Marc Sautet au Café des Phares (Paris 1994) Photo: Wolfgang Wackernagel

viernes, 20 de mayo de 2022

Sobre la actitud

Café Filosófico en Castro del Río 5.5

13 de mayo de 2022, Casa Mendoza, 18:00 horas


Desde distintos puntos de vista, dos hombres miran el mismo paisaje. Sin embargo, no ven lo mismo. La distinta situación hace que el paisaje se organice ante ambos de distinta manera. Lo que para uno ocupa el primer término y ocupa y acusa con vigor todos sus detalles, para el otro se halla en el último, y queda oscuro y borroso. Además, como las cosas puestas unas detrás se ocultan en todo o en parte, cada uno de ellos percibirá porciones del paisaje que al otro no llegan.

Ortega y Gasset


Los asistentes a este nuevo Café filosófico tuvimos la fortuna de poder habitar por un rato la emblemática Casa Mendoza (siglo XVI) de Castro del Río, gracias a la acogida de nuestro anfitrión, el artista Damián Ponce. El diálogo transcurrió plácidamente en uno de sus magníficos patios, cargado del esplendor de las flores de la primavera. La perspectiva que se abria desde nuestro rincón facilitó, sin duda, la reflexión sobre la importancia de la actitud en nuestras vidas. Ortega y Gasset no faltó a esta cita, con su conocido concepto de "perspectiva", desde la que miramos el mundo, a nosotros mismos y a los demás. Todos sabemos por experiencia que si cambia nuestra mirada, cambia el mundo. Veamos.

No sin antes repasar las respuestas de los participantes a la pregunta del día (conectada a un Taller de filosofía que se celebraría en la Biblioteca pública el siguiente lunes): ¿Dónde pongo yo mi felicidad? Sitúo mi felicidad en todo aquello que me da paz o tranquilidad, en cada vivencia consciente, en los pequeños detalles, en el proceso más que en el resultado, un bienestar interior que no necesita gritarse, que se trasmite, que se te nota, a veces es un estado de ánimo pasajero, una cierta plenitud que rebosa en ti, un estado de conexión con lo que te rodea, poder sentir que los que te rodean son felices y que viven bien, pero claro esto “te deja vendido”, en función de los demás, porque lo que quiero ser es autónomo. El mencionado taller tendría que tratar de centrar todas estas respuestas...

Pues bien, ¿qué es la actitud? Los participantes fueron aclarándose poco a poco... La actitud tiene que ver con la forma de afrontar algo, pero es algo de mí lo que afronta eso (una situación, una acción, una relación...). Por consiguiente, tendría que ver con mi conciencia de ese algo. Y esta cualidad yo la puedo ir desarrollando, sí, pero se trata de una posición anterior en mí, antes de ver algo, antes de suceder, antes de tener conocimiento de algo. La actitud es pues una manera de mirar, que está en nosotros antes de mirar el objeto. Un modo de entender: si cambia este modo, cambia mi visión y cambia mi mundo. Por eso es crucial en nuestras vidas ser conscientes desde dónde miramos. Nuestra vida estará llena de monstruos o de sirenas en función de nuestra mirada. Y se menciona un conocido experimento (origen del conductismo) en que se ofrecen a un bebé diferentes objetos o animales, ante los cuales su actitud inicial es de curiosidad; cuando los investigadores logran que el bebé asocie esos objetos con algo desagradable, aparece el miedo. Y también mencionan un poema que aparece en la película Invictus (del poeta William Ernest Henley), que inspiró a Nelson Mandela:


En la noche que me envuelve,
negra, como un pozo insondable,
le doy gracias al dios que fuere,
por mi alma inconquistable.

En las garras de las circunstancias,
no he gemido, ni he llorado.
Bajo los golpes del destino,
mi cabeza ensangrentada jamás se ha postrado.

Más allá de este lugar de ira y llantos,
acecha la oscuridad con su horror,
y sin embargo la amenaza de los años me halla,
y me hallará sin temor.

Ya no importa cuan estrecho haya sido el camino,
ni cuantos castigos lleve mi espalda,
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.


Una vez que tuvieron claro el significado alojado en “la actitud”, les preocupó descubrir si podía haber una actitud neutra, que no nos llevara a percibir el mundo de un modo agradable o desagradable, por poner por caso, según me parezca a mí. ¿Es posible una actitud pura, o al menos, neutra? Y aquí se muestran, al principio, vacilantes. Pero tienen claro que hay momentos en que puede ser más neutra nuestra actitud, de lo cual se deduce que presenta grados. Aunque, absolutamente neutra... pues no. Demasiadas cosas nos condicionan: tendencias instintivas, influencias sociales, educativas, las circunstancias, las vivencias anteriores, necesidades básicas o creadas... Sin embargo, nuestra actitud puede ir evolucionando y hacerse poco a poco más clara y objetiva. Así sucede, por ejemplo, en nuestra relación con la educación religiosa recibida de pequeños. Entonces, ¿es posible una actitud, al menos, más intersubjetiva, válida para otros seres humanos? Y la respuesta que van dando los participantes es que sí es posible, gradualmente.

Si, hacía un rato, el conocido texto del Ortega y Gasset, sobre ese paisaje visto desde diferentes perspectivas, que lo convierten en paisajes diferentes, les sirvió para situar la actitud en el “desde donde miramos”, ahora les permitiría ahondar en la posibilidad de una perspectiva mejor. Si es posible una perspectiva mejor que otras... ¿Qué pasaría si en lugar de mirar el paisaje desde abajo, a pie de los árboles, nos subimos a un alto risco que esté en el centro del paisaje? ¿Qué obtendríamos si vamos contemplando el paisaje desde sucesivos lugares? ¿Y si sumásemos nuestras perspectivas, como nos sugiere Ortega y Gasset? Es decir, que puede haber maneras humanas de afinar nuestra visión. Si somos conscientes de nuestra propia actitud o perspectiva, si adoptamos una posición más distanciada, por ejemplo, como el espectador de los juegos olímpicos (o theorós, de lo que proviene nuestra palabra “teoría”); en fin, de esta manera, nuestra visión, ¿no sería más objetiva, más neutra, más pura, sin tanta mezcla de condicionamientos subjetivos?

Es posible desarrollar la actitud. Imaginad una rueda de bicicleta: si nos situamos en el buje, en el centro del movimiento de los radios que se van separando (o diferenciando) hasta llegar a la periferia de la rueda, ¿no lograríamos una mejor visión, más limpia, más completa, más real? Esto lo podemos llevar a nuestras vidas, con un trabajo interior de autoconocimiento. Y, ¿qué ha ocurrido en nuestro diálogo de hoy? ¿No hemos caminado de este modo, hasta que hemos estado más satisfechos de nuestros descubrimientos? ¿No se ha ido depurando nuestra actitud acerca de la actitud? Vale. 





2 comentarios:

  1. Las tertulias del Café filosófico, los talleres...Experiencias preciosas en las que descubrir pensamientos y teorías y sobre todo apreciar a personas, que aportan ideas, vivencias y diferentes perspectivas.

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