Marc Sautet au Café des Phares (Paris 1994) Photo: Wolfgang Wackernagel

sábado, 14 de mayo de 2022

Sobre el bien pensar


El Pensador en La puerta del Infierno, expuesta en el Museo Soumaya

Café Filosófico en Capileira 1.4

07 de mayo de 2022, Biblioteca Pública, 18:00 horas

El hombre no es más que una caña, la más débil de la naturaleza, pero es una caña pensante. No hace falta que el universo entero se arme para aplastarlo: un vapor, una gota de agua bastan para matarlo. Pero aun cuando el universo entero le aplastara, el hombre sería todavía más noble que lo que le mata, porque sabe que muere (…) Toda nuestra dignidad consiste, pues, en el pensamiento. Por ahí hemos de levantarnos, y no por el espacio y la duración, que no podemos llenar.

Pascal

¿Cómo aprender a pensar bien?


Pensar, todos pensamos. Aprender a pensar de manera que podamos vivir bien ya es otra cosa. Esta ha sido una de las principales ocupaciones de la Filosofía, desde siempre... Como decíamos en otro lugar, se trata de pensar el pensamiento para que no se convierta en un pensamiento mecánico, obsesivo, inconsciente, confuso, que no para de dar vueltas sobre sí mismo o que piensa sólo por pensar... Nuestros participantes nos darán una lección del bien pensar, muy útil en estos tiempos tan confusos y obsesivos. Vamos a seguirlos en su pesquisa... a ver qué nos depara. Pero antes, el moderador quiso saber de la felicidad, con su ayuda.

¿Dónde poner nuestra felicidad? Y nuestros participantes fueron decantando los lugares de la felicidad. Donde buscarla... Estar a gusto siguiendo un objetivo, la felicidad está en las pequeñas cosas inmateriales, en la posibilidad de poder elegir con libertad, en la ausencia de dolor, buscar el bienestar conmigo y con los demás, buscarla dentro de mí a pesar de las circunstancias, aquí, en el momento presente, viviendo con consciencia, sintiéndome afectado sin afectarme, buscando compartir todo esto que vivo. Sin dudar, al moderador, que preparaba un próximo taller, todas estas búsquedas le servirán de ayuda. De hecho, el bien pensar debe ser la pareja acompañante de la felicidad.

¿Cómo aprender a pensar bien? Pero antes, ¿qué es pensar bien? Así quisieron empezar nuestros participantes... por su sitio. Pensar bien iría en la dirección del pensamiento autónomo, la capacidad de pensar por uno mismo, un pensar que fructifique y no se eternice, que evolucione, que pueda desarrollarse, que no se estanque en las mismas ideas preconcebidas, que aprenda de sus errores, que no se obceque, que huya de todo tipo de dogmatismo, un pensar crítico, autocrítico, pero sin olvidar que el pensar bien no es sólo el logro de unos resultados, no ha de dejar de lado los valores, que piense de acuerdo a valores, de acuerdo a fines valiosos, siendo capaz de comprender y comprenderse, de comprender y comunicarse con otras personas de diversas creencias, de culturas diversas, un mínimo intercultural, a pesar del relativismo de las circunstancias y, finalmente, un pensar que no se desligue del sentir... Bueno, “finalmente” se refiere a todo aquello que salió a la palestra en aquel encuentro y con lo cual los participantes se sintieron a gusto por el momento... Tú, sin duda, habrías aportado más componentes de este buen pensar.

Asistir a un Café filosófico como el nuestro, donde se escucha, donde se comprende, donde no se compite, ni se domina, ni se presume, sino que se colabora en un diálogo conjunto y virtuoso es todo un privilegio extraño y delicioso. Venimos, precisamente, a lo que dice el enunciado del tema de este día: a pensar bien juntos. Con la confianza que heredamos de Sócrates, pues ya sabemos todo lo que necesitamos saber, tan sólo hace falta escarbar un poco dentro de nosotros mismos, pues lo principal, lo más importante, ya lo poseemos, puesto que lo somos. Aquí, entre nosotros, somos capaces de escucharnos sin prejuicios (eso sería la negación de toda escucha), venimos a ser más conscientes de nuestras elecciones, a darnos cuenta de lo que de verdad queremos, a no desoír el sufrimiento (una buena escuela de aprendizaje), es decir, que no buscaremos con nuestra capacidad de pensar sólo lo que nos gusta y apetece, sino la verdad, y venimos a compartir, a enriquecernos con los diferentes pensamientos de los demás (el pensar es uno, pero los objetos a los que se aplica y el modo de aplicarlo pueden ser muchos, como diría Descartes). El que piensa es el individuo, pero dicho pensar no es completo si no es un pensar con otros, si no es un diá-logos, varias mentes coordinadas al unísono, tratando de entenderse para acceder a una respuesta, una respuesta mínima y mejor. Por todo ello venimos a disfrutar, y disfrutamos, en un Café filosófico. Una escuela de pensamiento libre, abierto y crítico. En el fondo, se trata de darse, de vez en cuando, un atracón de buen pensamiento. Para cuando nos haga falta... ¡Que nos aproveche!






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