La
pregunta por la posibilidad de un mundo mejor que el vigente es la
pregunta utópica por excelencia. Pero también habremos de preguntar
a la pregunta: si tiene sentido, si es una pregunta juiciosa, en qué
condiciones lo sería. Su origen etimológico delata el doble rostro
de este anhelo tan profundamente humano. En cuanto u-topos,
anuncia su carácter alejado de la realidad, un no lugar, quizás
también cualquier lugar. Ninguno en particular. Posiblemente,
ninguno realizable. En cuanto eu-topos,
atrae hacia el mejor lugar posible, concita las expectativas de un
mundo nuevo y feliz, cuestionando todos los mundos existentes. O
alguno en particular. Siempre mejorable. En la medida en que se
encamine hacia un ideal nunca alcanzable del todo que, sin embargo,
es capaz de servir de medida de la cercanía o la lejanía -respecto
a ese ideal- de algún desarrollo cultural particular. De manera que
la pregunta utópica es la más humana de las preguntas humanas. Ahí
están resumidos los mejores deseos, las esperanzas más hondas y
también el mayor reconocimiento de nuestros frecuentes obstáculos y
sinsabores actuales.
Publicado en HomoNoSapiens
Monográfico: "Revolución y Utopía"
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