La moralidad, como otras
capacidades humanas, se puede desarrollar más o se puede desarrollar menos (Kohlberg):
Estadio 1: Heteronomía
El comportamiento se rige por
factores externos: conseguir un premio o evitar un castigo. Si sabes que no te
van a descubrir, no hay motivos para dejar de hacer algo que te gusta o que
persigues. (Si no te pillan no has hecho nada). Es el estado normal de los
niños hasta los seis años aproximadamente, pero hay adultos que pueden estar
toda su vida instalados en este estadio. Es el caso típico de los delincuentes
que sólo los frena el temor a un castigo.
Estadio
2: Individualismo
El niño a partir de los cinco años
comienza a descubrir que hay normas y reglas de juego. Y en este estadio ya no
se cumple la norma por temor a un castigo, sino que comienza a actuar por
egoísmo o interés propio: de lo contrario no le dejarían jugar a lo que le
gusta jugar o hacer lo que quiere hacer. Descubre a la vez la ley del Talión
(“ojo por ojo…”): actuar por reacción, se hace a los demás lo que nos hacen; se
hace lo se suele hacer, lo que es normal hacer, para que a mí también me lo
dejen hacer. Normalmente dura hasta la adolescencia, pero hay muchos adultos
que actúan según este mecanismo: respeto si me respetas, no miento si no me
mientes, llego puntual al trabajo si los demás también lo hacen, no robo si tú
no robas…
Estadio
3: Expectativas interpersonales
En este estadio se comienza a
descubrir la importancia de la afectos, aunque muchas veces se actúa para
agradar a los demás y ser aceptados. Hacemos lo que se espera de nosotros. Se
guarda lealtad por afecto y por el deseo de ser queridos, no tanto respecto al
contexto familiar sino al grupo de iguales. Para pertenecer a un grupo
extrafamiliar se hace lo que ellos nos pidan, y los límites que se ponga a esta
exigencia depende de lo firmemente que se haya superado el estadio anterior.
Aproximadamente hasta los veinte años, y muchos adultos posteriormente, todavía
nos dejamos llevar —más o menos fácilmente— por lo que hagan otros, los modelos
predominantes en la sociedad o en el grupo en que nos movemos frecuentemente.
Estadio
4: Responsabilidad y compromiso
En esta fase comienza la autonomía
moral. Los jóvenes a partir de dieciocho o veinte años —los más maduros con
menos edad incluso— ya tienen la capacidad para actuar siguiendo compromisos
adquiridos con otras personas. Ahora se cumplen las obligaciones libremente
contraídas por autorresponsabilidad, no por interés egoísta o por quedar bien.
Si otros no son responsables para hacer lo correcto, no se imita su conducta.
Ahora bien, sólo se hace aquello a lo que uno se ha comprometido, no más; y se
limita a su círculo social más cercano, su familia, sus amistades, sus
conocidos, los de mi país, el resto “no es mi problema”. En esto está una gran
parte de la población, a pesar de que todavía se puede desarrollar más
profundamente nuestra moralidad.
Estadio
5: Contrato social
Aquí se comienza a tomar conciencia
del mundo: “todos tienen derecho”, no sólo mi familia, mis amigos, mi ciudad,
mi país, mi cultura… Tienen derecho a una vida humana, por lo menos respecto a
sus valores más básicos: a una vida digna (alimentación, vivienda, salud,
educación) y a ser libres de tomar sus propias decisiones. En el estadio
anterior se cumplen las leyes escrupulosamente, pero ahora se considera que
puede haber leyes injustas que hay que contribuir a cambiar, si atentan contra
la vida o la libertad de las personas.
Estadio
6: Principios éticos universales
La conciencia moral se amplía ahora
a todos los demás valores, sobre todo la igualdad y la dignidad de todos los
seres humanos: “todos somos hermanos”, todos necesitamos y buscamos básicamente lo
mismo, lo que nos hace humanos. Una de las reglas de oro sería: “hacer a otro
lo que no quisiera que hicieran conmigo”. El filósofo ilustrado Kant lo llamó
“imperativo moral”: una norma para ser moralmente aceptable ha de poder ser
universalizable, es decir, que sea capaz de recoger lo que “todos deberíamos
hacer”. La conducta se orientaría ahora por principios éticos universales, como
los recogidos en la Declaración de los Derechos Humanos. Sólo algunas personas
son capaces de llevar una vida coherente con este nivel de desarrollo moral.
Pregunta:
¿Sabrías decir en qué estadio de desarrollo moral se encontrarían muchos de "nuestros políticos"?
Chupao. Ya que no hay estadío 0, en todo caso, en el 1
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