Marc Sautet au Café des Phares (Paris 1994) Photo: Wolfgang Wackernagel

viernes, 7 de septiembre de 2012

Sobre la relación de pareja


Café filosófico Castro 3.4

Biblioteca Municipal de Castro del Río, 3 de mayo de 2012, a las 19:00 horas.

  
¿Por qué suele haber problemas en la relación de pareja?
  
El café filosófico de aquella tarde estuvo totalmente mediado por el caso personal de uno de los participantes habituales, caso que afectaba directamente a la misma reunión en la que estábamos. Pues, resultaba que el hecho de asistir a estos encuentros había supuesto alguna típica desavenencia conyugal, ya sabéis, en relación al reparto de tareas domésticas y el tiempo que uno puede tener para sí mismo. La cuestión: ¿aceptar y respetar el tiempo del otro, o bien, pretender acaparar todo su tiempo? Como podéis imaginar, no hubo necesidad de poner encima de la mesa ningún otro tema alternativo. Los demás participantes se sumaron al instante, impulsados por la intensa atracción que ejercía. Será que nos toca a todos muy de cerca. Lo cotidiano es lo que más nos afecta, puesto que es lo que más sufrimos por su inmediatez y reiteración, para bien o para mal. Y la filosofía no puede existir al margen de esta realidad mundana, que es la más humana. En un café filosófico no prometemos respuestas, aunque sí una actitud de constante y dialogada búsqueda. Nos comprometemos.

Vivimos muy de cerca los problemas de una relación de pareja. Si alguien no los tiene, los habrá tenido, o los va a tener. De modo que los resultados parciales de este encuentro también te pueden interesar a ti, que no tienes pareja en este momento. Pues bien, los problemas de pareja, ¿cuestionan la propia relación de pareja o no? Pregunta el moderador: ¿había antes más problemas que ahora? Ahora hay más rupturas, pero eso, necesariamente, no implica que ahora haya más problemas que antes, responden. Antes se ocultaban más dichos problemas, se asumían roles que implicaban obligaciones sociales difíciles de soslayar, y que resultaban a veces escapatorias o armarios donde ocultarse y autojustificarse su desdicha cada miembro de la pareja. (Uno de los participantes comenta, en este punto, su lectura de la primera novela que escribió José Saramago, Claraboya).

Pero, ¿siempre hay problemas en la relación de pareja? No, siempre no, pero suele haber. Así que nuestra pregunta central de aquel día fue ésta: ¿Por qué suele haber problemas en la relación de pareja? Triunfó la respuesta provisional que acude a la confrontación, a la competición en el seno de la pareja, para explicar estas desavenencias. La inclinación a “salirse uno con la suya”. ¿Se traslada así, la competitividad del mundo actual a la cocina y a la alcoba? Veremos. Sigamos contando. ¿Por qué se da dicha confrontación? Somos diferentes, expresamos ritmos vitales diferentes. Pero, entonces ¿por qué nos buscamos? –La naturaleza nos ha hecho así. -Nos ha hecho, ¿para que nos busquemos, o para que nos enfrentemos y a la vez nos busquemos? Dos fuerzas aparecen aquí de signo opuesto. ¿Son los sexos, opuestos? Pero el hecho es que nos buscamos. ¿Qué está pasándonos de continuo? La hipótesis más aplaudida fue que somos diferentes, pero nos encontramos. Se constatan así dos hechos: la diferencia (biológica) y el encuentro (relación de pareja o social, de hecho). Y si es así, es que somos semejantes en algo. (Lo sucedido en la relación de pareja, ¿podría simular también lo que nos ocurre en cualquier otra interrelación social?).

No investigó esto último el grupo, sino que continuó indagando, sin salirse mucho del tema, cuál puede ser, entonces, el secreto de las parejas bien avenidas, cuando están bien avenidas. Primera respuesta valiosa: aquella que consigue quitarse de encima las costras de la educación cultural recibida. Segunda respuesta: cuando son capaces los dos de construir en común un proyecto. Que si os fijáis siguen una misma secuencia lógica: construir un proyecto común implica que sea propio, más allá de lo recibido socialmente. De manera que, entonces, si son dispares los proyectos, es decir, si no se está construyendo un proyecto común, surgen los conflictos de pareja. -¿Han se ser idénticos o equivalentes sus proyectos de vida? –No tiene por qué. ¿De qué proyecto estamos hablando? -¿De uno que se va construyendo entre dos? -Quizás. Y qué papel tienen las circunstancias concretas que van apareciendo en las sucesivas etapas de la vida. Responden entre todos: todas esas circunstancias son puestas a prueba de la relación, de ese proyecto común. Así sucede con la llegada de los hijos, ejemplo al que le dedicaron cierta atención los participantes. Por desgracia, con dicha cuestión vuelven a recuperase algunas costras culturales adquiridas desde pequeños. Por eso se trata de una importante puesta a prueba de la solidez de la pareja.

Bien, pero si eso es así, que el momento nuevo en que ya no son pareja sino que son tres o más es sólo una prueba, una puesta a prueba, entonces, ¿hay algo previo que genera el conflicto? ¿Algo que está y no debiera estar, o algo que no debiera estar y está en el proyecto común? Nos dan ellos una clave: es el respeto mutuo. Proyecto facturado sin suficiente respeto mutuo, proyecto que hace aguas y se irá a pique. A continuación, los participantes se ponen manos a la obra: ¿qué es respetarse? –Tener en cuenta al otro. Esta respuesta nos retrotrae al inicio de esta investigación, el caso personal inicial que incitó la búsqueda, ¿lo recordáis? Esta faceta es de las más valiosas de nuestros encuentros filosóficos, pues, no sólo se intenta dar respuestas, sino que los participantes y lo que dicen se entrelaza con sus propias vidas, y las posibles respuestas se transfiguran en ofertas de vida. Para ellos y para nosotros. Una posibilidad de vivir de otra manera. ¿Cómo podemos tener adecuadamente en cuenta al otro? “Todo lo que hace uno porque lo necesita, contribuye favorablemente a la relación de pareja también”. Y aplican este principio al caso inicial. Sale muy bien parado el principio. Buena noticia para el principio y para la posibilidad de convivir mejor. La pareja ha de partir de lo que es importante para cada uno. Si se respeta, se está respetando lo que es importante para la pareja misma. Te ayuda además en el esfuerzo por descubrir qué es lo importante para ti y a conocerte mejor a ti mismo. ¿Sería viable una relación de pareja, si no contribuye a conocerse uno a sí mismo y a sacar lo mejor de sí mismo? ¿Vale esto para cualquier otra relación social?

Ya se ha dicho que no se condujo por ahí la investigación, tampoco en los momentos finales del encuentro. Sino que se subrayó la importancia de tener en cuenta al otro, lo que implica una relación de paridad con el otro. Si se rompe dicha paridad la cosa funciona peor. Uno u otro, o los dos, puede sentirse ajeno, distinto, y así distante, a causa de la disparidad entre cómo me trata la relación y como quiero sentirme tratado en una relación. El proyecto, por tanto, ya no sería común.

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