Marc Sautet au Café des Phares (Paris 1994) Photo: Wolfgang Wackernagel

viernes, 3 de marzo de 2023

¿Cómo orientarse uno en la vida?



Sobre la orientación en la vida

Café Filosófico en Torre del Mar 2.4

09 de febrero de 2023, Taberna El Oasis, 18:00 horas


Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Kavafis, “Itaca”


¿Cómo orientarse uno en la vida?

Desde Ulises a nosotros, y mucho mucho antes de Ulises, el ser humano busca una orientación a la par que se busca a sí mismo (quizás se trate de la misma búsqueda). Somos Ulises volviendo a Ítaca, buscando nuestra Ítaca. Y es arduo. Y es claro, cuando estamos acercándonos a la meta y volvemos la vista atrás, como decía el poeta. El aprendizaje en el transcurso del viaje nos ha preparado. Por eso, “pide que el camino sea largo”, dice Kavafis en su famoso poema. Buscábamos orientación y en la búsqueda de orientación nos hemos orientado. No es separable la acción de su intención. Nuestros participantes revivieron juntos la odisea que todos llevamos dentro. Y ahora te hacen partícipe. Disponíamos de todo un oasis en el que pararnos a pensar, algo tan necesario hoy día.

Pero antes nos asaltó la luz de Torre del Mar. A lo largo de toda nuestra tradición, la luz ha sido el signo del conocimiento. Luz igual a conocimiento. Oscuridad igual a ignorancia. Así Heráclito: los que saben son aquellos que son capaces de captar (ver) lo común lo particular; así, Platón: ascender hacia la luz que se cuela en la caverna de nuestra vida, significa ir alcanzando gradualmente distintos estados de conciencia hasta llegar a la comprensión del bien o la sabiduría. Entonces, ¿qué les dice la luz a nuestros participantes? Ellos y ellas viven en la blanca luz del sur, así que sabrán del tema: la luz significa paz, respiración, despertar del día, alegría de vivir, y cada persona irradia su propia luz, con ella dan ganas de vivir, significa transparencia, luz es palabra, vida, energía, belleza, conocimiento, esperanza, orientación, comprensión, descanso, apertura, descubrimiento, vitalidad, euforia. La luz es eso, pero no se reduce a eso. Como todo lo que importa: que se relaciona y es idéntico a sí mismo a la vez.

Buscamos orientación, pero, ¿qué es estar orientado? Tienen claro los participantes que orientarse tiene que ver con encontrar tu lugar en el mundo, disponer de un faro, una meta hacia la que dirigirse. Y para ello es necesaria la toma de conciencia de ti mismo en relación a todo lo demás. Esta búsqueda contiene, además, un componente emocional muy fuerte: no sólo entenderlo, sino sentirse uno orientado. Para ello es necesario sentir primero tu propia identidad, y para sentirla, ir hacia ello, como una búsqueda primera y primordial. Esto lo intuían. Hay una búsqueda exterior pero, para que ésta no se descarríe, necesitamos primero realizar la singladura interior, o al menos, haber navegado unas millas mar adentro. Para esto hace falta tanta valentía como para el viaje exterior.

Lo que viene a continuación todos lo sabemos: ¿cómo llevar a cabo esta orientación en la vida? Obviamente, esto se aprende... hay por delante toda una vida en este aprendizaje. Y no es fácil siempre. Porque vendrán muchos obstáculos, muchos peligros, muchos Escila y Caribdis, como Ulises que somos. Y nos perderemos y perderemos nuestro norte. Circe con sus pócimas está al acecho y la ninfa Calipso, que constantemente nos seduce con una falsa inmortalidad. Muchas cosas en el mundo nos influirán y nos presionaran. Pero el arte de vivir con autenticidad requiere aprender a armonizar lo de dentro y lo de fuera, lo social y lo individual; nutrirse uno de todo lo que va apareciendo en su camino, con conciencia de uno mismo y de lo otro. Muchos conocimientos, muchos valores nos vendrán del mundo en que vivimos, por esto hay que ir desarrollando nuestra capacidad de juzgar, con criterio propio, lo que nos rodea. Y si la educación pretende contribuir, no deberá olvidar nunca preguntarse para qué educamos, qué personas, qué mundo queremos para vivir.

¿Quién soy yo? Ahí radica nuestra Ítaca verdadera. Y para situarse en ella, des-cubrirla. ¿Cómo? Quitando las capas de condicionamientos y hábitos y creencias que nos separan de ese centro. Y escuchar al cuerpo y sus emociones, a donde van a parar los síntomas del desvío, el abandono de nosotros mismos. Y luego, mirarse en el espejo y reconocerse. Y si no es el caso, cambiar de rumbo; si hace falta, dar un golpe de timón y virar de nuevo hacia el origen profundo que nos constituye. No hay otra inmortalidad más cercana. Vale.





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