Marc Sautet au Café des Phares (Paris 1994) Photo: Wolfgang Wackernagel

sábado, 19 de febrero de 2022

Taller "Quién soy yo"


Taller de filosofía en Torre del Mar 1.1

16 de febrero de 2022, Antigua Azucarera, 18:00 horas

¿Cuál es la pregunta fundamental que uno puede hacerse? Sin duda: ¿quién soy yo? Y, si no fuera frecuente mirar esto, entenderíamos por qué nos va hoy como nos va. En el frontispicio del tempo de Apolo, en la antigua Delfos, figuraba su importancia: “Conócete a ti mismo y conocerá el universo y los dioses”. En ti está el tesoro. Mira con atención y muéstralo en lo que piensas y en lo que hagas. Si te conoces, en el grado que sea, en esa misma medida podrás relacionarte mejor con los demás, podrás comprender mejor el mundo, estarás más satisfecho de tu propia vida. ¿Es o no es importante indagar en quiénes somos? En algún momento, todos tomaremos conciencia y necesitaremos ahondar en ello. Hace años que en el blog que mantengo, Palestra de Filosofía, “¿Quién soy yo?” no deja de ser la entrada más visitada, con diferencia. Se va percibiendo lo que necesitamos, pero la respuesta está en nosotros mismos, si ahondamos en la pregunta por nuestra identidad. No cómo somos, sino quiénes somos, más allá de ideologías, creencias, hábitos o automatismos, más allá del personaje que me he ido construyendo y que creo ser y, de acuerdo a eso, vivo... y sufro. La experiencia con los modelos que se nos han dado, nos ha ido construyendo una forma de vernos y, en función de eso, una forma de ver a los demás y a la propia realidad. Si cambia la noción de mí mismo y cómo me vivo, cambiará mi mundo. Pues bien, tuvimos la ocasión de plantearnos juntos esta trascendental pregunta en la Antigua Azucarera. Desde aquí expresamos nuestro agradecimiento a la Tenencia de Alcaldía de Torre del Mar por su apoyo a este tipo de iniciativas de filosofía practicada. Veamos.

Somos como una lechuga: en nosotros se han ido configurando diversos niveles de profundidad personal. Si vamos quitando las hojas, desde las más superficiales a las más profundas, ¿qué queda?, como se pregunta María Zambrano en uno de sus conocidos poemas (“El agua ensimismada”): Si tú te miras, ¿qué queda? El cogollo, el centro, el núcleo de lo que somos. Aquello de que dependen nuestras demás facetas, que no serían como son por sí mismas. Igual que le pasa al efecto respecto a su causa, a lo originado respecto a su origen. Ahí tendremos que ir, ahondando en sucesivas oleadas, que es de lo que trató el taller. Antes, conviene crear el ambiente adecuado y la predisposición interior... Una meditación, un breve ejercicio de centramiento, vendría al pelo.

1) Aquello que está en ti debido a tus circunstancias de nacimiento o por avatares de la vida en este mundo, sociales o familiares, o bien, aquellas otras circunstancias convencionales que te vienen dadas, que tú no has elegido y que podrían haber sido de otra manera... todo eso, no eres tú. Así que no te empeñes en que tú eres fulanito o menganito, porque, si tus padres te hubieran puesto otro nombre, o bien, hubieras nacido y vivido en otras circunstancias, ¿ya no serías tú en el fondo?

2) No pretendas afirmar tampoco que eres el que vive en tal o cual sitio, o que te dedicas a esto o a lo otro, porque, cuando todo ello cambie, ¿ya no serías tú?, o bien, antes de ser eso, ¿ése no eras tú? Muchas cosas de tu vida van modificándose, tú vas cambiando, pero, ¿qué es eso que siempre eres? ¿De dónde te viene la sensación “yo soy”? Eso no cambia... así que no digas que eres un educador jubilado o una abuela o un jugador de fútbol.

3) Pero si llegas al punto en que te parece que ya has profundizando bastante, que ya has indagado lo suficiente y, por ejemplo, estás convencido –como algunos de los participantes– de que eres igual a los demás, creadora, luchadora, un eslabón de luz, que eres tú mismo, que eres plural, que eres un ser humano, una partícula que vibra en el silencio, amor, que eres sentimiento, un ser digno en desarrollo..., reflexiona si más bien no te estás refiriendo a cómo eres, tus cualidades o características personales aquí y ahora, y no a lo que eres, a tu identidad.

4) Yo soy creatividad, combatividad, luz, yo mismo, persona, vibración, amor, sentimiento, intencionalidad, energía, pero todavía puedo ahondar más. Cómo soy se refiere a mi modo de ser, variable, construido, cambiante; lo que soy, se refiere a mi naturaleza, de qué estoy hecho, qué soy yo; pero así, ¿ya sé quién soy? Quién soy yo... esto es difícil de expresar con palabras, aquí la filosofía meramente racionalista se queda corta... No es algo deducible, todo lo más asociable metafóricamente. Todo lo más: podemos decir lo que no somos. Por esto, quienes somos, quizás sólo sea posible sentirlo. Y lo hemos sentido muchas veces... cuando me siento a mí mismo a la vez que estoy contemplando algo, excelso o cotidiano, una emoción, una idea, un objeto, cuando estoy atento a mí mismo. No es posible definirlo conceptualmente, pero podemos verlo, intuirlo, notarlo, experimentarlo. Lo que la razón no puede, lo puede la experiencia interior. Y su acceso se puede ir trabajando... Sea un ejercicio que recoge, de diversos modos, Mónica Cavallé en su libro El arte de ser (Editorial Kairós, 2017):

Señala con el dedo un objeto cercano y obsérvalo. Después descríbelo con tanto detalle como puedas. En efecto, es una cosa dotada de formas, colores, textura…

Ahora, señala hacia otro lugar. El suelo, por ejemplo. Descríbelo del mismo modo.

Apunta después hacia alguna parte de tu cuerpo y descríbela. También una cosa dotada de forma, tamaño, límites…, ¿no?

Ahora observa y señala el lugar desde el cual estás mirando, un lugar que no se haya a distancia alguna de ti. ¿Qué percibes? Descríbelo también. Pero hazlo atendiendo a la experiencia presente, sin recurrir a la memoria o a la imaginación, como si fuera la primera vez que lo observas. No confíes en lo que crees o has aprendido que hay ahí, sino tan sólo en tu experiencia directa. ¿Puedes apreciar alguna forma, algún color, es cosa alguna?

¿La respuesta ha sido que “no es nada” o algo parecido? No te preocupes, pero eso es lo que tú eres.

Ahora bien, esa “nada” simplemente significa que está vacía de objetos, no que no seas nada. Precisamente, tú eres lo que hace posible los objetos. Sin ti no serían. ¿Lo estás sintiendo? Tú eres ese espacio que acoge a todos los objetos y experiencias, un espacio lúcido desde donde se despliega tu dedo, las percepciones de la habitación, tus pensamientos, tus emociones… Tú eres tu centro, que no es lo que los demás ven de ti. Ellos te ven como una cosa o un objeto en el mundo. Pero tú ya sabes ahora que eres mucho más que eso.

–“No veo nada”, ¿sigues diciendo quejumbroso? De acuerdo, pero es una “nada” muy viva, una nada muy especial que se ve a sí misma, que es consciente de sí misma y del mundo que contiene. Tú eres esa consciencia que es consciente de sí misma. Toda experiencia posible acontece en ella. ¿Hay algo mayor que eso?

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