Desde el año 2002, viene celebrándose el Día Mundial de la Filosofía, cada tercer jueves de noviembre. No es una celebración más, uno de tantos “días de...” que proliferan. Lo mismo que para vivir con dignidad necesitamos unos recursos mínimos vitales, igualdad de oportunidades o libertad de movimientos, necesitamos también una ciudadanía madura, ciudadanos mayores de edad, capaces de pensar y actuar por sí mismos.
Los motivos de nuestras preocupaciones del pasado siglo continúan su escalada durante las primeras décadas del siglo XXI: cambio climático, desigualdades y conflictos bélicos que provocan trágicos éxodos migratorios, usos y costumbres políticos contra-democráticos, desafección política de la ciudadanía que acaba cayendo en manos de “salvapatrias”, conocidos lobos con la piel de cordero, desinformación, olvido de la búsqueda de lo mejor de que seamos capaces, etc.
La filosofía, bien practicada, como diálogo filosófico, nos permite desarrollar una serie de cualidades transversales de las que no podemos prescindir: ser conscientes, aprender a pensar, comprender al otro, saber dialogar, buscar juntos el bien y la verdad, discernir lo esencial, conceptualizar, problematizar, ser uno mismo, ser críticos y autocríticos, conocerse...
¡Nunca la filosofía ha sido tan necesaria! ¡Atrévete a pensar junto a otros!
A diario...
EXTRACTO DE LA DECLARACIÓN DE PARÍS A FAVOR DE LA FILOSOFÍA Y DE SU ENSEÑANZA, APROBADA POR LA UNESCO (1995)
«Señalamos que los problemas de que la filosofía se ocupa son los problemas universales de la vida y la existencia humanas;
Creemos que la reflexión filosófica puede y debe contribuir a la comprensión y la orientación del quehacer humano;
Consideramos que la práctica de la filosofía, que no excluye ninguna idea del libre debate y se esfuerza por establecer definiciones exactas de los conceptos utilizados a fin de comprobar la validez de los propios razonamientos y efectuar un examen riguroso de los ajenos, permite a todas las personas aprender a pensar con independencia;
Hacemos hincapié en que la enseñanza de la filosofía estimula la apertura mental, la responsabilidad civil, el entendimiento y la tolerancia entre las personas y los grupos;
Insistimos en que la educación filosófica, al inducir a la independencia de criterio, la reflexión y la resistencia a las diversas formas de propaganda, prepara a todas las personas a asumir sus responsabilidades ante las grandes cuestiones del mundo contemporáneo, especialmente en el plano ético;
Confirmamos que el fomento del debate filosófico en la educación y la vida cultural constituye una aportación primordial a la formación de los ciudadanos al poner en ejercicio su capacidad de juicio, que es fundamental en toda democracia.
Así pues, comprometiéndonos a hacer todo lo que podamos en nuestras instituciones y en nuestros países respectivos para lograr estos objetivos, declaramos lo siguiente:
Todo individuo debe tener derecho a dedicarse al libre estudio de la filosofía bajo cualquier forma y en cualquier lugar del mundo; la enseñanza de la filosofía debe mantenerse o ampliarse donde ya existe, implantarse donde aún no existe y ser nombrada explícitamente con la palabra “filosofía”».

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