a
la misma de esa esencia que es la búsqueda conjunta del bien común
y abriendo la puerta a una perversión de todo el sistema. Como
alternativa, se convino en la conveniencia de <b>limitar
el tiempo de participación en la política</b>.
En ese momento, uno de los asistentes –profesor de filosofía
infiltrado aquella tarde- nos habló del ejemplo de ese
extraordinario experimento que fue (con todas sus limitaciones que
ahora vemos, como la exclusión de mujeres y esclavos) la primera
democracia de la Grecia clásica: en ella todos los ciudadanos
estaban llamados a participar, más tarde o más temprano, de manera
activa en la vida política. Y, para deleite de los asistentes,
ilustró sus palabras con una referencia a una lectura del <i>Mito
de Prometeo</i> de Platón.
En dicho texto, relata el insigne filósofo, cómo fueron repartidas
las facultades entre las especies mortales y cómo, provistos los
hombres de la sabiduría de las artes junto con el fuego (que
Prometeo robó para ellos) pero no de la sabiduría política, se
ultrajaban continuamente entre sí. Temiendo que los hombres llegaran
al exterminio, Zeus ordenó entonces a Hermes que repartiese entre
ellos el <i>sentido moral</i>
y la <i>justicia </i>pero
no cómo se habían repartido otras cualidades (de manera que unos
pocos poseían el arte de la medicina y así con las demás artes y
profesiones), sino entre todos los hombres por igual para que todos
ellos –y no sólo unos pocos- participasen de la vida política.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; text-indent: 1.25cm;"><span style="font-family: arial; font-size: small;">Para
terminar aquel intenso diálogo y dado que, de todo lo anterior se
colige que todos los participantes estaban de acuerdo en subrayar la
importancia que tiene la política, se abordó la cuestión acerca de
si realmente somos o no conscientes de dicha necesidad. La opinión
común fue la de que nuestra sociedad adolece de una <b>falta
generalizada de conciencia política </b>y
que la degeneración de la misma y los continuos casos de corrupción
han acabado por crear cierta desafección hacia la misma, sobre todo
entre los sectores más jóvenes. En el revuelo de comentarios
surgidos, se marcó la diferencia entre participantes de mayor edad
que, habiendo vivido la represión política del franquismo,
valoraban enormemente la posibilidad de participar en la vida
democrática y otros más jóvenes que manifestaban con sinceridad su
alejamiento hacia la actividad política. Se recalcó entonces entre
todos la importancia de <b>cultivar
la memoria histórica</b>
para no dar por sentadas ciertos derechos y libertades que, lejos de
estar ahí desde un principio, son el resultado de las luchas y
reivindicaciones en tiempos pasados. Asimismo, se destacó como un
elemento negativo la extraordinaria complejidad de la política
actual, fruto del fenómeno de la <i>globalización</i>
que ha propiciado un salto sin precedentes en el ámbito de la acción
política, desde la <i>polis</i>
griega primigenia a nuestra vigente <i>aldea
global </i>que abarca todo
el planeta. Es por ello que se acabó concluyendo que, quizás ahora
más que nunca, se deba reivindicar la <b>necesidad
de</b> <b>pensar
en la política</b>, de
que esa aspiración filosófica, tan patente entre los asistentes a
los cafés filosóficos, de <i>vivir
de manera consciente,</i>
no se quede en el ámbito de lo individual sino que, en tanto que
–como nos advertía Aristóteles- somos animales sociales por
naturaleza, se extienda también al ámbito de la comunidad política.</span></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: right; text-indent: 1.25cm;"><span style="font-family: arial; font-size: small;">Alfonso J. Viudez Navarro</span></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-19988272093137166722023-06-22T08:53:00.001+02:002023-06-22T12:30:29.620+02:00¿Somos dioses?<p style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpFynsLsmxPVaC-qQi-8nfocls_lW32TLwRZMYdslsR_qKVfykPttXKghzW24AkM4OSfBVPdhqQvvYCFlpSav2BkR24alNo5txiDvmRinPcPIayGDY4sxPh_-HNUGqANZPk1GZitBDBS9ycG_E2Zu99Yccg_YYPcudckAw2M389gr81XjwvN-xjOp-kXY/s4000/Lo%20divino%201.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3000" data-original-width="4000" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpFynsLsmxPVaC-qQi-8nfocls_lW32TLwRZMYdslsR_qKVfykPttXKghzW24AkM4OSfBVPdhqQvvYCFlpSav2BkR24alNo5txiDvmRinPcPIayGDY4sxPh_-HNUGqANZPk1GZitBDBS9ycG_E2Zu99Yccg_YYPcudckAw2M389gr81XjwvN-xjOp-kXY/w400-h300/Lo%20divino%201.jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p><p><b style="color: #242424; font-size: large;"><span style="font-family: arial;">Sobre
lo divino</span></b></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Vélez-Málaga 13.9</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>16
de junio de 2023, Sociedad “La Peña”, 18:00 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br /></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 3.18cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i> “Solo
te pido que entres en mi casa con respeto. Para servirte no necesito
tu devoción, sino tu sinceridad; tus creencias, sino tu sed de
conocimiento. Entra con tus vicios, tus miedos y tus odios, desde los
más grandes hasta los más pequeños. Puedo ayudarte a disolverlos.
Puedes mirarme y amarme como hembra, como madre, como hija, como
hermana, como amiga, pero nunca me mires como alguien por encima de
ti mismo. Si la devoción a un dios cualquiera es mayor que la que
tienes hacia el dios que hay dentro de ti, les ofendes a ambos y
ofendes al uno.”</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 3.18cm;"><span style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">Escrito
en letras de oro en la puerta del templo de Sekmeth (Karnak)</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;"><br /></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;"><b>¿Somos dioses?</b></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">Estos
encuentros de filosofía practicada procuran dar la ocasión de abrir
la mente hacia nuevas posibilidades de vivir, favoreciendo un cambio
de visión. Ya cada uno guarda celosamente sus ideas y creencias. Si
después de un café filosófico todo ha quedado dentro en el mismo
lugar que antes, nada se ha movido o removido, algo habría fallado.
Pero esto no sucedió en el caso que traemos con estas palabras. El
último café filosófico de la temporada, celebrado en “La Peña”
de Vélez, propició una evolución en la aproximación de los
participantes al tema de Dios. Un aprendizaje del grupo, una apertura
a nuevos modos de tratar con lo divino fuera y dentro de nosotros, si
lo hubiere.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"> Ya,
desde la pregunta inicial del encuentro, se entrevió que son
posibles distintos grados de comprensión (o conciencia) de la
realidad. Como ya los primeros filósofos griegos y los sabios de
oriente fueron capaces de ver, si miramos el mundo a través de
nuestros sentidos, todo cambia, lo existente muestra su
impermanencia, siempre todo es distinto; pero, si no solamente
miramos de un modo sensorial, entonces, intuimos algo que no cambia,
algo que permanece, una constancia, una identidad, una unidad en lo
que hay. Esta <i>segunda mirada</i>,
más reflexiva, nos abre a otro tipo de realidad, que también
podemos captar, pensar o incluso sentir. Así, los participantes
transmitieron al grupo experiencias como las que siguen: hay muchas
situaciones dolorosas, pero en todas persiste un fondo de amor, que
te permite superarlas; muchas son las formas históricas y sociales
que adopta el ser humano, pero todas son humanas; podemos decir que
hay una esencia humana que se expresa de múltiples maneras; yo soy
una renovación constante de mí misma; el permanente cambio está
atravesado de un anhelo de conexión o de unidad; la admiración por
la vida es una constante en mí; los estados de ánimo cambian, mi
aprendizaje o control de ellos es más estable y depende de mí
misma; la tradición busca persistir, la historia es de los cambios;
hay un tiempo que cambia (que se puede medir y calcular) y un tiempo
más allá de esos cambios; mi necesidad de entender este mundo
cambiante es una constante; el sentimiento es permanente, el modo en
que se vive es distinto cada vez; cambia mi cuerpo con la edad y el
tiempo pasa muy rápido, pero yo soy el mismo que era; las
circunstancias son pasajeras, pero yo soy yo; cambia el valor de las
cosas, pero no cambia su belleza. Piénsalo: <i>tal como
captas el mundo, ¿todo cambia o algo permanece?</i>;
o mejor, <i>¿eres capaz de ver los dos aspectos?</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"> Este
grupo de investigación sobre el <i>tema de Dios</i>
(que descartó el resto de temáticas: la tendencia a normalizarlo
todo, los valores, el conservadurismo, la locura, el destino) se
propuso un programa, orientado por estas preguntas: <i>¿Quién
es Dios?, ¿para qué Dios?, ¿somos dioses?</i>,
que luego el transcurso de la discusión misma agruparía en sólo
dos dos cuestiones: quién y para qué es Dios, y si nosotros tenemos
algo de divinos. Y la primera tanda de intervenciones ofreció una
buena bandeja de posiciones o perspectivas sobre el tema: la pregunta
sobre dios es siempre una pregunta humana, diríamos, sobre nosotros
mismos en el fondo; dios es un invento de los poderosos para
justificar sus estatus; la búsqueda de dios satisface una humana
necesidad de consuelo, un intento de entender lo desconocido y dar
razón de las desgracias que nos acaecen; en la actualidad son otros
los dioses: el poder, el consumismo, la ciencia y la tecnología,
etc., que incluyen sus propios núcleos sagrados y sus rituales; en
realidad, siempre ha habido dioses, en todas las épocas, desde
elementos de la naturaleza hasta concepciones más abstractas o
separadas de lo sensorial; dios podría ser entendido como la idea de
un primer arquitecto, imaginado a semejanza humana; dios tiene que
ver con una dimensión interior nuestra; o más bien, que la idea de
dios es un modo de expresar nuestra ignorancia; finalmente, se dijo
que, a diferencia de la la ciencia, el conocimiento sobre Dios no
avanza; a lo cual el moderador quiso preguntar: <i>¿qué
indica la persistencia de la pregunta sobre dios: que no merece la
pena, o bien, la importancia de esta pregunta?</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"><i> </i>Esta
nueva perspectiva situaba la discusión en un lugar diferente y
(casi) todo el grupo convino en la necesidad de realizar una
distinción muy importante, de manera que todas las anteriores
posiciones de los participantes pudieran quedar clarificadas: debemos
distinguir entre <i>la religión </i>(o
religiones) y <i>Dios</i>. No
hay que confundir ambos planos conceptuales. Las distintas religiones
culturales o epocales no serían más que la expresión o plasmación
de una raíz profunda, ubicada en una dimensión de la espiritualidad
humana. Esto explicaría que haya tantas religiones, y que si se
ahonda en el fondo de todas ellas, podamos encontrar un poso común.
Esto explicaría que las personas que son verdaderamente religiosas
(más allá de rituales o figuras sagradas), puedan entenderse y
respetarse, la comprensión religiosa propia del otro. (En este
sentido se recomienda la lectura de la novela corta <i>El alma
del mundo</i>, de Frédéric
Lenoir). Sin embargo, como aludíamos, no todos compartían esta
primera conclusión del grupo. Y para eso estamos dialogando: cada
discrepancia es una oportunidad para ahondar en el problema, objeto
de la discusión.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> La
discrepancia afloró hasta la superficie cuando el grupo se planteó
la última cuestión introductoria del diálogo: ¿somos dioses?, que
se formuló de un modo menos crudo y también menos peligroso: <i>¿hay
algo divino en nosotros?</i> Pues
bien, esta discrepancia, como decíamos, permitió indagar más
profundamente: si para ti la naturaleza debe ser respetada, dado su
valor propio o carácter sagrado, si nosotros formamos parte de la
naturaleza, ¿no tendremos también nosotros mismos algo de sagrado?
Y si tú (otro de los participantes) no admites que haya nada
espiritual o sagrado, que todo lo que hay es lo que puede verse y
tocarse, al principio de este encuentro, no obstante, dijiste que, a
pesar del paso del tiempo y de los cambios en tu cuerpo, tú seguías
siendo el mismo... ¿qué significa esto? ¿No sientes que dentro de
ti hay algo que no cambia, que permanece hasta cierto punto a lo
largo de tu vida? Y si es así, ¿esto que no cambia no podría ser
una dimensión superior o espiritual en nosotros, aunque tú no la
quieras llamar así? Pues no importan los nombres. <i>Lo que
es real es la experiencia detrás de los nombres</i>.
Y si esta conexión desaparece, los nombres, efectivamente, no son
nada más que nombres. Así, podemos hablar de Dios, o bien, de algo
trascendente o absoluto, de un nivel de conciencia superior (o
distinta) a la conciencia individual o cotidiana. Por eso los
primeros filósofos griegos, que eran tan sabios porque fueron
capaces de empezar a pensar por sí mismos, no hablaron nunca de
Dios, sino de “lo divino” (<i>to theión</i>).
Es muy posible que cuando damos el paso de <i>personalizar
</i>esta experiencia de lo divino o
espiritual en el mundo y en nosotros mismos, esto ya marque el punto
de entrada en lo religioso, tal como se lo considera habitualmente en
las religiones organizadas. Y es posible que fuera esto, acerca de lo
que discrepaban en el fondo nuestros dos participantes.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> El
diálogo, de este modo, fue gradualmente alcanzando una evolución en
el pensamiento. Una mirada más amplia, que promueve un cambio de
visión. Es suficiente situarse en un lugar diferente: desde la <i>idea
de Dios</i> llegar a pensar en lo
<i>divino</i>, desde ahí
llegar a lo <i>espiritual</i>,
y desde lo espiritual, tomar conciencia de algo idéntico en
nosotros, nuestra <i>identidad</i>
profunda. Pero esto solamente sería un cambio conceptual. Un
<i>recorrido experiencial</i>
partiría de esa conciencia personal profunda (más acá de mis
ideas, creencias, estados de ánimo, cambiantes, pasajeros), que no
cambia, para poder comprender todo el conglomerado conceptual en
torno a Dios. Así pues, ¿somos dioses? No, en absoluto, si con ello
nos referimos a las concepciones religiosas habituales: no somos
omniscientes, ni omnipotentes, ni inmortales ni perfectos. (Además
de lo peligroso y dañino que la historia ha demostrado que puede
llegar a ser el creerse uno eso.) Pero esto no es todo lo que hay.
Reducir lo espiritual a lo religioso y esto a una religión
particular, no deja de ser una peligrosa deformación conceptual.
Para poder alcanzar aquel estado de conciencia, hace falta una mayor
consciencia. Y esto puede desarrollarse, ahondando, si se practica una atención
sostenida y lúcida, sin ideas, una pura conciencia sin objeto,
puesta en la intuición originaria o vivencia “yo soy<i>”</i>.<i>
Vale</i>.</span></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgm23V1eQ8p-0SIHA04QKEIIoj38b0lU9ZKrxQZpg1okbOYcyb1ZehAAd4M6_jvB9u6BTCdGqLKnaV7xU-mVVVTo6V4R0fNg-vH6NPYeqqCKycOfO9-ZL-FQ6gMZhOdANFY0yGYf1YXiM97kv_HBN3QTPiYozhofIi_joD1us78u-qnTvD8kY11hy-Gy2M/s4000/Lo%20divino%202.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3000" data-original-width="4000" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgm23V1eQ8p-0SIHA04QKEIIoj38b0lU9ZKrxQZpg1okbOYcyb1ZehAAd4M6_jvB9u6BTCdGqLKnaV7xU-mVVVTo6V4R0fNg-vH6NPYeqqCKycOfO9-ZL-FQ6gMZhOdANFY0yGYf1YXiM97kv_HBN3QTPiYozhofIi_joD1us78u-qnTvD8kY11hy-Gy2M/s320/Lo%20divino%202.jpg" width="320" /></a></div><br /><span style="color: #242424; font-family: arial;"><br /></span><p></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-45353212023811881442023-06-11T18:01:00.004+02:002023-06-11T18:20:00.978+02:00Sobre la crispación social<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJHX6g4eUVUuTFJiIxaXrMOEHMzMQJuXsdo2QR_vVVgAgSO2MsytWDVSIZt_xTk5afXyzlbo7eO7Srm1wFJebwUfAnmWNyjmtJhD8_C2GLa67g1L7sNIpYBgnvFSEZ1DvvtNHxrlxklnEEDaJizedsv--jivHTuMc8vIUthmA8AFFGCLeD2LaXIEtc/s4000/La%20crispaci%C3%B3n%20social.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3000" data-original-width="4000" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJHX6g4eUVUuTFJiIxaXrMOEHMzMQJuXsdo2QR_vVVgAgSO2MsytWDVSIZt_xTk5afXyzlbo7eO7Srm1wFJebwUfAnmWNyjmtJhD8_C2GLa67g1L7sNIpYBgnvFSEZ1DvvtNHxrlxklnEEDaJizedsv--jivHTuMc8vIUthmA8AFFGCLeD2LaXIEtc/w400-h300/La%20crispaci%C3%B3n%20social.jpg" width="400" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;"><i style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">Café
Filosófico en Vélez-Málaga 13.8</i></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>19
mayo de 2023, Sociedad “La Peña”, 18:00 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br /></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.03cm;">
<span style="font-family: arial;"><span style="color: #242424;"><span style="font-size: small;"><i><span style="color: #202122;"> Y
la teoría es capaz de apoderarse de las masas cuando argumenta y
demuestra </span></i><span style="color: #202122;">ad
hominem</span><i><span style="color: #202122;">; argumenta y
demuestra </span></i><span style="color: #202122;">ad
hominem</span><i><span style="color: #202122;"> cuando se hace
radical. Ser radical es atacar el problema por la raíz. Y la
raíz, para el hombre, es el hombre mismo...</span> </i></span></span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.03cm;"><span style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">Karl
Marx, </span><i style="color: #242424; font-family: arial; text-align: left;">Crítica de la Filosofía del derecho de Hegel</i></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><b>¿Cuál es el origen de la crispación social?</b></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Cuando
hoy hablamos de “crispación”, podemos referirnos a dicho
fenómeno en relación a alguno de estos <i>tres niveles</i>:
contracción repentina y pasajera de algún tejido muscular o una
parte del cuerpo; irritación o exasperación de alguien, desde el
punto de vista psicológico (estos dos tipos definidos por la RAE); o
bien, el uso que se ha extendido bastante en el contexto
político-social actual: un malestar o alteración de la vida social
debido principalmente a la exacerbación de las posturas (ideas o
creencias), provocado, quizás, por lo que oímos llamar
“polarización social”, y de lo cual hemos tratado en un reciente
café filosófico (será que preocupa). Nos contraemos sobre nosotros
mismos (aumenta la tensión) al ver y oír ciertas posiciones sin
posibilidad de diálogo o reconciliación. Y nos crispamos: ¿cómo
puede ser esto?, ¿sólo puede ser así?, ¿es que he de elegir entre
esas dos únicas posturas o posibilidades? ¿El otro es el culpable?
Me contraigo individualmente y, socialmente, se va enrareciendo el
ambiente; todo paso por pequeño que sea se hace intransitable, no
viable, imposible. Entonces, el malestar individual y el malestar
social se alimentan mutuamente. Pues bien, <i>¿cuál es el origen de
esta crispación?</i>, <i>¿es endógena o está fabricada por
factores externos, intereses interesados?</i> Puedes seguirnos en
esta investigación, si es tu deseo comprender un poco mejor el mundo
en que vivimos.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Pero
antes, permíteme que me refiera a lo que sucedió previamente, las
respuestas de los participantes a la pregunta inicial que planteó el
moderador del diálogo: <i>¿puedes señalar una cualidad tuya, de la
que estés orgulloso, una virtud en ti?</i> Esta no es una cuestión
baladí. Generalmente, somos más conscientes de nuestras
limitaciones actuales (consideradas erróneamente defectos, fruto de
la comparación con lo que nos gustaría o se nos exige, que hemos
integrado como propio), pero nos cuesta más <i>mostrar la propia luz
</i>(Mónica Cavallé). Y esto no es egolatría ni presunción, si se
anota conscientemente. Es un ejercicio también necesario en este
mundo de la extrema competición, el éxito y la excelencia mal
entendida (por contraste o comparación). Y no se aprecia el <i>valor
en sí</i> de algo. Pues bien, ahí van unas cuantas excelencias
reconocidas por nuestros participantes: saber gestionar
emocionalmente a un equipo de personas; escuchar sin juzgar; ser
capaz de percibir un sentido diferente de las cosas; no rendirse uno
nunca; continuar siendo el niño que pregunta por qué; ser la
alegría en las situaciones; seguir teniendo fe, también religiosa;
la búsqueda de la positividad en todo; la capacidad para la empatía;
la extroversión; la timidez, que me ha llevado a respetar el espacio
de cada persona; la sensatez, suma de empatía e inteligencia; y,
finalmente, dijeron, la coherencia personal.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Volvemos.
Algunos de los participantes piensan que la crispación social
siempre ha existido. Y este es su origen: desde siempre hemos
clasificado todo lo que nos rodea. Algo muy humano, diría Nietzsche.
Para sobrevivir, necesitamos ordenar el mundo, aunque solamente sea
una ficción nuestra, que nos creemos, y con ella funcionamos. Porque
todo lo que existe es siempre diverso y cambiante. Pero no soportamos
el vacío. No soportamos no saber. Y necesitamos controlar, quizás
para dominar y sentirnos poderosos. Por eso, dijeron ellos y ellas,
que históricamente funciona la “ley del péndulo”. Lo que hoy
es, mañana puede ser lo opuesto. Así las modas. Así las tendencias
o los estilos en cualquiera de las áreas del quehacer humano. Pero,
entonces, <i>¿qué nos pasa hoy?, ¿por qué lo vivimos con una
tensión desmedida?</i> De esto dependía el que hubiera discusión
enriquecedora, pues, si solamente íbamos a decir que siempre ha
existido... Y se dio con la diferencia propia de nuestra época: la
confusión, el malestar, la tensión proviene de la convivencia
actual de tendencias contrapuestas, su simultaneidad. Y, sobre todo,
cuando nuestras sociedades son tan complejas, tan diversas, tan
plurales (al menos en posibilidades) que todo aparece revuelto y
bullendo en la misma olla; tanto los jóvenes como los adultos viven
confundidos, se sienten perdidos. Ofuscados. Y la crispación puede
emerger con suma facilidad. La extrañeza aparece, como apuntó la
participante que propuso el tema del día, cuando nos damos cuenta de
que ahora contamos con más información, más medios que en otras
épocas... ¡y nos crispamos con todo tipo de situaciones que ya
podrían estar superadas¡ Por ejemplo, las derivadas de la
diversidad sexual, racial, cultural, mental, etc. En lugar de
tolerancia y comprensión hacia la diversidad, aparece la
polarización, una extrema dualidad y escisión, tanto interna como
externa.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> <i>¿A
qué puede deberse esta incapacidad para mirar al otro (y a lo otro)
por sí mismo y no con las gafas empañadas? </i>Nuestros
participantes esbozan dos hipótesis: a) no hemos evolucionado
mental, emocionalmente; estaremos muy adelantados en nuevas
tecnologías, pero no humanamente, para ser capaces de hacernos cargo
de este mundo lleno de situaciones diversas y cambiantes; b)
determinados intereses crean “cortinas de humo” para ocultarse
(es decir, lo que desde Karl Marx se ha venido entendiendo por
“crítica de las ideologías”, que habrían de ser
desenmascaradas), y de ese modo, esos intereses, alcanzar sus
objetivos finales de poder y de dinero; políticamente, y por
desgracia, esto parece mostrar, incluso, rentabilidad electoral; se
le viene a decir a votante: “tienes que elegir entre nosotros o el
caos”. Además, los medios de comunicación hacen de altavoz,
mientras que la educación formalizada resulta insuficiente para
hacer frente a toda esta avalancha de crispación social: ver sus
causas y ayudar a adoptar una actitud más madura.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Pero,
nuestros encuentros filosóficos no solamente son descriptivos o
explicativos, además, tratan de ofrecer <i>salidas</i>, las que los
participantes ven en ese momento; que si las ven ellos y ellas,
seguramente puedan ser compartidas por otras personas. Lo primero a
señalar es que se necesitan salidas globales o generales y salidas
individuales. El primer tipo de salidas eran más difíciles de
prefigurar por las personas que allí estaban reunidas. Pero el todo
no es nada sin las partes... así que el grupo se apresta a proponer
algunas iniciativas que partan de (y cuenten con) nosotros mismos:
exigir (de abajo-arriba) un cambio de tendencias, una <i>denuncia de
esta vida social insostenible</i> (nadie se va a beneficiar de veras
en el medio o largo plazo de esta exagerada, extremista, radical
polarización social), <i>aprender a pensar por nosotros mismos,</i>
tratar de <i>funcionar en las relaciones sociales sin etiquetas</i>
(esas simplificaciones tan irreales). Y la educación tendría que
jugar un papel fundamental. Pero, otra educación, dirigida al
<i>autoconocimiento</i>. Y esto se dice primero referido a los
propios educadores o responsables públicos en cualquier área: si no
se conocen a sí mismos y caen fácilmente en el etiquetado
inconsciente (o acrítico) de la realidad, ¿qué transmitirán los
educandos o los receptores de la información? Siendo como es cierto
que se educa más con <i>el ejemplo</i> que con lo que se exige de
una manera explícita. Si yo no soy capaz de mirar lo que hay de
<i>insondable</i>, de misteriosa profundidad inagotable<i> </i>en mí
mismo, cómo podré apreciarlo en los demás. ¿Qué veré en los
demás? ¿Fichas ordenadas en un casillero? Las polaridades
contrapuestas e irreconciliables estarán servidas. Y la crispación
social. <i>Vale</i>. </span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"> </span></span></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-72824707656627420842023-06-04T09:28:00.007+02:002023-07-30T17:47:36.960+02:00¿Qué es habitar cuando habitamos?<p style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3bROqMG6V10UlgJZ15l0ElhlutRNz7-tOlVaFSS50c26no0UTcQ2YqEMo3B1c8pDN5A_OhzL83r04wuttcsquNn4ZeG4fiDOCvuwUyT7Z6ymc-yuEeIILqIzlKyRAzgdncsbkhMubCq7rtsF9kTS9vRc7ggEFEL-HUEA1puPn53eke1vBQ8CfQfEw/s1600/Habitar%208.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3bROqMG6V10UlgJZ15l0ElhlutRNz7-tOlVaFSS50c26no0UTcQ2YqEMo3B1c8pDN5A_OhzL83r04wuttcsquNn4ZeG4fiDOCvuwUyT7Z6ymc-yuEeIILqIzlKyRAzgdncsbkhMubCq7rtsF9kTS9vRc7ggEFEL-HUEA1puPn53eke1vBQ8CfQfEw/w400-h300/Habitar%208.jpg" width="400" /></a></span></div><span style="font-family: arial;"><br /><div style="text-align: justify;"><b style="font-size: 13pt; text-align: left;">Sobre
el habitar</b></div></span><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Torre del Mar 2.6</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>11
de mayo de 2023, Taberna El Oasis, 18:00 horas</i></span></span></p>
<p style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.5cm; page-break-before: auto;"><i><span style="font-family: arial;">Un día, quizá, vendrá un signo de otro planeta. Y, por un
efecto de solidaridad cuyos mecanismos ha estudiado el etnólogo en
pequeña escala, el conjunto del espacio terrestre se convertirá en
un lugar. Ser terrestre significará algo. Mientras esperamos que
esto ocurra, no es seguro que basten las amenazas que pesan sobre el
entorno. En el anonimato del no lugar es donde se experimenta
solitariamente la comunidad de los destinos humanos.</span></i></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.5cm;"><span style="font-family: arial; text-align: left;">Marc
Augé, </span><i style="font-family: arial; text-align: left;">Los no lugares</i></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 4.5cm;"><span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; page-break-before: auto;"><b style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">¿Qué es habitar
cuando habitamos?</span></b></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; text-align: left;">El pensamiento se
construye juntos, como el lenguaje. Y un grupo que dialoga
(filosóficamente –una actitud) como el nuestro, construye
pensamiento juntos. Alumbra verdades sentidas. Las actualiza en el
momento. Un saber de primera mano que ahonda en lo que nos hace ser.
Ahí se puede descansar. Un fondo elocuente de silencio. Somos
nosotros mismos que nos hablamos. Nos comprendemos. Habitamos el
habitar. Por eso nuestro café filosófico de aquella tarde de mayo,
en medio de una temporada de DANAs, a las que hemos dado la
bienvenida por tanta sequía, fue pasando del silencio al habitar
desde el silencio, que es vida, que es base de la vivencia. Tendrás
que continuar con nosotros para entendernos. Para entenderlo. Para
entenderte.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"> Tenía el moderador del
encuentro que preparar una reflexión sobre el silencio, con motivo
de una mesa redonda en la que iba a participar. Y ya que estaba con
personas dispuestas a filosofar, con la capacidad para filosofar, por
qué no podrían ayudarle. Y les preguntó: <b>¿qué
significa para vosotros el silencio?</b><i> </i>Y éstas fueron las ayudas que recibió: el silencio es reflexión; la
forma más natural de expresarme; el encuentro conmigo mismo, que en
este momento no es posible, pues está interfiriendo un miedo en mí;
para mí significa recogimiento; no estar llena, estar en paz contigo
misma, ya sea que estés sola o acompañada de más gente; la
ausencia de ruido mental y emocional; es el fundamento de la música,
y antes de su ejecución, cuando la música emerge; lo he saboreado
más estando en soledad; el silencio para mí es silencio si es
elegido; callarse uno lo que tiene que decir es la versión negativa
del silencio: impide la relación; el silencio es una calma
confortable que te abriga, aprendes y estás más receptivo; yo
pienso que el silencio no existe, sólo el ruido (no obstante,
¿cuando no hay ruido, qué es lo que hay?); el silencio es sanador;
lo necesitamos, ¡somos silencio!; para mí es una paz esencial en mi
vida. Preguntado luego el moderador, pasadas casi dos semanas, si le
había servido esta rápida introducción sobre el silencio vivido,
respondió que “no sabíamos cuánto”.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> <span style="font-family: arial;"><b>¿Qué
es habitar?</b> (El cuerpo,
un espacio, una situación, el planeta...). Y dijeron que “habitar”
es formar parte fundamental de algo, como un <i>anclaje en la
tierra</i>, una experiencia
cuasi-mística al alcance de todos; cuando todo lo que tiene que ser
está presente, en estado óptimo. Y esto último desencadenó la
discusión. <b>¿Solamente es
habitable lo óptimo?</b> ¿No
es habitable la enfermedad o el dolor, por ejemplo? Tras la toma de
conciencia, la respuesta fue unánime: <i>se habita lo que
hay</i>. Cuando habitas de veras la
enfermedad o el dolor, esto te sitúa en sus límites, puedes verlo,
sentirlo y, con la distancia del <i>observador,</i>
lo que sea en cada caso te va doliendo menos, preocupando menos...
Por lo tanto, el grupo tuvo claro que “habitar” es una
disposición mental, una conciencia del momento (momento a momento),
que permite transitar la vida, que procura <i>honrar la vida</i>.
Pregunta, entonces, el moderador: <b>¿de
qué manera, entonces, podemos deshonrar la vida, y no estar
habitándola, estando con lo que hay?</b>
Y responden: cuando nos dejamos arrastrar por el victimismo, cuando
nos dejamos manipular, cuando huimos, cuando nos engañamos, cuando
nos conformamos, cuando me dejo conducir por pre-juicios, cuando me
callo y me traiciono a mí mismo, a la vida que bulle en mí.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"> Así
pues, el ser humano se caracteriza por su capacidad para el habitar,
su capacidad para hacer de cualquier cosa su <i>morada</i>,
su hogar. Sin embargo, estaba allí presente una concepción, una
mirada que introdujo en el diálogo el disenso. En la práctica,
llevó al grupo a poder alcanzar una cota superior de comprensión.
¡Bienvenido el <i>momento negativo</i>
de la dialéctica! (Hegel). “Yo habito algo cuando soy dueña de
ello”. Y esta impresión desencadenó, de nuevo, como decimos, la
discusión productiva: <b>¿habitar
es ser dueños, poseedores, capaces de controlar, de gestionar, lo
que se habita?</b> Esta
pregunta llevó a extraer las consecuencias de lo que se estaba
afirmando... a dónde nos llevaba. Y, en las sucesivas aclaraciones,
con el consiguiente cuestionamiento fue apareciendo, gracias a ello,
el <i>componente afectivo</i>
del habitar... que estaba quedando en la penumbra, sin salir todavía
a la conciencia. Habitamos algo cuando lo queremos, lo cuidamos, lo
reconocemos, nos responsabilizamos de ello.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"> Además,
esta discusión previa (si habitar es poseer), condujo el diálogo
hacia la consideración de los riesgos de esta actitud, que pueden
percibirse hoy en día: si pudieran estar en la base de nuestra
relación con <i>nuestro planeta</i>.
Esa casa más grande. Compartida con otros seres animados e
inanimados. ¿Qué estamos haciendo en ella? En el caso de otros
seres vivos, quizás bastaría relacionarse con el entorno como
<i>habitat</i>, pero nosotros
podemos habitar nuestro entorno (natural y cultural), puede llegar a
ser morada... <b>¿Nos
relacionamos con el planeta como lo haríamos con nuestro hogar?</b>
¿Honramos nuestra casa compartida, cada una de sus habitaciones?
¿Habitamos el habitar mismo, y lo que esto significa? ¿Estamos a la
altura de este tiempo? ¿Somos conscientes? Quizás haya que comenzar
por aprender a habitar nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestra
mente (y que no sean un laberinto torturador). Quizás haya que
comenzar por aprender a habitar las estancias o los espacios que
nosotros mismos fabricamos, ya desde su diseño y su finalidad. Es
posible que, dentro de unos pocos miles de años, algunos etnólogos
(si los hubiere) descubrieran los abundantes restos arqueológicos,
que nosotros llamamos estaciones de tren, aeropuertos, grandes
superficies comerciales, autovías, avenidas de varios carriles,
complejos turísticos o campos de golf, y se preguntaran si allí
vivía alguien, si esos lugares estaban habitados. Y si lo estarían
sus cuerpos y sus emociones. Qué mente...</span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLCOpbQBbbqYL-bD0HtEa3CHnTDc0gk7f1Sk0OwmXjeCTGOk15llov2TV-y9z1-thMjt17zgJdwcAuAAk3jhGDJnILK5lKEOleMxW_M0FUAiTiZ1OrQ1wDgcfu98-DOP--rQ3t8j6kDofuttJ9G6k9_kxDZBD8WfegUBEvxFKI9qlwcOztwSdRALIu/s1500/Habitar%205.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1344" data-original-width="1500" height="287" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLCOpbQBbbqYL-bD0HtEa3CHnTDc0gk7f1Sk0OwmXjeCTGOk15llov2TV-y9z1-thMjt17zgJdwcAuAAk3jhGDJnILK5lKEOleMxW_M0FUAiTiZ1OrQ1wDgcfu98-DOP--rQ3t8j6kDofuttJ9G6k9_kxDZBD8WfegUBEvxFKI9qlwcOztwSdRALIu/s320/Habitar%205.jpg" width="320" /></a></div><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1CnMlgCo5afmYFWr0L554lKgJqfrcdV8hAtxngV2zsDVf1BkGQ05C7-TMRGnLpjfhwcyCUWIN4OVTMUsFvpb1j5Sd6poi0EWJZD2R7nzsNL_CVK_BFOb0DimW8IRuf1sthpyrGeOuZ2h7HpnPM51dXzej0ZuNZ9rMR9l_ddyq7AnpQUl5ZR-MVeXw/s1920/Habitar%202.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1920" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1CnMlgCo5afmYFWr0L554lKgJqfrcdV8hAtxngV2zsDVf1BkGQ05C7-TMRGnLpjfhwcyCUWIN4OVTMUsFvpb1j5Sd6poi0EWJZD2R7nzsNL_CVK_BFOb0DimW8IRuf1sthpyrGeOuZ2h7HpnPM51dXzej0ZuNZ9rMR9l_ddyq7AnpQUl5ZR-MVeXw/s320/Habitar%202.jpg" width="320" /></a></div><br /><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-1918352360558992482023-05-30T09:33:00.005+02:002023-05-30T09:33:54.940+02:00¿Por qué nos sentimos tan solos?<p style="text-align: center;"><span style="font-family: arial;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQz17--olBXrecC2lqwjH9XU-l9jzH4vTHhNbbJHHd8G8EVKGUBlDgsbgTGNIBvWugEKLZVS3wF-3k3L4OPA7J_q11H2WgSrBEzfn66ieUCDP7uAOm6_CQN-FFzF2MV7RqH9pb0EgbR_Sd0JbL1p2LiO3Q41RGBP17cqMzRaqFXP7tgS_NwMZ50HDz/s1081/Dialogo%20abril.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1081" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQz17--olBXrecC2lqwjH9XU-l9jzH4vTHhNbbJHHd8G8EVKGUBlDgsbgTGNIBvWugEKLZVS3wF-3k3L4OPA7J_q11H2WgSrBEzfn66ieUCDP7uAOm6_CQN-FFzF2MV7RqH9pb0EgbR_Sd0JbL1p2LiO3Q41RGBP17cqMzRaqFXP7tgS_NwMZ50HDz/w400-h400/Dialogo%20abril.jpg" width="400" /></a></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="color: #242424; font-size: 13pt; text-align: left;">Sobre
la soledad</b></span></div><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Diálogo
Filosófico en Málaga 1.4</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>24
de abril de 2022, Ateneo de Málaga, 18:30 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 3.01cm;"><span style="color: #242424;"><span style="font-size: small;"><i><span style="color: black; font-family: arial;">Como
resultado del examen de Sócrates desea uno cuidar del modo en que
vive el resto de su vida, queriendo ahora vivir de la mejor manera
posible; y este deseo toma la forma de un entusiasmo por aprender y
educarse a uno mismo sin importar la edad que se tenga.</span></i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; margin-left: 3.01cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Michel
Foucault</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><b style="color: #242424; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></b></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><b style="color: #242424; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">¿Por
qué nos sentimos solos?</span></b></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #242424; text-align: left;">El
cuarto diálogo filosófico en el </span><i style="color: #242424; text-align: left;">Ateneo de Málaga</i><span style="color: #242424; text-align: left;">
mostró la importancia del </span><i style="color: #242424; text-align: left;">cuidado de uno mismo</i><span style="color: #242424; text-align: left;">.
Incluso la temática elegida, la </span><i style="color: #242424; text-align: left;">soledad</i><span style="color: #242424; text-align: left;">,
ahí descubrió su almendra. Aprender a vivir consigo mismo aparece
como el camino más seguro para mitigar los sabores amargos que
pudiera destilar la soledad. Y costó decidirse, pues eran tantas las
preocupaciones de los asistentes... el propósito en la vida, las
crisis vitales, la culpa, la consciencia, la libertad y la
democracia, las guerras, el ser humano y los demás seres vivos, la
muerte. Ya se ve que el abanico de sus inquietudes era tan amplio
como el de todos nosotros. No en vano vivimos en la misma época, la
misma sociedad, con los mismos deseos... Y la </span><i style="color: #242424; text-align: left;">filosofía
practicada</i><span style="color: #242424; text-align: left;"> junto a otros ha de
ocuparse de la realidad vivida, y no de otra. Y así fue. Durante una
hora y media larga, ellos y ellas aportaron su experiencia, el fruto
de su interacción con el mundo que nos rodea.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> <b>¿Cómo
cuido de mi mismo, de mí misma?</b>
La pregunta fue puesta en la mesa por moderador del encuentro
filosófico pero, ahora, apela a ti también para que tú la
respondas. Y esto fue lo que dijeron: yo cuido de mi alimentación;
yo hago ejercicio y procuro estar activa; yo medito a diario; pues yo
procuro vivir tranquilo; a mí me gusta estudiar y aprender; yo voy
al gimnasio y me gusta caminar; yo ejercito mi mente, para que esté
activa, leyendo, mostrando curiosidad; trato de desarrollar todo lo
valioso que fui descubriendo de más joven; una manera de cuidarme es
beber un vino con mis amigos; yo me cuido viniendo aquí a dialogar
con vosotros; también es cuidarse dedicar parte de mi tiempo a los
demás; yo escucho a mi cuerpo; me rodeo de belleza y sensibilidad;
procuro ser muy consciente; cultivo la amistad y disfruto de un lindo
grupo de amigos; cuido de mis emociones, y me pongo a resguardo de
las personas que me llevan a vivir peor; cuidarse es para mí
aprender y enseñar a vivir bien. Pero, ¿cómo cuidas tú, de ti?</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Pues
bien, comenzó el diálogo propiamente dicho: <b>¿Cuándo
podemos decir que hay, que sentimos, la soledad?</b>
Y lo primero a aclarar (ésta es una de las funciones de la
filosofía, la clarificación de conceptos) que hay una soledad
buscada o deseada voluntariamente y una soledad no deseada, forzada
por algo exterior o interior. Y que aquí hablaremos de la <i>soledad
forzada </i>y sin remedio aparente.
Ésta es la que preocupa. Ésta es la que se vive con angustia. Y ya
sabemos todos por experiencia que podemos sentirnos solos, estando
solos materialmente o estando acompañados, aunque sea rodeados de
una muchedumbre (en ocasiones, más solos todavía). Los
participantes, ellas y ellos, dijeron que éstos eran los componentes
básicos de toda soledad: un sentimiento que, aunque sea inherente en
cada persona (pues somos individuos), lleva a sentirse excluido, sin
capacidad de identificación con uno mismo, con los demás, que no se
siente la relación o el hecho de estar uno conectado, sino que uno
se siente incomunicado, no comprendido, con un<i> </i>sentimiento
de carencia, de <i>falta de relación</i>.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Y
es cierto, como dijeron, que en esto, como en todo en la vida, las
<i>expectativas</i> influyen
mucho (lo que uno espera de la vida, de sí mismo, de los demás,
facilita el sentirse decepcionado). Pero también la educación
habitual conlleva unos tópicos muy nocivos, que influyen... ¡vaya
si influyen! “Alguien en solitario no puede sentirse bien, no puede
llegar a ser feliz”. Esta idea ha hecho mucho daño, por ejemplo.
Otra idea muy nociva supone que “los demás me han de dar lo que yo
necesito para sentirme bien”. Y lo cierto es que el <i>tipo
de sociedad que hemos ido conformando</i>
no facilita mucho las cosas: nos hemos ido desconectado de muchos
valores que afianzan las relaciones, nuestro modo de vida lleva al
aislamiento individual, el éxito individual, la búsqueda de la
eficacia a todo trance, ciertas tendencias, ciertas modas, las nuevas
tecnologías, muchas veces, llevan al aislamiento y a vivir una vida
artificial. Todo esto puede ser cierto (y muchos factores más que
cooperan con éstos), pero la pregunta fundamental, que los
participantes de este diálogo te plantean, es la siguiente: <b>¿cuál
es mi actitud o respuesta?</b>
Si aprendiera a <i>estar conmigo mismo</i>,
yo <i>sería libre</i> de
estar o no estar con otros y no sentirme mal por ello (ya esté sólo
o esté acompañado). <i>Nuestras creencias </i>acerca
de nosotros mismos, del mundo o de los demás, condiciona cómo nos
relacionamos con nosotros, con el mundo y con los demás. Y esto es
lo fundamental. Por cierto que la <i>filosofía practicada</i>
ayuda a cuestionar estas creencias erróneas o inadecuadas, como
diría Spinoza.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424; font-family: arial;"> Para
que fuera posible esa actitud más correcta, yo tendría que <i>aprender
a relacionarme bien con las distintas partes de mí mismo</i>
(a las que llamo yo, los demás o el mundo). Esto es un <i>trabajo
interior</i> de primera magnitud,
que puede realizarse poco a poco. <i>Vivir es relacionarse</i>,
nos dice el sabio Krishnamurti. Depende de cómo me viva yo y de cómo
viva “la relación” para que pueda vivir bien. Si yo no me siento
de una manera real, <i>si no siento esta realidad mía</i>,
tanto esté solo o acompañado, me sentiré mal. Si me he
<i>desconectado de mí mismo</i>,
de mi centro de vida, energía, inteligencia, amor, la angustia de
soledad afectiva vendrá a mi encuentro. Pero no deja de ser un hueco
que ha quedado vacío, y que que se rellenado de soledad, y nada más.
¿Qué tal si conecto conmigo y lo relleno de mí mismo, todo yo ahí
presente...? ¡No habría sitio para la soledad! Por eso es tan
importante el <i>cuidado de uno mismo</i>.
Los antiguos griegos y romanos lo sabían. <i>Cura sui</i>.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #242424;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"> </span></span></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-200820366398742372023-05-08T13:09:00.001+02:002023-05-08T13:13:24.048+02:00¿Por qué la sociedad está polarizada?<p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; font-size: 13pt;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial; font-size: 13pt;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvr_oTPU_l7jMDPvCM1AV7-7eZRxpU1JnNk_N9yNQlKVQ5wN-QST4dNV3u3mJLB0V_0GlAvIaL9WuhSOgI27FUizS4d18HekNss-zzi-TxXImfMTur06sRwH9AdDbvxeuVx8IEQnA758J40QZXC8T1LD-zwCsBmE-eiM65_5HO9wtZhJx6QJG6SKZF/s843/I%20Di%C3%A1logo%20filos%C3%B3fico%20en%20Cabra.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="843" data-original-width="843" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvr_oTPU_l7jMDPvCM1AV7-7eZRxpU1JnNk_N9yNQlKVQ5wN-QST4dNV3u3mJLB0V_0GlAvIaL9WuhSOgI27FUizS4d18HekNss-zzi-TxXImfMTur06sRwH9AdDbvxeuVx8IEQnA758J40QZXC8T1LD-zwCsBmE-eiM65_5HO9wtZhJx6QJG6SKZF/w400-h400/I%20Di%C3%A1logo%20filos%C3%B3fico%20en%20Cabra.jpg" width="400" /></a></span></div><b style="font-family: arial; font-size: 13pt; text-align: left;"><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><b style="font-family: arial; font-size: 13pt; text-align: left;"><br /></b></p>Sobre
la polarización social</b><p></p><p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Cabra 3.1</i></span></span></p><p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.02cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>15
de abril de 2023, Librería “Por Amor al Arte”, 18:00 horas</i></span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 5.03cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-size: small;"><span style="color: black;"><i>En
algún apartado rincón del universo centelleante, </i></span><i>desparramado
de innumerables y centelleantes sistemas solares, hubo una vez un
astro en el que animales astutos inventaron el conocimiento. Fue el
minuto más soberbio y más falaz de la Historia Universal, pero, a
fin de cuentas, sólo un minuto. Tras breves respiraciones de la
naturaleza, el astro se heló y esos animales astutos hubieron de
perecer. </i></span>
</span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 5.03cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Friedrich Nietzsche</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.02cm;"><b style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">¿Por qué la sociedad está polarizada?</span></b></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.02cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> La
afirmación frecuente: “vivimos en una sociedad mediática”, no
significa solamente que nuestro mundo está plagado de medios de
comunicación u otros medios, que condicionan nuestras vidas. Hay
debajo un fenómeno muy de nuestro tiempo que es aún más digno de
atención por sus riesgos: el que <i>los medios se conviertan en
fines</i>; y que los fines (los valores) queden a su servicio,
instrumentalizados o esclavizados, como ya alertaron los pensadores
de la Escuela de Fráncfort. Pues bien, estábamos allí, por
primera vez en la librería <i>Por Amor al Arte</i>, desde hacía
años de nuevo en Cabra, y el facilitador del encuentro no pudo
resistir las ganas de comenzar el diálogo filosófico con una<i>
pregunta de autorreflexión</i>, que recogía tanto el nombre del
lugar como el rechazo de ese rasgo de nuestro tiempo tan preocupante
que decíamos. Era una suerte poder estar juntos en un espacio de
cultura que tiene por lema la importancia de la <i>acción por sí
misma</i>, por el gusto, el placer mismo de hacer lo que hacemos. No
<i>por</i> otra cosa, no <i>para</i> otra cosa, sino el valor mismo,
intrínseco, de lo que hacemos o preferimos o decidimos. Una bocanada
de aire fresco, en el desierto de lo mediático. Agradecidos,
estábamos, por la invitación.</span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.02cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> <b>¿Tú,
qué haces en tu vida “por amor al arte”?</b> Los niños juegan
por jugar, el amor verdadero ama por amar, la felicidad completa no
depende de otra cosa, el auténtico saber es por el saber mismo, la
realización personal no depende de algo más allá de nosotros
mismos... ¿Qué procuras hacer por su valor propio, por el valor
mismo de hacerlo? Y esto fue lo que dijeron ellos y ellas: me gusta
hacer cubiertos de madera; llevo tatuado “leer, vivir, soñar”,
ya ves, y cuido de mis plantas; cuido de mis relaciones sociales;
aprendo sobre literatura; ayudo con la terapia canina; me gusta
bailar; y a mí, leer con música; en mi caso, mi vida entera procuro
que sea “por amor al arte” (esta librería es una expresión de
ello); mi dedicación a mis hijas no tiene un porqué; yo persigo
“causas perdidas”, que no lo son, por tanto.</span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.02cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> En
el ambiente de la reunión estaban: <i>los cambios en la sociedad</i>,
<i>el pensamiento crítico</i>, <i>la cultura de la cancelación</i>,
<i>el valor de las humanidades</i>, <i>la polarización</i>, l<i>as
relaciones sociales</i>, que eran las principales inquietudes de los
participantes aquella tarde. Pero preocupaba más que nada la
polarización de nuestra sociedad, esta forma exagerada de
etiquetar(nos). ¿Por qué recurrimos tan fácilmente, los seres
humanos, a las etiquetas? ¿Y por qué se abre camino hoy día la
tendencia a extremar o polarizar todo? ¿Será necesario? ¿O será
un signo de estos tiempos? Lo cierto es que nuestros protagonistas
habían puesto en ello su atención... Y, convertido en realidad,
queríamos entre todos <i>descubrir</i> lo que subyace, como buenos
filósofos y filósofas que allí estábamos, con la actitud
(filosófica) con la que habíamos acudido. <b>¿Qué es polarizar?
¿Por qué lo hacemos, a quién o qué interesa? ¿Será posible
expresar una postura sin tener que poner etiquetas o que otros te
etiqueten?</b> Veamos, pues, la investigación llevada a cabo aquella
tarde de sábado.</span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.02cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> “Polarizar”
es poner la realidad en compartimentos estancos y opuestos, extremos
exagerados de una misma cosa, absolutos, radicalmente diferentes, sin
posibilidad de mediación. Y dijeron ellos y ellas que la acción de
polarizar es <i>excluyente</i>: expulsa el razonamiento, la escucha,
el resto de realidades del mismo tipo, la empatía, el diálogo, lo
que no cabe dentro de un posicionamiento, haciéndolo <i>invisible</i>.
En la polarización todo son exclusiones. ¿Tiene esto que ser así?
En un ambiente social donde todo tiende a estar polarizado (“estás
conmigo o contra mí, si no estás en esto, estás en lo opuesto”)
parece una <i>obligación</i> el tener que posicionarse... De la
simplificación de la lógica binaria, “la puerta está abierta o
está cerrada, pero no puede estar entre-abierta”, se pasa a la
obligación de estar dentro o estar fuera de la habitación. ¿Es
esto necesario? ¿No puedo estar apoyado en el umbral de la puerta?
¿No puedo estar encima o debajo de la habitación, o más allá o
más acá de ella? Fijémonos en el daño que esto nos produce, el
daño que esto produce en el mundo... Porque no es lo mismo
<i>posicionarse</i> (esto puede ser necesario: siempre miramos desde
una posición, más o menos centrada) que <i>polarizarse</i>. ¡Amados
dioses, cómo vieron esto de claro los participantes! Una posición
no es un polo negativo o positivo; polos, sólo hay dos; posiciones,
una ingente cantidad. El polarizar oscurece el ser, nos ciega para
todo lo demás. En lugar de polarizarnos, <i>ir hacia el centro </i>desde
donde sea posible ver con claridad toda la periferia, toda clase de
síntomas o efectos.</span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.02cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Es
cómodo poner etiquetas. Necesitamos, decía Nietzsche,
orientarnos en el mundo, por eso el humano (demasiado humano)
conceptualiza, y cuando lo hace, cree que posee el control de la
realidad. Vivimos en esta ficción útil. Y con ella hemos construido
grandes cosas... pero no nos creamos que son realidades. No perdamos
nunca el norte: los conceptos, las etiquetas son fruto de nuestros
deseos, de nuestras inseguridades, de nuestros miedos. El artista
nunca lo olvida, que nos aproximamos, pero nunca poseemos la
realidad, pues ésta es cambiante y distinta cada vez. El verdadero
artista sabe que tan sólo puede <i>estar presente</i> y que no
alcanza a reflejar nada más que un momento fijo (ficticio, por
tanto) de la realidad. Esto lo olvidamos con frecuencia. Quizás
necesitemos olvidarnos... Por lo que es tan importante recobrar la
cordura, la lucidez, la sensatez. Como estaban haciendo ellos y
ellas, aquella tarde de un mes de abril tan seco. Descubrieron esa
tendencia subterránea de lo humano en nosotros, que se nutre de la
<i>inseguridad</i> y de la <i>pereza</i>, del culto a lo inmediato y
que ha descuidado la<i> escucha paciente </i>de lo que hay, tal como
lo hay, me guste más o me guste menos. Pero también dijeron que
muchos pueden aprovechar esta inclinación humana por las etiquetas
para<i> intensificar la polarización</i> y obtener algún beneficio
con ello. Es posible que, ante las crisis que nos aquejan y la
permanente lucha por el poder y los beneficios, a muchos le pueda
venir bien (a corto plazo, con sus anteojeras puestas) buscar esta
polarización creciente de la ciudadanía. Pero volvamos, ¿de qué
se nutre la aparente facilidad con que ciertos sectores interesados
lo polarizan todo?</span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.02cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Continuaban
despiertos nuestros participantes: se nutre de <i>la incapacidad para
vivir en la incertidumbre </i>(y lo dijeron sin tener que citar a
Nietzsche, como ha hecho este relator), que conduce a un impaciente<i>
deseo de pertenencia</i>. En definitiva, miedo a lo que pueda venir,
miedo al rechazo, miedo a ser yo mismo y a tomar mis propias
decisiones. Miedo, comodidad o miedo. Por consiguiente, la tendencia
a polarizar la vida social (política, cultural, y en todos los
ámbitos) se alimenta de una <i>doble escisión</i>: la que se impone
desde fuera: o estás con A o con no-A; y la escisión que se ha
instalado dentro de nosotros, quizás de un modo inconsciente: quiero
pero no puedo, quiero pero no me atrevo, quiero pero puedo perder o
perderme. ¿Cómo puedo suturar esta fractura? Nos dan estas claves,
los que dialogaron: para la escisión interna, el trabajo personal
con mis carencias (la mejor manera sería <i>desarrollando mis
cualidades</i>, según Antonio Blay); para la escisión
externa: cuidar cómo expreso mis posiciones y cómo recibo las
etiquetas de los otros, con <i>asertividad</i>.</span></p><p>
</p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.02cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Entonces,
<b>¿es posible expresar algo sin poner etiquetas?</b> Ya vamos viendo que
es posible. Si <i>me voy sintiendo mejor conmigo mismo </i>y cada vez
<i>soy más consciente de mí, no separado de ti</i>, entonces, ya no
necesito poner etiquetas ni me afectarán tanto las que me pongan. Es
un proceso de <i>maduración personal</i>, en que voy comprendiendo
que “yo no soy eso” (esa marca que me pongo o que me ponen), que
yo <i>no soy el resultado de una comparación</i> o una
clasificación, que eso no tiene que ver conmigo. Yo puedo ser yo
mismo, si no me confundo con los <i>modos de ser,</i> y menos
todavía, cuanto más exagerados sean éstos. Para <i>vivir con
autenticidad </i>no es necesario ir por ahí poniendo etiquetas.
Quizás, todo lo contrario. <i>Vale</i>.</span></p><p style="margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.02cm; text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7ezd8KHNML5xzCZ9ji18a7y9utvrVgU6tshCwM_FEzbu5EMkXBcKEhtY7wyaCSg5ILUgJ7qtYoJidoSjYunt0cI4yeytycbmQ5EB8l-tTOffrW0NTmJH9d_S80GQkUkHqA5Zf8eklYNMGLJuE0bR2LY7iTMf_at1iuf6r0ZyTDFON_T0teacvBbQT/s1800/Sobre%20la%20polarizaci%C3%B3n%20social.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1800" data-original-width="1440" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7ezd8KHNML5xzCZ9ji18a7y9utvrVgU6tshCwM_FEzbu5EMkXBcKEhtY7wyaCSg5ILUgJ7qtYoJidoSjYunt0cI4yeytycbmQ5EB8l-tTOffrW0NTmJH9d_S80GQkUkHqA5Zf8eklYNMGLJuE0bR2LY7iTMf_at1iuf6r0ZyTDFON_T0teacvBbQT/s320/Sobre%20la%20polarizaci%C3%B3n%20social.jpg" width="256" /></a></div><br /><span style="color: black; font-family: arial;"><br /></span><p></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-60523336735315614442023-05-05T09:19:00.005+02:002023-05-05T10:46:44.817+02:00¿Dónde poner el origen de lo religioso?<p style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; font-size: 13pt; font-weight: bold; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0b4Izc0bb-w8WJR6_GT-ZhFcdVzoirxJYLLI-Ly7bEO_JYpnPOqc-_2DS4awX77ZqEaiVSICOloEHsmuZjIwYjD6yNCHHNWGjBNzTuMuwXLYn1FCd-jjpJpT3tmGXXjAAEYfLBDKHCzqJmfhEqV2SW6kzujyI3W02SxswFVxtDYlQ6Hg6LFmi-IaT/s2576/Origen%20de%20lo%20religioso.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1932" data-original-width="2576" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0b4Izc0bb-w8WJR6_GT-ZhFcdVzoirxJYLLI-Ly7bEO_JYpnPOqc-_2DS4awX77ZqEaiVSICOloEHsmuZjIwYjD6yNCHHNWGjBNzTuMuwXLYn1FCd-jjpJpT3tmGXXjAAEYfLBDKHCzqJmfhEqV2SW6kzujyI3W02SxswFVxtDYlQ6Hg6LFmi-IaT/w400-h300/Origen%20de%20lo%20religioso.jpg" width="400" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"><b style="font-size: 13pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Sobre
el origen de lo religioso</span></b></div><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Castro del Río 6.6</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>14
de abril de 2023, Peña Flamenca Castreña, 18:00 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 6.02cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"> <i>Gracias
al silencio existe la música. Gracias a aquello que no puedo
expresar, puedo expresarme.</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 6.02cm;"><i style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Cuando
consigo quitarme a mí mismo de delante de mis ojos, entonces, cómo
cantan y ríen las cosas.</span></i></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 6.02cm;"><i style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Todo
lo que he llegado a poseer vive dentro de una profundidad que no se
deja poseer.</span></i></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 6.02cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">José
Mateos</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><b style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></b></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><b style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">¿Dónde
poner el origen de lo religioso?</span></b></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: left;">Sin
saberlo, el café filosófico de aquella tarde giraría en torno a la
idea de </span><i style="text-align: left;">cuidado</i><span style="text-align: left;">.
Buscábamos la génesis de lo religioso y descubrimos el cuidado.
Pero, al descubrirlo, ahondamos en la naturaleza humana. En nosotros
mismos. ¡Y de qué manera! Sucedió porque cualquier cosa nos
inspira, porque todo está relacionado con todo. Solamente hay que
estar atento, con la mente abierta, lúcida, y entonces el
descubrimiento (</span><i style="text-align: left;">aletheia</i><span style="text-align: left;">)
sucede. No olvidemos que nuestro encuentro acoge a un grupo de
personas que investiga. Nos lanza una inquietud: llegar a ser
nosotros mismos; buscamos una finalidad: realizarnos. En cada
situación. En ese preciso instante.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 1.4cm;"><span style="color: black;"><span style="font-size: 11pt;"><i><span style="font-family: arial; font-size: small;">Estaba
un día Cura (el cuidado) atravesando un río y al ver gran cantidad
de arcilla, cogió una buena porción y, distraídamente, comenzó a
modelar una figura. Mientras pensaba para sí qué había hecho, se
le acercó Júpiter. Cura le pidió que infundiese espíritu al trozo
de arcilla modelado y Júpiter le concedió el deseo. </span></i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 1.38cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i> Pero
al querer Cura ponerle su nombre a la obra, Júpiter se lo prohibió,
diciendo que debía ponerle su nombre, por haberle infundido la vida.
Mientras Cura y Júpiter discutían sobre quién debía ponerle su
nombre, se levantó la Tierra (Tellus) y dijo que sólo a ella le
correspondía darle nombre al nuevo ser, puesto que le había dado el
cuerpo. La discusión se prolongó largo tiempo, hasta que los
litigantes escogieron por juez a Saturno, el dios del tiempo, que
dictó la siguiente sentencia: </i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 1.38cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i> Tú,
Júpiter, por haberle dado el espíritu, lo recibirás a su muerte;
tú, Tierra, por haberle ofrecido su cuerpo, recibirás el cuerpo.
Pero por haber sido Cura quien primero dio forma a este ser, será
quien lo acompañe mientras viva. Y, en cuanto al litigio sobre
el nombre, que se llame “homo”, puesto que está hecho
de “humus” (tierra).</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> En
esta fábula mitológica de origen grecorromano, <b>Higinio</b> nos
da noticia de una cualidad esencial del ser humano (que ha nacido de
la la tierra, “humus”), la inquietud que implica vivir y el
cuidado y autocuidado que necesita toda vida. No en vano,<b>
Heidegger</b> puso el cuidado (<i>Sorge</i>) como uno de los rasgos
que constituyen la existencia humana, el <i>Da-sein</i> (este
“ser-ahí”, “ser en el mundo” que nosotros somos).
Precisamente, utiliza esta fábula de Higinio como una anticipación
de su análisis existencial. Pues bien, el moderador del encuentro,
al proponer esta pregunta de autorreflexión: <i>¿cómo cuido de mí
mismo, de mí misma?</i>, iba a provocar que ya no se perdiera de
vista esta posición y esto alumbrara nuevos territorios en la
búsqueda, que nos propusimos, acerca del origen de lo religioso.
Ellos y ellas, por su parte, dijeron que se cuidan de estas maneras:
yo cuido de mí misma viniendo aquí a dialogar con vosotros;
mostrando agradecimiento por la existencia y la relación con los
demás; tratando de respetar mis propios ritmos personales
(biológicos y mentales), que provengan esos ritmos de dentro de mí
y no de fuera; trabajando la aceptación; distanciándome de un
determinado problema, para verlo mejor; mi manera de cuidarme es
curando mis heridas; procuro tener tiempo para mí; trato de ver la
vida de otro modo y que no me afecte tanto lo de fuera; me rodeo de
cosas que me gustan y que me aportan y enriquecen; busco actividades
que me saquen de la rutina, aprendo cosas nuevas y me cuido
físicamente. Ahora, ya sabes que la pregunta continúa en el aire
para que tú la contestes: ¿y tú, cómo te cuidas a diario? Todos
los participantes, y creo que tú también, comprendían que no se
trata de ningún individualismo ni otra suerte de egocentrismo, que
si uno mismo aprende a cuidarse, estará mejor preparado para poder
cuidar de otros. La experiencia lo dice.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><span style="color: black;"> <i>¿Cuál
es el origen de lo religioso? ¿Cuál puede ser el lugar de la
religión en el mundo de hoy?</i> Éstas fueron las preguntas
iniciales de los asistentes, que hubieron de ser recibidas en el
seno del grupo. El <i>diálogo verdadero</i> es la mejor manera de
cuidar y de cuidarnos. Y se establecieron dos hipótesis que pugnaban
entre sí: a) lo religioso procede del <i>deseo de dominio</i>; b) lo
religioso procede del <i>deseo de vincularse</i>. Lo que significa
que, o bien, proviene de una tendencia humana a no responsabilizarse
uno de sus acciones (volcarlas en otros); o bien, proviene de un sagrado respeto por lo inexplicable o desconocido. La
primera hipótesis aclaraba el hecho de que lo religioso se
transforme habitualmente en <i>religión organizada y dogmática</i>.
La segunda, aclaraba la persistencia del <i>sentimiento religioso</i>
y sus variadas manifestaciones, más allá de las formas
estructuradas a las que pudiera dar lugar. Si fuera lo primero, el
hecho religioso crecería desde el suelo de la <i>ignorancia</i>; si fuera lo segundo, lo religioso no tendría su base en la ignorancia sino en
una <i>necesidad humana</i>: la necesidad de satisfacer un vínculo
(una “religatio”) con todo, con cada cosa o ser, con el Todo,
orden y unidad de lo existente. Si este <i>sentimiento de pertenencia
</i>formara parte del suelo nutricio de nuestra existencia, esta
necesidad, entonces se entendería muy bien lo que sucede a menudo:
que esta necesidad de vincularse los seres humanos (por ejemplo, unos
con otros) pueda ser <i>utilizada como forma de poder</i>, de dominio
de unos seres humanos <i>sobre </i>otros. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> ¿Qué
hacer, entonces? ¿Cómo proceder? El diálogo mismo nos ofreció la
clave: la importancia extrema de <i>¡cuidar el vínculo!</i> El
dominio no cuida del vínculo que necesitamos, unos de otros, unos
con otros, todos con todo, lo coarta, lo deforma, lo reduce, lo
destruye. Cuidar del vínculo (de nuestros vínculos) es mucho más
que (es anterior a) cuidar de otros. En la relación se juega la
vida. Si cuidamos este intersticio, este entre-dos (o entre muchos),
estamos cuidando de nosotros mismos y de los demás. De ahí que se
mostrara tan decisivo, en la discusión, distinguir entre
<i>espiritualidad</i> y <i>religiosidad</i>. Ni por un asomo es lo
mismo. La espiritualidad no tiene nada que ver con ser creyente o ser
ateo. La espiritualidad es una dimensión de lo humano, sin la que no
podrían entenderse muchas de nuestras manifestaciones y acciones,
que son fruto de nuestra rica y constante <i>vida interior</i>. Esta
capacidad humana de <i>conexión consciente</i> con lo que hay, de
<i>estar presente</i>, encuentra en el amor o en la unión mística algunas de sus
manifestaciones. Pero el grupo sería capaz de descubrir otras
expresiones de lo espiritual en nosotros, en todos nosotros.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> La
espiritualidad humana estaría en el origen del amor, la ciencia, la
filosofía, la religión, el arte, en fin, todo aquello humano que
concierne a nuestra <i>creatividad</i>, que es más claramente como se
despliegan los efectos de nuestra dimensión espiritual.<i> </i>Todas
las intuiciones, hallazgos, novedades, creaciones... de cualquier
rama del conocimiento o acción humanos, tendrían este mismo
origen, espiritual, profundo, central. Esta <i>apertura de sentido
originario</i>. Luego vendrán las realizaciones particulares (y el
cierre del ser), hasta convertirse esas intuiciones o experiencias
originarias en escuelas, corrientes, dogmas, teorías, leyes, estilos,
tendencias que, repetidos hasta la saciedad, replicarán a lo largo
de la historia esas inspiraciones fundamentales. Una religión, antes
de ser una religión es una experiencia; una filosofía, antes de ser
una filosofía es una intuición clara y distinta; una escuela
artística, antes de ser una escuela es una revelación estética, un
modelo científico, antes de ser un modelo científico es un
desvelamiento a partir de datos empíricos... y así. En todo está
presente esta <i>vinculación originaria</i>. Fijémonos en la
importancia de lo espiritual, que ellos y ellas vislumbraron en su
diálogo aquella tarde.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"> Y
su aportación, aunque no se dieran mucha cuenta (es consciente ahora
este relator), bien mirado, es sorprendente. Una auténtica novedad.
Los clásicos (Platón, Aristóteles, los estoicos...) advirtieron
que nuestra naturaleza no se agota en nuestro cuerpo (<i>soma</i>),
no se agota en nuestra mente (<i>psijé</i>), sino que algo en
nosotros se da cuenta, es consciente, es sujeto o testigo (<i>nous</i>);
pero ahora sabemos que este sujeto es un <i>sujeto relacionado</i>, potencialmente vinculado con todo, que reside en nosotros. <i>Ser como vínculo</i>.
Y que este vínculo ha de ser cuidado, con la suficiente calidez,
para mantenerse jovial y receptivo. Para que todas las posibilidades
de ser permanezcan (lo más posible) abiertas. Pero el cuidado,
claro, <i>necesita tiempo</i>. Como diría <b>Antonio Blay</b>, en
todo alumbramiento humano el tiempo está implicado: ya sea antes,
como preparación o predisposición para dar a luz la nueva visión o
intuición; ya sea después, como asimilación o integración de lo
hallado, en los demás niveles de conciencia y en la vida cotidiana.
De ahí que ese otro sabio de nuestro tiempo, Martin Heidegger, tuviera que ligar
necesariamente, en su obra fundamental, “el ser y el tiempo”. De
acuerdo: <i>cura sui, cura nostri.</i></span></span></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7Y5yDk6T4iypicsrDlDFeD5BTnj2bwE7Fi15nG0tB5PbBqWXduL-t0xmmR4mDTNk70DwDXHpbC3FXH2YeZrCAwvGKyRSBeaPs6o9-UeBns4USSX5RDeybDoBSWCZ-PMYslRUxrDkQSXrkAikEFblHAxuTynwYj4Y4LNUh8w4D2xKKCRCz-Mk1nJ1r/s4000/Origen%20de%20lo%20religioso%202.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="3000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7Y5yDk6T4iypicsrDlDFeD5BTnj2bwE7Fi15nG0tB5PbBqWXduL-t0xmmR4mDTNk70DwDXHpbC3FXH2YeZrCAwvGKyRSBeaPs6o9-UeBns4USSX5RDeybDoBSWCZ-PMYslRUxrDkQSXrkAikEFblHAxuTynwYj4Y4LNUh8w4D2xKKCRCz-Mk1nJ1r/s320/Origen%20de%20lo%20religioso%202.jpg" width="240" /></a></span></span></div><span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBWk42I_XGzL0nw61gepNOFTTh_kUPjNJKpCTx53mLsBy5cggVRgG3UCKLPji_BBPSrud8uEg1Pk27xKA2QbDhDczjs7KNTN0rYp2uD_o9MCqVFdUFxQJpimEgQklmYajmIhOr8lGRfTFn2FkDkwNKX6RQ6e8c4o6A4MehqCip_w8VgI3D0wTOziUy/s4000/Origen%20de%20lo%20religioso%203.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="3000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBWk42I_XGzL0nw61gepNOFTTh_kUPjNJKpCTx53mLsBy5cggVRgG3UCKLPji_BBPSrud8uEg1Pk27xKA2QbDhDczjs7KNTN0rYp2uD_o9MCqVFdUFxQJpimEgQklmYajmIhOr8lGRfTFn2FkDkwNKX6RQ6e8c4o6A4MehqCip_w8VgI3D0wTOziUy/s320/Origen%20de%20lo%20religioso%203.jpg" width="240" /></a></div><br /><i><br /></i></span></span><p></p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2452539968626604149.post-41240265878902690962023-04-24T08:28:00.014+02:002023-04-26T20:06:01.889+02:00¿Cómo tratar con nuestras inseguridades?<p><b style="font-size: large;"></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQQn-4Ion7mXb5cQSibFEeBXzvLGoqvUcXwJ_QfGxnGGADVFDZ5UrFqKbTd2NI7BLqMo6qdwZ6tdwhXwh2CE9lB_6eE5SzjecWqyUcO5sVA6hDVJpRi0hCFkkn-A3EL8xsEuwA2rTTiFnN5iC1OwMpw2-oWp1wOzX110R0TyOJObL9B9ivo6KAuD6V/s1600/La%20inseguridad-%20Balneario%20de%20Lanjar%C3%B3n%20-%201%20de%20abril%2023.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQQn-4Ion7mXb5cQSibFEeBXzvLGoqvUcXwJ_QfGxnGGADVFDZ5UrFqKbTd2NI7BLqMo6qdwZ6tdwhXwh2CE9lB_6eE5SzjecWqyUcO5sVA6hDVJpRi0hCFkkn-A3EL8xsEuwA2rTTiFnN5iC1OwMpw2-oWp1wOzX110R0TyOJObL9B9ivo6KAuD6V/w400-h300/La%20inseguridad-%20Balneario%20de%20Lanjar%C3%B3n%20-%201%20de%20abril%2023.jpg" width="400" /></a></b></div><b style="font-size: large;"><span style="font-family: arial;">Sobre
la inseguridad</span></b><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><span style="color: black;"><span style="font-size: small;"><i>Café
Filosófico en Lanjarón 1.1 </i></span></span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i>01
de abril de 2023, Sala de Fiestas del Balneario, 19:00 horas</i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 5.52cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i> S<span style="background: rgb(255, 255, 255);">er
en mis acciones lo más firme y resuelto que pudiera y, una vez
tomado un determinado camino, seguirlo con toda la constancia de que
fuera capaz.</span></i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 5.52cm;"><span style="background-color: white; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Descartes</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="break-before: auto; margin-bottom: 0cm; margin-left: 5.49cm;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><i><span style="background: rgb(255, 255, 255);">Los
defectos desaparecen desarrollando nuestras cualidades.</span></i></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; margin-left: 5.49cm;"><span style="background-color: white; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Antonio
Blay</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial;"><br />
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black;"><span style="font-family: arial; font-size: small;"><b>¿Cómo tratar con nuestras inseguridades?</b></span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: left;">¿Qué
nos encontraríamos aquella tarde, en el </span><i style="text-align: left;">Balneario de Lanjarón</i><span style="text-align: left;">?
O mejor dicho, ¿a quiénes nos encontraríamos?, ¿qué diálogo
seríamos capaces de construir juntos? Realmente, la inseguridad es
una constante en la condición humana. Va de suyo con el hecho de ser
conscientes de nosotros mismos. Por otro lado, siempre somos capaces
de convertir nuestra inseguridad en amor por el misterio. Disfrutar
del misterio. Permitirme no saber qué me deparará una situación.
Confiar en la vida que hay en nosotros. </span><span style="text-align: left;">¿C</span><span style="text-align: left;">ómo
se puede transitar desde una situación anímica inicial de
inseguridad a otra de confianza? De esto versará este relato de lo
que acontenció, en el día de la fecha, en un lugar con tanta
historia y belleza como el </span><i style="text-align: left;">Balneario de Lanjarón</i><span style="text-align: left;">, su gran
salón de fiestas, ahora celebrando la fiesta de la filosofía
practicada. Agradecemos enormemente la invitación a la dirección
del Balneario, a sus trabajadores y, en especial, a Sole y José
Antonio, artífices del esforzado y altruista proyecto </span></span><span style="font-family: arial;"><i style="text-align: left;">+Q2
CulturAbierta</i><span style="text-align: left;">.</span></span><span style="font-family: arial; text-align: left;"> ¡Con qué amabilidad nos acogieron!</span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> En
esta ocasión, quiso el moderador del encuentro acompasar los estados
de ánimo de los participantes mediante un breve <i>centramiento</i>,
que recorriera de manera consciente las sensaciones físicas, las
emociones y los pensamientos que traían consigo los participantes
(<i>¿cómo vengo hoy?</i>): el resultado sería un estado de mayor
conciencia y lucidez, apto para abordar la sesión, para poder
trabajar juntos. Una treintena de personas, tanto clientes del hotel
como residentes de Lanjarón, estaban preparados. Deseosos, pues la
filosofía es como <i>Eros</i>, según nos muestra <b>Platón</b> en
su conocido <i>Simposio</i> o <i>Banquete</i>.</span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Después
de sondear someramente qué esperaban los asistentes de un encuentro
como éste, cuál era su idea previa de la filosofía e introducir,
de un modo ligero, lo que veníamos a hacer allí y cómo
procederíamos, dio comienzo la reunión, alegremente, eligiendo el
tema del día. Y fueron muchas las inquietudes de los participantes
(quizás, un termómetro de nuestra vida actual, dada la amplitud de
la asistencia): la muerte, el desapego, la paternidad o maternidad
tardía, la enfermedad, la inseguridad, la vida humana, la
manipulación, el arte de vivir con alegría, la tiranía de lo
digital, la impotencia en la vida, la madurez, el tiempo, el miedo.
Algunos de estos temas estuvieron presentes, pero vistos desde la
perspectiva de <i>la inseguridad en nosotros</i>, que propuso el
participante más joven del encuentro, apuntando ya claras maneras
filosóficas: querer saber, querer darse cuenta de sí mismo y del
mundo en que vivimos.</span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> <i>¿Cómo
afrontar nuestra inseguridad? ¿Cómo relacionarnos con ella? ¿De
dónde nos viene nuestra inseguridad?</i> Ya sabes, querido lector o
lectora, por dónde quería transitar el grupo. Y puedes hacerlo con
ellos y con ellas... Pues bien, supieron distinguir muy claramente
entre <i>factores internos</i> y <i>factores externos</i> de la
inseguridad personal. Tendencias como la timidez, la incertidumbre,
la angustia (“y si...”), junto con creencias personales
arraigadas en mí, como el temor a la muerte o la anticipación
negativa del futuro, podrían ayudar a comprender esa inseguridad
flotante, la sensación de una persistente precariedad vital. En este
punto, los participantes se plantearon si el estado de inseguridad se
relaciona más con el pasado o con el futuro. Su conclusión fue
clara: la inseguridad procede del pasado (nuestras experiencias
incompletas del pasado, no culminadas), pero se notan sus efectos en
el presente, aquí y ahora, y se manifiestan como una proyección
hacia el futuro, una anticipación precaria del futuro, en donde, uno
mismo no confía en sí mismo, en sus posibilidades de vivir de otra
manera. Pero, también, pueden darse, claro, factores externos que
coadyuven el estado de inseguridad interior. Esas experiencias del
pasado que, como toda experiencia, contienen un ingrediente externo
al que yo he reaccionado de una determinada manera. Esto significa
que lo exterior es inseparable de <i>mi respuesta</i> a ello, basada
en una determinada <i>interpretación de los hechos</i> (como ya nos
hace saber el viejo <b>Epicteto</b>). De manera que podríamos decir,
con <b>Ortega y Gasset </b>que “yo soy yo y mis circunstancias”:
yo soy el resultado de la interacción entre lo que yo soy y lo que
he sabido hacer con las circunstancias que se me han dado, pues, “si
no las salvo a ellas no me salvo yo”. Entre los factores externos,
los participantes resaltaron, con fuerza, la importancia de la
<i>educación recibida</i>: si ha sido una educación que ha
propiciado el desarrollo de nuestras capacidades, nuestras
posibilidades, o bien, una educación que las ha cercenado, que las
ha coartado o reprimido, lo que iría produciendo en el individuo la
aparición de una creciente precariedad, que se muestra como
inseguridad vital. Y esto lo podemos descubrir, hasta qué punto ha
sido así, si miramos retrospectivamente.</span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> En
su pirámide de las necesidades humanas, <b>Abraham Maslow </b>dispone
la inseguridad entre las necesidades básicas; y es cierto, pero a
nuestros participantes les interesa analizar lo decisivo: <i>cómo me
relaciono con mi necesidad de sentirme seguro o segura, cómo lo vivo
yo</i>. La inseguridad es un estado interior que puede estar
provocado por experiencias pasadas, en interacción con lo exterior,
como queda dicho más arriba, pero lo relevante para nuestras vidas
es aprender a relacionarnos con ello. Y a esto, tan práctico,
dedicaron el tramo final del diálogo los participantes. De hecho, la
filosofía no es sólo teoría, sino un modo de vivir mejor, y así
fue desde sus orígenes (<b>Pierre Hadot</b>). Antes, sin embargo,
realizaron una pequeña “excursión”: ¿qué es antes el miedo o
la inseguridad?, ¿qué es la causa y cuál el efecto?, ¿porque
tenemos (o vivimos con) miedo nos volvemos inseguros, o más bien,
porque ha crecido en nuestro interior el estado de inseguridad,
vivimos con miedo?, ¿qué es más básico, el miedo o la
inseguridad? El grupo discutió sobre ello, este relator tiene su
propia respuesta según lo que ha vivido, pero, ¿tú qué dirías,
qué te dirías a ti mismo o a ti misma respecto a ello?</span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Sigamos.
Lo primero, para relacionarme mejor con mis inseguridades interiores,
consiste en <i>tomar conciencia</i> de este estado, aquí y ahora,
cuando se está adueñando de mí. Y, realmente, yo me puedo sentir
inseguro, pero algo en mí se da cuenta, y esta parte profunda de mí
que se da cuenta no se siente insegura, está con seguridad dándose
cuenta de su inseguridad. Nuestro <i>yo superficial</i> está
atrapado en el círculo del miedo y la inseguridad, pero no así
nuestro <i>yo profundo</i> (<b>Mónica Cavallé</b>). Los estados
negativos interiores están en la superficie de mi personalidad, si
ahondo en la conciencia de mí mismo, si conectamos con esta
instancia nuestra, que siempre está, ahí no hay inseguridad (ni
depresión, ni angustia). Y esto lo hemos experimentado todos en
ocasiones, en algunas situaciones extremas, por ejemplo. Cuando más
hundido me encontraba, en un momento dado en que soy capaz de aceptar
lo que estoy sintiendo y abrazarlo, sin huidas ni refugios, entonces
emerge, súbitamente, la lucidez, la seguridad y una rara felicidad o
plenitud. Si no, ¿cómo sabríamos que en nosotros hay tristeza o
dolor, si no fuera porque intuimos, en lo profundo, algo mucho mayor
que hemos saboreado, que no se altera y que siempre está lleno, que
no le falta nada, que es puro ser o presencia?</span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
</p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: black; font-family: arial;"> Además,
es muy importante aprender a <i>compartir mis inseguridades</i>,
expresarlas, verbalizarlas... como allí, aquella tarde, estaba
sucediendo, que los participantes no sentían temor de exponerse
mutuamente sus inseguridades. La vulnerabilidad consciente y lúcida
y expresada es una fortaleza. Por último, los participantes
esbozaron la importancia de un <i>trabajo con nosotros mismos</i>,
progresivo, paulatino, en la dirección del “quererse a uno mismo”,
“hacerse fuertes, desarrollando mis cualidades”, “viviendo más
mi energía, sin reprimirla o coartarla”. Y esto lo fueron
sintiendo todos los participantes... se notaba en el ambiente. Tal es
así que, al finalizar el encuentro, una de las participantes se
acercó al moderador y le expuso su dificultad: la <i>censura de su
mente</i> le impedía ser ella misma; así pues, debía permitirse a
sí misma expresar lo que sentía, lo que pensaba. Ya se había dado
cuenta... ahora, se trataba de practicarlo. Y el trabajo básico
consiste en ir tomando conciencia, en ir transformando una serie de
<i>creencias</i> muy arraigadas en nosotros, como decíamos más
arriba, que se han alojado dentro, sobre la insuficiencia de mi
propio valor, una desconexión de nosotros mismos que impide que
florezca <i>quién soy yo</i> de verdad. Volver a<i> conectarme</i>
con esa profundidad mía, me animará a lanzarme sin temores, e ir
aprendiendo sobre la marcha todo lo que necesite aprender. No hay
nada peor que vivir con miedo. </span>
</p>Antonio Sánchezhttp://www.blogger.com/profile/11664083342937810842noreply@blogger.com0