Tertulias hay muchas, debates hay muchos, discusiones también, a veces hasta se dialoga tranquilamente. ¿Qué es lo propio, entonces, de un café filosófico? Allí se va a aprender y no a demostrar lo mucho que se sabe, a escuchar tanto como a hablar, a investigar conjuntamente con otras personas sobre alguna cuestión que nos preocupe o nos motive, a compartir tus experiencias y abrirte a las de los demás, vas a examinar la vida junto a otros y a examinar tu propia vida, vas a conocerte a ti mismo a través de los demás. Habrá discusión y habrá acuerdo, habrá contradicción y síntesis, silencio y algarabía, tiempo para pensar y reflexión sobre el pensamiento, te costará un poco arrancarte del sofá de tu casa o del teléfono móvil, pero luego verás que ha merecido la pena y que has pasado un buen rato. No se va a otra cosa. De lo contrario, ni el propio moderador del encuentro se apuntaría. Él garantiza el método, la forma filosófica, el contenido lo pones tú.
No hay una sola manera de organizar un café filosófico. Yo te propongo ésta. Y no es tan difícil de llevar a cabo. Primero, mira a ver si tú deseas disponer de un momento especial de la semana en el que plantearte junto a otros aquello que no tienes ocasión a menudo. Luego, busca un lugar público en el que la vibración de la palabra pueda transmitirse sin dificultad, un lugar abrigado de trasiego y ruidos. Es importante que sigáis un orden en la discusión y un mínimo formalismo, sin arruinar la espontaneidad y la novedad que vaya surgiendo. Rompe el hielo haciendo que los participantes se presenten unos a otros con ocasión de alguna pregunta de autoexamen. Tomad la discusión como una investigación cooperativa sobre la pregunta que os habéis hecho sobre el tema elegido por votación. Estad atentos a las contradicciones de lo que se dice, evitad los cambios de tema, las repeticiones de lo mismo y sobre todo, no dejéis pasar las buenas ideas que aparezcan, además de ir haciendo pequeñas recapitulaciones de lo hallado.
¿Para qué te puede servir a ti asistir a un café filosófico? ¿Qué puede aportar una cosa así en un mundo como el de hoy? Vuelve a leer lo anterior, tu propia respuesta está delante de ti. ¿Te parece que abunda algo así? Si estás acostumbrado a ello, sin duda no te hace falta. Pero somos muchos los que lo echamos de menos. Ni lo vemos en la Televisión (sólo espectáculo y apariencia), ni lo vemos en el Parlamento (sólo acusación y diálogo de sordos). A veces, lo notamos algo mientras esperamos en una cola, que hablamos de cómo va el mundo, en un velatorio, que hablamos de la vida y la muerte, o después de salir del cine, que hablamos de nosotros mismos. Pero ahora tienes un café filosófico para asistir y poder realizarlo de una manera consciente e intencionada.
Publicado en Queaprendemos hoy
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