Café
Filosófico en Vélez-Málaga 10.4
18
de enero de 2018, cafetería Bentomiz, 17:30 horas
¿Qué es para ti
más real? Puede ser el paso del tiempo, la
constancia del espacio, la presencia de tus emociones, la conciencia
de la muerte, el sentir la amistad, el cambio semántico, una mirada
sincera, la maravilla de poder entendernos cuando nos entendemos, mis
vínculos, la conciencia, la conciencia de ti mismo, la sensación
real e inestable de no-realidad, el amor..., pero, digas lo que
digas, no sería para ti real la realidad, si no sintieras en lo
hondo de ti una noción básica, central, una intuición vivida (muy
vívida), una sensación muy real de ti mismo. La sensación de yo
soy, que es una constante en ti, a pesar de tus cambios a lo
largo de los años y la sucesión de inestables estados de ánimo. Lo
real posee realidad para ti porque sobre ello trasladas la noción
intima de tu propia realidad... Por este derrotero, metafísico y
vital, transcurrió la introducción a este café filosófico de
enero. Se propuso para disfrute y reflexión de los asistentes (el
placer de saber, de sentir), y se copia aquí para tu propio
conocimiento personal...
Entrando ya en la
materia del día, nuestros participantes preguntaron: ¿Qué es
ser inteligente? Ante la
inflación actual del término “inteligencia”, habría que marcar
la distancia suficiente para darse uno cuenta de que inteligencia
no puede ser cualquier cosa.
Veamos. A la inteligencia se la ha medido (el famoso y denostado CI),
se la ha clasificado (inteligencia abstracta/concreta inteligencias
múltiples), se la ha reducido (capacidad para resolver problemas),
se la ha convertido en una mera función adaptativa, una pura
estrategia instrumental, ha sido utilizada para discriminar y
justificar el status quo
de las élites dominantes, en fin... sin poderla agotar en su esencia
nunca...
–Ser
inteligente es ser capaz de desarrollar tu vida para poder vivir
bien.
–Ser
inteligente es ser capaz de cumplir eficazmente con una tarea.
Y
discutieron un largo rato: ¿es preferible una inteligencia
especializada, como hoy se demanda, o bien, una inteligencia general,
global, integral, como algunos comenzaron a decir que se necesitaba
hoy día? ¿Hacen falta ambas? ¿Cómo se repartiría, como hasta
ahora: una élite y una masa (Ortega y Gasset)? ¿Élite de sabios
(Platón)? ¿Élite de expertos? ¿Masa de ciudadanos conscientes,
críticos, bien informados y con una capacidad de juicio madura
(Kant)? ¿O masa de ciudadanos que se dejen conducir por los que
saben, sólo clientes, usuarios o consumidores (Habermas)? Pues bien,
si hubieras estado allí, con todos los participantes de aquel día,
habrías estado de acuerdo en que la inteligencia es una
potencialidad (humana
y no humana), que en cuanto tal es común a todos los seres humanos
(o no humanos) y no cambia en lo esencial, pero que necesita de un
desarrollo.
Y aquí está la madre del cordero: tal desarrollo se produce en
función de los estímulos
que rodean al individuo, propios de un determinado contexto social,
cultural o histórico; un desarrollo sujeto a los vaivenes de las
necesidades, los cambios históricos, las modas o preferencias
pasajeras; y por supuesto, dicha inteligencia siempre es propia de
cada uno en cada momento.
A
continuación, la pregunta que cayó como fruta madura fue ésta:
¿Cuál es la inteligencia que más necesitamos hoy día
desarrollar? ¿Qué clase de
comprensión? Una inteligencia generadora de puentes en los
conflictos, basada en valores humanos lo más universales posible,
capaz de aprender a perseguir lo mejor y no sólo un interés
particular, una inteligencia ecológica, donde los valores éticos no
se olviden, menos antropocéntrica, proclive a construir hermandades
y no enemigos... (¡Tú puedes añadir la inteligencia que hayas
detectado que más nos hace falta!). Pero, ¿es esto un mundo de
color de rosa? Sí es utópico, sí, pero necesitamos de la utopía
–como siempre–, una utopía en sentido positivo: como orientación
adecuada de nuestras decisiones colectivas. Pasito a pasito.
Así
pues, ¿inteligencia puede ser cualquier cosa?
¿Puede una máquina ser inteligente? ¿Un procedimiento, por sí
mismo, inteligente? ¿Una situación, una tarea, un frigorífico
inteligentes? ¿Puede ser la inteligencia artificial?
Se nos presentan dos opciones: llamar a todo eso inteligencia,
olvidándonos de quién
hace la pregunta, con el
riesgo de que éste se vaya pareciendo (reduciendo) más y más a esa
concepción de la inteligencia; o bien, recordar siempre que hablamos
por analogía con quien
hace la pregunta y no
porque su realidad en sí misma sea inteligente. ¿Dónde pondremos
la realidad, en la causa o en el efecto? Nos jugamos mucho... ¿no te
parece?
El debate sobre qué es la inteligencia nos invita a reflexionar profundamente sobre su esencia y su aplicación en nuestra vida cotidiana. A medida que avanzamos en el entendimiento de esta facultad, es importante recordar que no solo se trata de resolver problemas o cumplir tareas, sino de construir un mundo más conectado, ético y humano. La inteligencia, tanto humana como no humana, sigue siendo un tema de constante evolución. Con un Test Online de Coeficiente Intelectual se puede explorar más sobre cómo se mide y desarrolla esta capacidad.
ResponderEliminarGracias, por tu comentario. Muy de acuerdo, salvo en la pretensión (quien la tenga, cuando la tenga) de que un test de inteligencia puede medir nuestra inteligencia, que es, cuando menos, múltiple, consciente y creadora. Un saludo!
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