Café filosófico Castro
3.4
Biblioteca
Municipal de Castro del Río, 3 de mayo de 2012, a las 19:00 horas.
¿Por qué suele haber problemas en la relación de pareja?
El
café filosófico de aquella tarde estuvo totalmente mediado por el caso personal
de uno de los participantes habituales, caso que afectaba directamente a la
misma reunión en la que estábamos. Pues, resultaba que el hecho de asistir a
estos encuentros había supuesto alguna típica desavenencia conyugal, ya sabéis,
en relación al reparto de tareas domésticas y el tiempo que uno puede tener
para sí mismo. La cuestión: ¿aceptar y respetar el tiempo del otro, o bien, pretender
acaparar todo su tiempo? Como podéis imaginar, no hubo necesidad de poner encima
de la mesa ningún otro tema alternativo. Los demás participantes se sumaron al
instante, impulsados por la intensa atracción que ejercía. Será que nos toca a
todos muy de cerca. Lo cotidiano es lo que más nos afecta, puesto que es lo que
más sufrimos por su inmediatez y reiteración, para bien o para mal. Y la
filosofía no puede existir al margen de esta realidad mundana, que es la más
humana. En un café filosófico no prometemos respuestas, aunque sí una actitud
de constante y dialogada búsqueda. Nos comprometemos.
Vivimos
muy de cerca los problemas de una relación de pareja. Si alguien no los tiene,
los habrá tenido, o los va a tener. De modo que los resultados parciales de
este encuentro también te pueden interesar a ti, que no tienes pareja en este
momento. Pues bien, los problemas de pareja, ¿cuestionan la propia relación de
pareja o no? Pregunta el moderador: ¿había antes más problemas que ahora? Ahora
hay más rupturas, pero eso, necesariamente, no implica que ahora haya más
problemas que antes, responden. Antes se ocultaban más dichos problemas, se
asumían roles que implicaban obligaciones sociales difíciles de soslayar, y que
resultaban a veces escapatorias o armarios donde ocultarse y autojustificarse
su desdicha cada miembro de la pareja. (Uno de los participantes comenta, en
este punto, su lectura de la primera novela que escribió José Saramago, Claraboya).
Pero,
¿siempre hay problemas en la relación de pareja? No, siempre no, pero suele
haber. Así que nuestra pregunta central de aquel día fue ésta: ¿Por qué suele
haber problemas en la relación de pareja? Triunfó la respuesta provisional que
acude a la confrontación, a la competición en el seno de la pareja, para
explicar estas desavenencias. La inclinación a “salirse uno con la suya”. ¿Se
traslada así, la competitividad del mundo actual a la cocina y a la alcoba?
Veremos. Sigamos contando. ¿Por qué se da dicha confrontación? Somos
diferentes, expresamos ritmos vitales diferentes. Pero, entonces ¿por qué nos
buscamos? –La naturaleza nos ha hecho así. -Nos ha hecho, ¿para que nos
busquemos, o para que nos enfrentemos y a la vez nos busquemos? Dos fuerzas
aparecen aquí de signo opuesto. ¿Son los sexos, opuestos? Pero el hecho es que
nos buscamos. ¿Qué está pasándonos de continuo? La hipótesis más aplaudida fue
que somos diferentes, pero nos encontramos. Se constatan así dos hechos:
la diferencia (biológica) y el encuentro (relación de pareja o social, de hecho).
Y si es así, es que somos semejantes en algo. (Lo sucedido en la
relación de pareja, ¿podría simular también lo que nos ocurre en cualquier otra
interrelación social?).
No
investigó esto último el grupo, sino que continuó indagando, sin salirse mucho
del tema, cuál puede ser, entonces, el secreto de las parejas bien avenidas,
cuando están bien avenidas. Primera respuesta valiosa: aquella que consigue
quitarse de encima las costras de la educación cultural recibida.
Segunda respuesta: cuando son capaces los dos de construir en común un proyecto.
Que si os fijáis siguen una misma secuencia lógica: construir un proyecto común
implica que sea propio, más allá de lo recibido socialmente. De manera que,
entonces, si son dispares los proyectos, es decir, si no se está construyendo un
proyecto común, surgen los conflictos de pareja. -¿Han se ser idénticos o
equivalentes sus proyectos de vida? –No tiene por qué. ¿De qué proyecto estamos
hablando? -¿De uno que se va construyendo entre dos? -Quizás. Y qué papel
tienen las circunstancias concretas que van apareciendo en las sucesivas etapas
de la vida. Responden entre todos: todas esas circunstancias son puestas a
prueba de la relación, de ese proyecto común. Así sucede con la llegada de
los hijos, ejemplo al que le dedicaron cierta atención los participantes. Por
desgracia, con dicha cuestión vuelven a recuperase algunas costras culturales
adquiridas desde pequeños. Por eso se trata de una importante puesta a prueba
de la solidez de la pareja.
Bien,
pero si eso es así, que el momento nuevo en que ya no son pareja sino que son
tres o más es sólo una prueba, una puesta a prueba, entonces, ¿hay algo previo
que genera el conflicto? ¿Algo que está y no debiera estar, o algo que no
debiera estar y está en el proyecto común? Nos dan ellos una clave: es el respeto
mutuo. Proyecto facturado sin suficiente respeto mutuo, proyecto que hace
aguas y se irá a pique. A continuación, los participantes se ponen manos a la
obra: ¿qué es respetarse? –Tener en cuenta al otro. Esta respuesta nos
retrotrae al inicio de esta investigación, el caso personal inicial que incitó
la búsqueda, ¿lo recordáis? Esta faceta es de las más valiosas de nuestros
encuentros filosóficos, pues, no sólo se intenta dar respuestas, sino que los
participantes y lo que dicen se entrelaza con sus propias vidas, y las posibles
respuestas se transfiguran en ofertas de vida. Para ellos y para nosotros. Una
posibilidad de vivir de otra manera. ¿Cómo podemos tener adecuadamente en
cuenta al otro? “Todo lo que hace uno porque lo necesita, contribuye
favorablemente a la relación de pareja también”. Y aplican este principio al
caso inicial. Sale muy bien parado el principio. Buena noticia para el
principio y para la posibilidad de convivir mejor. La pareja ha de partir de lo
que es importante para cada uno. Si se respeta, se está respetando lo que es
importante para la pareja misma. Te ayuda además en el esfuerzo por descubrir
qué es lo importante para ti y a conocerte mejor a ti mismo. ¿Sería viable una
relación de pareja, si no contribuye a conocerse uno a sí mismo y a sacar lo
mejor de sí mismo? ¿Vale esto para cualquier otra relación social?
Ya
se ha dicho que no se condujo por ahí la investigación, tampoco en los momentos
finales del encuentro. Sino que se subrayó la importancia de tener en cuenta al
otro, lo que implica una relación de paridad con el otro. Si se rompe
dicha paridad la cosa funciona peor. Uno u otro, o los dos, puede sentirse
ajeno, distinto, y así distante, a causa de la disparidad entre cómo me trata
la relación y como quiero sentirme tratado en una relación. El proyecto, por
tanto, ya no sería común.
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