Marc Sautet au Café des Phares (Paris 1994) Photo: Wolfgang Wackernagel

martes, 5 de mayo de 2020

POROS (Y PENIA) 4

Poros (y Penia) 4
Siempre nos había parecido que había cosas que no sabíais, que nuestro olvido no era nada comparado con el vuestro. La gravedad es la desconexión. Y se precipitan los seres, hacia un abismo excavado a la medida. Esto me decía, divisando cómo sus patas aprehendían las ramas, una pequeña después de otra más grande y rugosa, con una destreza infinita. Aquellas ramas que aguantaban su peso… No tenía ojos de mirar para mí, por eso no los veía. Pero la telepatía era clara y, por un momento, con el desplazamiento de su pico delante de mí, trazando una linde invisible en la penumbra del árbol, me sentí escudriñado. Bajé la vista y también me observaban, muy fijamente, dos ojos muy negros de miel. En este caso, atendí con más cuidado. Cuántos olores que no puedo oler, cuántas las ondas de luz… Y yo preocupado y él tan tranquilo, como si nada pasara, cuando un bicho, entre lo vivo y lo muerto, esquilma a la humanidad. Que sepas que después de nosotros irá a por vosotros, de tan cerca que caminamos. Comes mi comida, respiras mi respiración. ¿No sientes la angustia, mi incertidumbre? –Yo no sueño… y puedo dormir. El desasosiego despabiló mi insomnio. Y, entre vuelta y vuelta sobre la parrilla del sudor, los pájaros y los perros, éstos con menor intensidad, nos contemplaban como indiferentes, ojos compasivos a un tiempo: ¡Bienvenidos a las fuerzas de la naturaleza! Bienvenidos…
Publicado en HomoNoSapiens

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