Cómo nos
relacionamos con la muerte señala cómo vivimos. Nuestra cultura se
ha habituado a menudo a vivir de espaldas al hecho de la muerte,
buscando refugios allí donde posponer u ocultar nuestras soterradas
cuitas humanas. Así, en otros tiempos, en otras culturas -aunque nos
parezca a veces insensible- su trato con la muerte y los que han de
morir se presentaba de manera no problemática, o quizás menos
problemática de lo que se nos está apareciendo en nuestra cultura
occidental moderna. De una manera mucho menos natural. Los
participantes de este café filosófico, último de la temporada,
mencionaron con emoción la película La balada de Narayama,
para apostillar esta idea de la aceptación más natural de la
muerte. Durante el transcurso de la discusión dijeron que, en
nuestra cultura, han confluido dos factores que pueden explicar esta
relación nuestra más problemática con la muerte propia o la de los
demás: por un lado, la dominante tradición judeocristiana, con su
moral del justo premio al sufrimiento y de la culpa, y por otro lado,
los avances tecnocientíficos del último siglo, que permiten
prolongar la vida artificialmente hasta extremos a veces
inconcebibles. La convergencia de estas dos fuerzas ha generado el
difícil problema de la eutanasia, que los participantes
quisieron abordar sin tapujos aquella tarde, a partir de sus propias
experiencias. Como si se tratara de los miembros de un comité de
ética, que hubieran de realizar propuestas para una ley de la
muerte digna. Y si es el caso que te planteas que es altamente
improbable que tú tengas que decidir algo así en el marco de un
comité de ética, o bien, en el de un jurado que hubiera de dictar
sentencia sobre algún caso en que se haya practicado ilegalmente la
eutanasia, vengo a decirte, de la mano de estos participantes en este
café filosófico, que no será raro que se te presenten en el futuro
situaciones personales en las cuales tengas que lidiar con una
situación como ésta. Es cuestión de tiempo, o mejor, de edad. Así
pues, quédate con nosotros y podrás clarificarte un poco. Para
cuando sea menester.
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