Marc Sautet au Café des Phares (Paris 1994) Photo: Wolfgang Wackernagel

domingo, 3 de diciembre de 2023

¿Cómo prevenir los conflictos?

Cristóbal Toral, Personaje de Hopper tomando el sol en un cuadro mío, 2005-2006 

Sobre los conflictos

Café Filosófico en Vélez-Málaga 14.2

07 de noviembre de 2023, Sociedad “La Peña”, 18:00 horas

[La ética] no puede partir de un punto de vista abstracto ajeno a la historia, o del punto cero de la historia. Más bien tiene que considerar que la historia humana –también la de la moral y la del derecho– ha comenzado desde siempre (...) concretada históricamente en las correspondientes formas de vida.

Karl-Otto Apel

Hablemos de creatividad. Nuestras respuestas o acciones son creativas cuando estamos conectados con lo que hay, con la situación particular, profundamente, por consiguiente, con el ser que la anima, que le hacer ser de ese modo, existir. Como diría Heidegger, cuando estamos en la actitud de escucha del ser. Y entonces emerge una idea, una salida, un objeto... nuevos, inéditos. Es decir que la creatividad tiene más que ver con nuestra apertura, receptividad o disponibilidad interior, que una inspiración de origen exterior, del tipo que sea. Aunque me viniese, si no soy capaz de recibirlo, de qué nos valdría. Nuestra receptividad es lo que depende de nosotros. Y no digamos cuando hay conflictos, que fue lo que se plantearon los participantes aquella tarde, en el salón principal de la Sociedad Recreativa y Cultural La Peña, un grupo menos numeroso que otras veces. Si los conflictos se perpetúan a menudo, y tanto nos hacen sufrir, herida sobre herida, es muy posible que sea esta actitud creativa la que nos falte; segada por una serie de creencias erróneas, que los participantes fueron analizando para nosotros.

Antes, repasaron algunas de las facetas de su vida, en las que ellos y ellas se sentían habitualmente más creativos. Esos contextos o momentos en que somos menos mecánicos, menos rutinarios, menos previsibles. Por ejemplo, caminando en soledad, o dejando suelta la mano, que dibuje líneas o manchas en un papel, o escuchando música, que me vengan continuamente posibles coreografías, o buscando un sitio tranquilo que me ayuda a pensar de otro modo, o bien, leyendo libros de historia, como descubro otros modos de ver el presente. Tú puedes considerarlo también: ¿cuándo sueles ser más creativo, más creativa, porque estás más receptivo, más receptiva?

A nuestros participantes les interesaba (o les inquietaba) qué son los conflictos, si pueden prevenirse y cómo prevenirlos. Y, a ello se aprestaron con bastante vehemencia. Hallar una definición era importante, pues podía suponer un punto de partida crucial para el desarrollo del diálogo. Según lo veían, en todos los conflictos aparece un bien (un objeto material, una idea o un valor) en disputa; y la disputa se desarrolla porque, acerca de ese bien, llegan a diferenciarse perspectivas, imágenes o sentimientos que, según lo viven sus protagonistas, resultan incompatibles. Es decir, que son realmente las interpretaciones básicas de cada una de las partes las que entran en conflicto, y no tanto los objetos mismos en disputa. Esto ya es importante, para darse cuenta de ello. El siguiente esquema les resultó extremadamente útil y poder encauzar satisfactoriamente la discusión: las creencias provocan emociones que conducen a determinadas acciones incompatibles, tal y como se percibe cuando el conflicto está ya avanzado. ¿Y qué sucede cuando las creencias de partida son (o pudieran ser) erróneas? Pues nada, o mucho... el conflicto irreversible está servido. Esta idea se la debemos a lo que nos han enseñado Sócrates-Platón. De ahí su actualidad, siempre.

Pero este relator no sería fiel a lo acontecido allí, aquella tarde, si no dijera que hubo un conflicto actual (y muy preocupante) que estuvo muy presente en todo momento: el (viejo, que no deja de ser por eso menos grave) conflicto palestino-israelí, recrudecido (¡y de qué manera!) estos días de una manera tan dramática. Pero, en lugar de ponernos directamente a hablar de ello, atrapados por las emociones desbordadas que podíamos sentir, adoptamos la perspectiva filosófica: la filosofía trata de principios que funcionan debajo de las experiencias y que se ven reflejados, por eso, en variados casos o situaciones. Pues bien, la distinta interpretación de sus protagonistas, quizás la más básica (piensan nuestros participantes), pudiera ser ésta: el mismo territorio es visto como “nuestra tierra y de nuestros antepasados”, o bien, como “la tierra prometida”. Por tanto, un conflicto, en términos de Karl-Otto Apel, entre la comunidad real o fáctica y la comunidad ideal. Pero, ¿no debería toda comunidad ideal, para realizarse, tener en cuenta y valorar y respetar la comunidad fáctica o existente? ¿Podría ser este error el que está en la base de este conflicto, desde sus inicios, tras la segunda guerra mundial? Nuestros participantes continuaron indagando... otras posibles creencias erróneas.

En general, los conflictos de cualquier clase pueden deberse a la falta de respeto por la visión del problema que se ha situado en el otro. Cualquier forma de anacronismo también puede ser peligrosa: nos referimos al hecho de olvidar el presente, y querer justificar el futuro (que todavía no es), a través del pasado (que ya no es). Además, los intereses inmediatos pueden cegarnos y llevarnos a malinterpretar lo que sucede, y entrar en la pelea de dos maneras: los intereses previos de las partes pueden conducir a errores de percepción, a partir de sesgos interesados, que lleve a tergiversar la evaluación del presente (y obstaculizar la búsqueda de lo mejor en cada caso); y además, incluso, puede haber ocasiones en que pueden convivir intereses que quieran usar los conflictos para su beneficio propio. Por último, según el análisis de nuestros participantes (lo que fue posible ese día), individualmente, también pueden darse creencias erróneas: por ejemplo, las que están detrás de las personas que muestran un perfil dominador; por ejemplo, necesitan dominar a otros para sentirse fuertes ellos mismos; sin duda, una falta de desarrollo interior.

Y no hay que olvidar estos dos principios erróneos, que suelen olvidarse en este tipo de situaciones humanas de conflicto dañino e irresoluble (en sí mismo, el conflicto puede ser muy productivo, si se encauza adecuadamente): 1) el denominado imperativo técnico, es decir, que si algo puedo hacerlo, tengo que hacerlo, perdiéndose de nuevo la conciencia de si es lo mejor en este caso y situación; 2) y el principio que podíamos denominar acción-reacción ciego, lo que lleva habitualmente a una escalada, cada vez mayor y peligrosa, del conflicto, una espiral de violencia, tan frecuente, a la que nos conduce la “lógica” de la guerra. Así pues, ¿qué es lo que precisamos en un conflicto para que no se convierta en irreversible, peligroso o dañino? Parar y tomar conciencia, tomar distancia de lo inmediato, mirar juntos dónde estamos y qué es lo que queremos, que sea lo mejor para todas las partes. No dejarse arrastrar. No ser pasivos, sí, porque ser pasivos es dejarse arrastrar por el conflicto mismo, continuar como hasta ahora. Por lo tanto, mejor ser activos, parar y ser conscientes. Lo otro viene sólo, pero esto necesita de nosotros. Estar abiertos. Estar atentos, disponibles, a la escucha de lo que hay. ¡Cuántas veces hacemos en estos casos de conflicto lo que siempre se hace! Por eso, ¡seamos creativos! ¿No falta de esto, en tantos conflictos que se han enquistado? Mirar de otro modo para ver... la nueva posibilidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario