Café Filosófico en
Vélez-Málaga 8.1
21 de octubre de
2016, Cafetería Bentomiz, 17:30 horas.
Repetido
el ritual día tras día, la bestia acaba persuadiéndose de que pertenece ya a la
especie de los hombres. Pero cuando la liturgia mentalizadora falla, y el
sujeto empieza a dudar de ser hombre y de que, por tanto, esa sea su propia ley, es el látigo el que suple la falta de argumentación, es la amenaza de
tortura –la “Casa del dolor”- la que “convence” al animal de que es un ser
humano, aunque no lo crea.
Adela
Cortina, Ciudadanos del mundo
Por
consiguiente, la educación sería el arte de volver este órgano del alma del
modo más fácil y eficaz en que debe ser vuelto, mas no como si le infundiera la
vista, puesto que ya la posee, sino en caso de que se lo haya girado
incorrectamente y no mire a donde debe, posibilitando la corrección.
Platón, República,
VII
¿Cuál es el origen de los valores?
A este cronista de tantos cafés filosóficos le ha llegado
la hora retrasada de continuar con su tarea, la de tratar de dar una segunda
vida a estos encuentros sin pretensiones, más allá de sí mismos. Este juego de
jugar a dialogar. En esta ocasión se afrontó el reto de comprender el origen de
los valores, por ver si comprendiéndolos podríamos conservarlos y promoverlos
mejor. Una cuestión que atañe sobremanera a la esencia misma del educar. ¿Qué
es educar en valores? ¿Inculcarlos, desarrollarlos…? Tendrás que seguir el
curso de este relato, si te sientes afectado. Has sido educado o tendrás que
educar, así que no sería de extrañar que te sintieras. Al menos, has de saber
que ya educas sin querer. Y que tú mismo no paras de aprender, te pese lo que
te pese. ¿Crees que puedes cambiar? ¿Es posible llegar a ser otro que no eres?
¿O más bien habrás de partir de la realidad que ya eres para desplegarla todo
lo que puedas? Espero que esto sea suficiente para que te quedes un rato con
ellos, los protagonistas de este primer café filosófico de la temporada
2016-2017. Harán acto de presencia, entre otros, Aristóteles, Platón y la Isla
del Dr. Moreau.
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