Dicen que hay personas
“tóxicas”, o incluso con mayor precisión, ambientes familiares,
laborales, sociales, que son “tóxicos”. En ocasiones podemos
obviarlos. Pero, ¿qué sucede cuando no podemos, cuando hemos de
convivir necesariamente en medio de este tipo de ambientes? Dijeron
nuestros participantes que esta situación humana se da cuando nos
sentimos limitados para poder crecer, para ser nosotros mismos, y
sentimos daño e impotencia. Tú lo habrás vivido alguna vez... Lo
que no sé, es si te habrás planteado por qué desprenden toxicidad
algunos ambientes, por qué algunas personas se nos muestran tóxicas.
¿Qué les pasa? Quizás sólo son como tú y yo, pero que la manera
de dar salida personal a sus propias carencias produce estos efectos
en los demás... Quizás cabría comprender –desde sí mismos– a
estas personas, que percibimos como tóxicas. Te lo habrías
planteado, si hubieras asistido a nuestro café filosófico. Y, en
ese caso, ¿qué hacer, cómo proceder, si nos toca el estar
sumergidos en un ambiente de este tipo? Algunas respuestas, las
podrás encontrar en el relato seguido de lo que allí aconteció
aquella tarde, en la Cafetería Bentomiz de Vélez-Málaga. Por si
acaso no pudiste asistir...
entonces ya no estaba en la asociación pero a partir de ahora quiero ir a esas charlas tan instructivas el próximo martes 16 tenemos la poesía dice la vicepresidenta que solo ese día para ver si vais gente o no espero que acudan todos los que puedas pues es una manera manera de facilitar a las personas que escriban sus deseos sus vivencias sus amores sus recuerdos en fin todo lo que entraña una bonita poesía ya nos veremos Pilar muchas gracias por todo besos
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