¿Por qué hay
tanta manipulación en nuestras sociedades? ¿A quién beneficia?
¿Cómo me afecta? ¿Cómo podemos escaparnos, qué podemos hacer,
ante tales manipulaciones? Si el hecho de que exista manipulación en
un ámbito determinado supone una estrategia manipuladora, que
oculta, tergiversa, engaña y demuestra mala fe, con la finalidad de
satisfacer unos intereses concretos -individuales o corporativos-,
insanos, dañinos para la persona o para el bien común, entonces, no
nos queda otra que prepararnos para disponer un criterio propio y
consciente. Cuando somos menores de edad, no podemos, pero cuando ya
poseemos nuestras capacidades mentales desarrolladas, no tenemos
excusa para seguir siendo “menores de edad”, para dejarnos
conducir pasiva y acríticamente. No tenemos excusa –salvo las
malas excusas de la pereza y la cobardía– para no ser “mayores
de edad” (Kant), y pensar y actuar por nosotros mismos. Que haya
manipulación social, educativa, cultural, económica... no depende
de nosotros, está ahí, pero que seamos víctimas propiciatorias,
¡sí que depende de nosotros mismos! Esto te diría Epicteto, y lo
habrías oído de los participantes en el Café filosófico de
febrero. Este grito: ¡sé consciente de ti mismo y desarrolla todas
tus cualidades! Es el mejor antídoto.
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