Marc Sautet au Café des Phares (Paris 1994) Photo: Wolfgang Wackernagel

lunes, 22 de junio de 2020

¿De qué normalidad hablamos?

¿De qué normalidad hablamos?
Imagen| Fernando Ivorra
La normalidad es lo menos normal del mundo. Tanto quiere poner de sí, tanto deseo contenido de igualar al mundo, que se anega en su propia pretensión. Es tan pretenciosa… Y ese es su mayor defecto, querer ser normal, porque, si al menos fuera capaz de cuestionarse un poco a sí misma… Una normalidad problemática, al menos, no una perfecta normalidad… Pues bien, nuestros protagonistas, de este nuevo café filosófico desde casa, pusieron a la normalidad en su sitio. Hablemos de normalidad, pero no nos creamos que ya somos normales… ¿Qué es eso de “lo normal”? ¿Quién lo dice, quién lo decide? ¿Desde dónde, hasta dónde? En fin, que ser normal es lo más anormal del mundo. Y si el Gobierno está hablando de la “nueva normalidad”, ¿qué es lo que están queriendo decir?, ¿ya la había, obtendremos una nueva? Nuestro tiempo iría de normalidad en normalidad… ¿Y qué, entonces, es lo que hay en medio? El vacío, una pre-normalidad, una pos-normalidad… Aclaremos, con la ayuda de nuestros participantes, esta locura… de la razón. Y si fueran éstas frágiles normalidades…
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viernes, 5 de junio de 2020

POROS (Y PENIA) 12

Poros (y Penia) 12
Imagen | Iñaki Basoa
Llegué a la poesía, desde el naufragio a un puerto tranquilo. Las palabras y el entendimiento, combinar los pensamientos con los tuyos es un naufragio. El ensayo sin la autoridad es un naufragio. Y ganarse la vida entera. Y desbrozar los ramajes de la selva, para hallar el lago de las aguas lentas y el azul profundo, donde la orilla es una tira de sombreado verde. La sequía nunca la alcanza ni ahogan el boscaje las emociones. Fuera de allí, la extensión de la planicie oculta la intensidad de la pisada. Toda huella está siendo acompañada. Una bandada de pájaros diversos acaba de posarse sobre el borde a beber agua. El rastro de sus patitas ha quedado entrelazado con el posado anterior. Sentirse es un naufragio por dentro, si todos los barcos tratan de amarrar y no caben a un tiempo. De los empellones van deshaciéndose en trizas. Hay que tocar tierra firme, apoyar la mano en nuestra parte no personal y pronunciar en silencio el conjuro: se escriben solas las palabras. Desde las tabernas y el bullicio he arribado a la humanidad. El gentío nos confunde. La evidencia se sostiene a sí misma. Hemos descubierto cortinas, escarbado en los cajones, mudado la piel, nos hemos solazado recibiendo la luz del sol por la mañana, hemos dado paseos desde el centro a la periferia y vuelta, nos hemos arrimado con la lupa de mirar cerca, y estamos escribiendo ahora. ¿He de sentirme mal por escribir ahora? En medio de este naufragio de la humanidad, contarnos la experiencia de un náufrago…
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