Café Filosófico en
Vélez-Málaga 8.3
16 de diciembre de
2016, Cafetería Bentomiz, 17:30 horas.
Las
fiestas navideñas que se avecinaban eran, sin duda, muy propicias para sentir
la presión social de tener que ser feliz. Con los amigos, con la familia, en
las fiestas, con la televisión, en las celebraciones… con la mitología del
espíritu de la navidad. ¿Has notado esta presión alguna vez? Seguro que sí. Y
resulta bastante absurdo, ¿no es cierto? Pero te ocurre. No sé si lo quieres
admitir. Los integrantes del café filosófico de diciembre también tuvieron
algunos reparos al principio. Pero después de una suave reflexión conjunta con
el resto de participantes, la madurez que fue aflorando les llevó a admitir
como lo más natural del mundo aquello que sentían, esa presión social de tener
que ser felices, porque así lo requiere la situación o el momento y no porque
yo lo reconozca como propio. Sino algo ajeno a mí. De hecho, fueron fluctuando
entre el interior y el exterior. Primero, sintieron que la felicidad es algo
tuyo, interno a ti; luego, notaron la fuerza de lo externo: “¡Hay que ser
felices!”. (En una sociedad de la apariencia, del compromiso falso, del consumo
ciego, los regalos interesados o hipotecados y las sorpresas previstas, no es
tan difícil). Y al final del clarificador y tranquilo diálogo filosófico acondicionaron
un espacio cómodo en nuestra fortaleza
interior. El mejor sitio para hacer frente a la hipocresía del juego
social. El único lugar en que nos sentimos libres realmente. Porque en el
fondo, fue de esto, de la libertad, de lo que hablaron los protagonistas de
este café filosófico. Y con esta inquietud dio comienzo.
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