Marc Sautet au Café des Phares (Paris 1994) Photo: Wolfgang Wackernagel

sábado, 12 de febrero de 2022

Sobre el valor de mi vida

Café Filosófico en Castro del Río 5.2

11 de febrero de 2022, Peña flamenca castreña, 18:00 horas


En realidad, «Rosebud» es el nombre escrito en un trineo con el que Kane jugaba cuando niño, en la época en que aún vivía rodeado de afecto y devolviendo afecto a quienes le rodeaban. Todas sus riquezas y todo el poder acumulado sobre los otros no habían podido comprarle nada mejor que aquel recuerdo infantil. Ese trineo, símbolo de dulces relaciones humanas, era en verdad lo que Kane quería, la buena vida que había sacrificado para conseguir millones de cosas que en realidad no le servían para nada. Y sin embargo la mayoría le envidiaba...

Fernando Savater. Ética para amador


¿Cómo dar valor a nuestra vida?

La vida transcurre plácidamente y, en ocasiones, tomamos conciencia del valor de la misma. A veces, somos conscientes de lo que tiene más valor abruptamente, por las malas. Pero, sea como sea, no hay ser humano que, en algún momento, no se plantee el valor de su propia vida y de lo que hay más valioso en ella. Os invitamos a seguirnos por esta vereda, a ver qué encontramos. Los participantes de esta segunda edición del Café filosófico en Castro del Río, después de dos meses debido a la crudeza de la pandemia, te invitan a seguirlos en su indagación. El marco era nuevo, la Peña flamenca castreña, y agradecemos la acogida, en este espacio de tanta raigambre en nuestro pueblo, y su apertura a una actividad de naturaleza filosófica. Especialmente, a su presidente, Paco Sánchez y a Julio Porcel, persona sensible donde las haya. Y, de nuevo, reconocemos el trabajo de organización y difusión de la Delegación de Cultura de Castro del Río. Además, ésta ha sido la primera vez que se ha grabado la sesión (por parte de TeleCastro). Un nuevo reto, una nueva experiencia.

El facilitador del encuentro plantea una cuestión de actualidad, pues algún día habrá de llegar a ello: si la pandemia se acabara mañana, ¿qué es lo primero que harías? Y suponemos que sus aportaciones no diferirán demasiado de las tuyas... Todo esto lo estamos viviendo juntos y compartimos sus consecuencias. Ahí van. Yo daría muchos besos y abrazos a todo el mundo, retomaría las maltrechas relaciones familiares. Lo que más echo de menos es poder ir a cualquier sitio y librarme de tantas reglas y prohibiciones. Y poderme mover libremente por donde quisiera. Como podéis suponer, dejar atrás el miedo que nos atenaza en estos momentos es lo que estaba debajo de todo lo que se iba diciendo. Por eso, no vivir con miedo será el principal deseo de los participantes. Seguimos. A alguno le preocupaba, y por eso tenía ganas de comprobarlo, cómo reaccionaría después de acabada la pandemia, cómo lo llevaría. Seguro que alguno o alguna os lo preguntáis. Seguimos. Pues, yo estaría muy intrigada observando todo lo que había pasado, y poder ver el rostro de cada ser humano, a ver qué huella le había dejado todo esto que nos está pasando. Y viajar, quién no lo desea. Pero esta readaptación será rápida, vaticina un participante, somos muy adaptables. Y si lo pensamos, puede que en el fondo no haya cambiado tanto nuestra vida. Quizás, tuviéramos algunos reparos al estar con muchedumbres, pero sería transitorio, se curaría con los abrazos.

¿Cómo dar valor a nuestra vida? Habría que empezar por valorar lo que tenemos y no sólo lo que no tenemos, como a menudo sucede. Pero convenía, antes de continuar, que se aclarara qué es aquello a lo que damos valor, cuál es la noción de lo valioso. Y se dice, con razón, que para que algo sea valioso hemos de tomar conciencia de su valor. Además, solemos dar más valor a aquello que ha supuesto un esfuerzo su consecución y, sobre todo, valorar algo significa preservarlo. Pero, cuando una de las participantes insiste en que el valor emerge por contraste con otra cosa, por referencia a un modelo, se desata la discusión. Porque esta idea suponía el sempiterno conflicto individuo/sociedad. Significaría que los valores ya nos vienen construidos, social e históricamente, por educación, y que el ser humano particular se ve atrapado por una red de influencias y condicionamientos. Así pues, ¿lo valioso sería lo que es valioso para mí o lo que es valioso para los demás? ¿Mi valores, son realmente míos? Esto plantea el viejo problema filosófico de si hay valores universales... O dicho de una manera: si hay valores valiosos en sí mismos, que valgan por sí mismos, que posean un valor intrínseco. Y los participantes se aprestan a detectar esos valores que pudieran ser más universales, válidos en todo tiempo y lugar. Y los hay: la libertad, la vida, la familia, el bien... Pero claro aflora el conflicto: porque hay tanta variedad, tanta diversidad cultural, tantas diferencias individuales... ¿Qué hacemos con todo esto? ¿Cómo lo integramos, en esa universalidad de los valores? Y he aquí la solución que ellos y ellas te brindan: puede que el valor sea el mismo, pero expresado de distinto modo, según las circunstancias y las necesidades en cada caso. Por ejemplo, si tomamos como referencia el valor de la vida, si una cultura o una persona elige no alargar innecesariamente la vida de un ser querido o de sí mismo, también estará defendiendo el valor intrínseco de la vida, de un modo propio o particular. Son recomendables, en este sentido, algunas películas que abordan el problema: una se le quedó grabada hace muchos años a este relator: La balada del Narayama.

De todo lo dicho, que ayudara a determinar el valor de algo, el ser conscientes se iba mostrando como su modo crucial y definitivo. Ahora bien, ¿cómo llegar a ser conscientes de lo que es valioso en sí mismo? El enfrentarse con la posibilidad de la muerte, tomar conciencia de nuestra propia muerte, que somos seres finitos y limitados, ayuda bastante –creen algunos participantes– a valorar lo que de veras importa. El atender, con una mirada nueva, a las cosas sencillas y cotidianas, también puede propiciar el despertar de la conciencia de lo que es valioso por sí mismo. Además, podemos aprender de otros, de lo que les pasa a otros; adelantaríamos mucho. No siempre es necesario que tú pases por lo mismo, mira, observa y aprende a valorar. En ocasiones, no tener alternativa, te permite valorar lo que es digno de ser valorado. En definitiva, aprender a valorar lo valioso en sí mismo, y no como medio para otra cosa, supone un proceso de maduración, de desarrollo de la persona. Y para esto la vida te ofrece diversas vías, y numerosas oportunidades, para que aprendas. Por las buenas o por la malas. Muchas veces se requiere un aldabonazo, otras veces una cocción lenta y que casi no se nota. Pero la vida no es tan corta como para que no te ofrezca las suficientes ocasiones con las que poder despertar. Que a ti vida te ha venido fácil y cómoda en exceso, que alguien ha sido malcriado, que has rehuido las decisiones difíciles, que has tenido suerte hasta ahora... No te preocupes, en la vida hay de todo y para todos. Tu despertar llegará antes o llegará después. Recuerda el significado de la última palabra que pronuncia el Ciudadano Kane antes de morir: Rosebud

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