Marc Sautet au Café des Phares (Paris 1994) Photo: Wolfgang Wackernagel

viernes, 3 de marzo de 2023

¿Qué significa vivir el presente?

 


Sobre el momento presente

Café Filosófico en Castro del Río 6.4

10 de febrero de 2023, Peña Flamenca Castreña, 18:00 horas


No indagues –no es lícito saberlo– cuál fin para mí, cuál para ti, los dioses han dispuesto, Leucónoe, ni tientes los dados babilonios. Cuánto mejor será aceptar lo que venga, ya sean muchos los inviernos que Júpiter te conceda, ya sea éste el último, que ahora hace que el mar Tirreno rompa contra los escollos opuestos. Sé sabia, filtra los vinos y adapta al breve espacio de tu vida una esperanza larga. Mientras hablamos, se habrá fugado el tiempo hostil. Abraza el día (carpe diem) y confía lo mínimo posible en el día venidero.

Horacio, Odas


¿Qué significa vivir el presente?

El tópico horaciano (“carpe diem”) es regente en muchas ocasiones de nuestro mundo actual. Pero, como en todo tópico, las más de las veces se deforma su sentido originario. Nuestro grupo de filósofos prácticos de Castro del Río, junto al fuego del hogar en la Peña flamenca, se apresuraba a indagar su verdadero significado: ¿qué significa vivir el presente? Si esto lo percibimos como algo importante para nosotros, ¿en qué consiste y cómo hacerlo? Pero esto, queridos lectores, vino después de una evocación colectiva acerca del olivo. Ningún árbol ocupa un lugar tan central en nuestra comarca. ¡Cuánta vida en torno a sus frutos! Una vida dependiente... el tiempo lo dirá. Para nuestros participantes, los olivos representan riqueza, vida y la posibilidad, cuando niños, de esconderte en sus chuecas; el olivo es su aceite y, cuando lo degustamos, algo milenario entra en vena; el olivo también es el esfuerzo de muchas generaciones; y la alegría de lo nuestro; y una seña de identidad; y una señal de estar ya en casa; su tronco es el símbolo de la unidad de una familia y la pertenencia a una cultura... mediterránea.

Al participante que propuso esta temática le preocupaba lo que llamó el instantaneismo actual. El culto a lo inmediato y a la obsolescencia, programada o no. Pero, a la vez, todo el grupo intuía que debajo de esa tendencia cuestionable late algo muy valioso. Simplemente, se trataba de entender en su justo sentido qué es vivir el presente, y los tesoros de esta actitud comenzarían a desbordarse. A esta tarea se dispuso diligentemente el grupo, con todas sus capacidades en alerta. Realmente, detrás de la famosa expresión del carpe diem se halla una intuición muy certera: el presente incluye todo tiempo. El tiempo en presente es lo único real. ¿Y cómo es eso? Como venía a decir Agustín de Hipona, el pasado ya no es y el futuro todavía no es. Todo tiempo se da en el presente. Si a mi mente llega un recuerdo, sucede ahora mismo; si un deseo futuro, sucede ahora mismo. Este misterio del tiempo presente está enlazado con otro misterio, el de la conciencia. Aquí y ahora. A lo único que podemos acceder inmediatamente, pero que nos abre las puestas de lo eterno. Podría ser. El grupo te lo va a ir explicando... Y no te confundas. No es pasar rápidamente de una cosa a otra, de un pensamiento a otro, una emoción a otra, de una percepción a otra, como el rayo. No es eso... ya lo verás. Eso sería el instantaneismo del que nos quejamos, en el cual el valor de cualquier cosa se desvanece tan pronto como ha aparecido.

¿Sabemos vivir en el presente? ¿O diremos, con John Lennon, que “la vida es eso que te sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes”? Y esta es la cuestión clave. Siempre estamos en el presente, pero se trata de cómo lo vivimos. Y el grupo te entrega el fruto de su experiencia compartida: el presente se vive de verdad, si es conscientemente. Ya sea lo que se vive algo del pasado, del futuro o del presente, se vive siendo conscientes de que vivimos. Y esta capacidad de nuestra mente, de atender al presente, se desarrolla en dos niveles. a) Podemos ser conscientes de las sensaciones de nuestro cuerpo, de nuestras percepciones, de nuestros pensamientos o ideas o creencias y de nuestras emociones. Nuestros contenidos de conciencia. b) Ahora estoy teniendo esta sensación, este pensamiento o esta emoción, pero además (o mejor, simultáneamente) podemos ser conscientes de nosotros mismos: yo que siento, yo que pienso, yo que percibo. Si incorporamos este nivel de conciencia (o mejor, de autoconciencia) nuestra experiencia sería completa, plena, actual, presente; más rica, más real. Pero esto requiere ir a buscarlo, necesita muchas veces, y más en estos tiempos, de un entrenamiento. Que es posible... Que no es difícil... Hay herramientas para ello, que nos vienen de las tradiciones de sabiduría tanto oriental como occidental. Incluso podemos comenzar a practicar con el llamado mindfulness, siempre que lo entendamos bien y lo llevemos a cabo adecuadamente.

En esto que una de las participantes propone la lectura y la práctica del libro de Eckhart Tolle, El poder del ahora. Y el grupo valoró si ella se había ausentado del diálogo. Se fue un instante, sí, pero sin dejar de estar allí, pues su mente no se dispersó en la maraña de pensamientos o recuerdos o deseos, sino que conectó algo que allí, en el diálogo, estaba presente con algo presente en su mente. Fue consciente. Nunca emigró de la discusión. ¡Nada que objetar!

Una vez que sabíamos qué es estar en el presente, el grupo no quiso dejar nada en el tintero, o si queremos, extrajo algunas consecuencias de lo hallado. ¿Cuándo no estamos presentes? Es decir, que se iba a la caza del falso “carpe diem”. Obviamente no estás presente si te pierdes tú como sujeto, como foco de consciencia. Y esto sucede a menudo con el hedonismo, con los variados intentos de evasión de la realidad, todas las huidas, todas las vanas pretensiones de sustituir una cosa por otra, buscando lo que me agrada o es más cómodo. Y aquí el moderador no pudo resistirse, y preguntó: ¿está lo desagradable también en lo presente? ¿O solamente, buscamos lo que nos favorece o lo que deseamos? Estar en el presente ha de significar estar ahí, aquí y ahora, con todo lo que hay, con todo lo que haya. Por eso nos dice Nietzsche que la auténtica vitalidad se muestra cuando somos capaces de decir sí a todo, nos guste o no, “un santo decir sí”. De lo contrario no somos fieles a nosotros mismos ni a la realidad. Y claro, puede ser que sea esto lo que no está de moda. Pero, entonces, ¡no digamos que vivimos el presente! Seamos de verdad seres humanos...




2 comentarios:

  1. En relacion al tema del tiempo presente... como vivirlo cuando el presente esta cargado de un pasado demoledor que no permite ésa vivencia del aquí y ahora

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  2. Así es, una experiencia pasada con la que no nos hemos reconciliado es un lastre... de ahí que quizás habría que hacer un trabajo específico con ella... sintiéndola a fondo o examinando las creencias que la alimentan, por ejemplo, según cada caso. Gracias!

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