Marc Sautet au Café des Phares (Paris 1994) Photo: Wolfgang Wackernagel

domingo, 6 de febrero de 2022

Sobre el estado de duelo


Café Filosófico en Torre del mar 1.1

03 de febrero de 2022, Taberna El Oasis, 18:00 horas


Cualquier acontecimiento de nuestra vida

que pone fin a una situación conocida

mosnos enfrenta con la muerte.

Théa Schuster


¿Cómo afrontaremos el estado anímico de duelo?


Primer Café filosófico en Torre del Mar. Gracias a la colaboración de la Tenencia de Alcaldía y, para estos cafés filosóficos, de la Taberna El Oasis. Y de oasis particulares fue la primera parte de este encuentro. Tal como se define en la RAE, todos buscamos, a menudo, una tregua, un descanso, un refugio en las penalidades o contratiempos de la vida. Pero queremos oasis que sean activos, lúcidos y conscientes, no de los otros: puramente evasivos o adictivos. Yo elijo hacer una parada, cambiar de aires o de actividad, incluso entretenerme, pero sabiendo que lo hago y por qué lo hago y, mientras estoy ahí, me enriquezco, desarrollo mis otras cualidades, más allá de las tareas cotidianas. ¿Cuál es tu consciente oasis particular? Quizás, pasear por la montaña en medio de la naturaleza, quizás los atardeceres y los amaneceres –amar el principio y el final de todo–, quizás el amanecer, pero desde mi ventana, desde donde se abren todas las posibilidades del día, quizás el oasis del quiero hacer y no lo que tengo que hacer, quizás la lectura de un libro que ha sido como escrito para mí, quizás estar en la playa o ese momento de las ocho de la mañana en que puedo crear, quizás, dar las gracias por la grandeza de lo que hay, o quizás andar y andar kilómetros frente a la saturación en la mente, o quizás, esos momentos especiales para ser más conscientes, o quizás, leer buena poesía por la noche, o bien, quizás, la pintura, mi forma de meditación personal.

¿Qué es un duelo y cómo afrontarlo? Estaba claro, para los participantes, que ambos aspectos, la naturaleza y la actitud ante un duelo van de la mano. Porque el estado vital o anímico de pérdida, su naturaleza, no puede desligarse de cómo se vive. ¡Como tantas cosas en la vida! La mirada crea el objeto. Pero dicho sentimiento no sólo aflora con la muerte de un ser querido, sino que en todo cambio (o crisis) o sensación de abandono (o vacío) también. Algo acaba y ha de comenzar algo distinto, y esta transición cada uno la vive según su propia biografía de pérdidas, y cómo haya aprendido a afrontarlas. Así, observamos cuán diferente las personas se relacionan con sus pérdidas. Pero todas han de pasarlo... y si parece que no les afecta, quizás haya que preguntarle si se había ido preparando para esa pérdida. Incluso, se puede decir que todo duelo puede contener un sesgo cultural... En cada cultura se lleva a efecto de una manera, igual que se toma diferente el hecho de la muerte.

Pero, quizás, el dolor anejo a cada pérdida sea necesario vivirlo. ¿Y el sufrimiento, también es necesario vivirlo? No es lo mismo. Los participantes en este diálogo filosófico te dicen que no es así. Que está el hecho objetivo (o natural) de la pérdida, pero también lo que tú te dices sobre ello, y esto siempre podría ser de otra manera. Es evitable vivir así, sufriendo. Que sea inútil, no lo diríamos, puesto que el dolor quizás sea necesario atravesarlo a fondo, pues son muchos los frutos del dolor bien vivido: el desarrollo de la fortaleza, la madurez, la independencia, la posibilidad de vivir una vida ascendente. También es evitable el sufrimiento patológico: cuando la persona ya no saber vivir sin sufrir, tanto forma parte de su vida, tanto se ha identificado (o apegado) que no es capaz de vivir de otra manera. Se constituye en su “zona de confort”. Prefiere eso, a la sensación de vacío o de nada.

Y, ¿cómo podemos librarnos del sufrimiento inútil? Ese dolor mal comprendido, vivido como inevitable. Te lo dicen ellos y ellas: reinventarse cada vez, vivir por uno mismo; aprender a prepararse, entrenarse con las “pequeñas muertes” para pérdidas mayores (o la propia muerte), como nos decía el sabio Ibn Arabi; lo primero: la aceptación del hecho de la pérdida, sin ello no hay salida posible del estado de duelo; y el crecimiento personal y el desarrollo de los recursos personales –cualquier situación sirve para ejercitarse; y esto enseñarlo desde pequeños, inclusive en las escuelas –otras escuelas muy diferentes a las actuales. Y si hay que acompañar en el duelo, ¿cómo lo haremos?: en silencio; no le digas, no le aconsejes, simplemente estar ahí con esa persona. Así pues, ¿puedes mirar el retrato de tu ser querido, que falleció, con felicidad? ¿Puedes recordar aquella amarga experiencia con alegría? ¿Puedes volver a verle, y comprenderle? ¿Puedes sentir compasión, porque no sabía, en el fondo, lo que hacía? ¿Puedes perdonarte y darte otra oportunidad? Si la respuesta es sí, has superado adecuadamente tu duelo.


El ave Fénix 

Cualquier acontecimiento de nuestra vida que pone fin a una situación conocida nos enfrenta con la muerte. Realidades tan diferentes como el final de un periodo vital, del tiempo de felicidad y sinsabores de una relación, la pérdida de un ser querido, una enfermedad, un accidente o, simplemente, cuando los hijos se van de casa: todas son verdaderas experiencias de muerte. En un primer momento, estamos aturdidos, no comprendemos qué es eso que nos haya podido suceder, mientras la tierra continua girando como si nada hubiese ocurrido. Después, el peso del sufrimiento nos asfixia, dejándonos solos en un terrible cara a cara con lo inaceptable, algo que nadie comparte ni puede compartir, pues cada ser humano vive su propia vida, diferente de la nuestra. Nos engulle la negrura solitaria de un largo túnel, como le sucediera antaño a Jonás, tragado por la ballena. Sólo podemos vivir de la mañana a la noche, un día cada vez. Sin mañana, sería demasiado duro.

Pero luego, de golpe y porrazo, el canto de un pájaro, un rayo de sol, el vuelo de una golondrina nos acaricia el corazón. Una sonrisa efímera, o una música lejana nos conmueven. Lentamente, como sonámbulos, salimos del túnel, recuperamos nuestro lugar en la vida. Nada ha cambiado, y sin embargo todo es diferente, más intenso, y sobre todo más hermoso. Mientras atravesamos el túnel, perdimos nuestra orgullosa reinvindicación de que se nos debe todo. Esa humilde alegría de vivir anuncia nuestro renacimiento.

Théa Schuster






2 comentarios:

  1. Me parece interentisantisimo este tema. Yo he tenido pérdidas de todo tipo y no se si he hecho bien mis duelos.
    Gracias por vuestra ayuda. Nos vemos en la taller

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