Marc Sautet au Café des Phares (Paris 1994) Photo: Wolfgang Wackernagel

martes, 4 de abril de 2023

¿En qué consiste aceptar?


Sobre la aceptación

Café Filosófico en Torre del Mar 2.5

09 de marzo de 2023, Taberna El Oasis, 18:00 horas


Viva su vida como viene, pero siempre alerta, siempre vigilante, dejando que todo acontezca como acontece, haciendo las cosas naturales de un modo natural, sufriendo, regocijándose –como la vida lo traiga.

Nisargadatta Maharaj

Al poeta y al sabio todas las cosas se les acercan amistosamente y quedan consagradas, todas las vivencias son útiles, todos los días sagrados, todos los hombres, divinos.

Emerson



¿En qué consiste aceptar?

Entre los principios de la sabiduría de todos los tiempos se halla la soberanía del aceptar. Seguramente, querido lector y participante en diferido de este diálogo filosófico celebrado en la taberna El Oasis de Torre del Mar, que en tu mente se agolparán muchos sentidos de la palabra “aceptación”, y no todos te gustarán. Pues bien, este relato de lo que ellos y ellas dijeron aquella tarde tratará de ayudarte a aclarar tu mente. Los principios, como todo lo esencial, es necesario entenderlos bien, de lo contrario dejan de ser un principio y se convierten en un obstáculo para la vida. Ya nos advierte Parménides en su poema, según le desveló la diosa, que lo que es, es; y más nos vale tomar conciencia de esta “verdad redonda”. Y Friedrich Nietzsche santificó la capacidad de decir sí a lo que hay, como condición para una vida saludable. Explayemos la vigencia del principio de la aceptación, dejándonos guiar por nuestros participantes, que nos ofrecen su experiencia, con sus angustias y superaciones personales.

Todo comenzó con una pregunta del moderador del encuentro: ¿cómo veo yo a los demás? Una pregunta siempre importante y siempre por desentrañar, puesto que marca el contorno de nuestras relaciones humanas y no humanas. “Los demás” son una magnífica ocasión para reconocerme, pues, en el fondo me estoy viendo a mí en los demás. Los demás, aparte de ser ellos mismos, tienen mucho que ver con una imagen simultánea que se va formado en mí, de mí y de los demás. Aprovechemos esta ventana. Y demos las gracias por prestarse a ser vehículos de nuestro propio aprendizaje (y yo de ellos, claro). Así lo refirió la primera participante que tomó la palabra: los demás son una oportunidad para conocerme. Y el resto de participantes dijeron que los demás son iguales a mí, despiertan mi curiosidad, y también me permiten tomar conciencia de nuestra fragilidad como seres humanos, los demás son un complemento, son iguales y diferentes, suponen una posibilidad de expresarme y comunicarme, de apreciar las diferencias, y comprobar que hay tanta buena gente, nunca dejan de ser un misterio, como la amistad, somos hermanos y cómo se disfruta la alegría de compartir, cómo cubren también mi necesidad de relacionarme, y no sentirme tan invisible, para sentirme conectada, somos como hormigas en un hormiguero, iguales y diferentes, y yo soy una hormiga, somos partículas de otros, y nos enriquecemos mutuamente, somos complementarios, y podemos convivir y entendernos y tolerarnos, y somos unos con otros una oportunidad de conocernos, pero también de divertirnos juntos.

Adelantamos que el grupo estaba muy interesado en averiguar cuál era la verdadera aceptación y distinguirla muy bien de una aceptación inauténtica. Habitualmente, hay mucha confusión con este término y se mezcla aceptar con resignarse y se piensa que aceptar implica justificarlo todo o que ha de conducir a la inacción. Un dejar pasar, sea lo que sea. Y ya te dicen ellos y ellas que no, que la aceptación genuina no es eso. Que quizás el peso de siglos de autoritarismo religioso o político nos conducen a estos malentendidos. Porque a los sabios antiguos de oriente y occidente no les sucedía. Ni a los participantes de este diálogo filosófico, después de la indagación conjunta que llevaron a cabo. Cuando se pusieron a pensarlo de veras. Veamos, a lo que llegaron.

“Aceptar” implica ser conscientes de la realidad, estando muy atentos; es un fluir con lo que hay, pero no pasivamente, sino de una manera activa; implica conocer a fondo la situación, admitirla e, incluso, llegar a quererla; estar en paz con las cosas que suceden; arribar a una claridad que te hace sentir una gran libertad interior, que te permite afrontar lo que haya que afrontar con total lucidez. Esto quiere decir que la aceptación incluye tres componentes básicos: la comprensión plena de la situación, la asunción completa que lo que hay y la acción consciente que corresponda (activa o pasiva, según sea lo mejor para el caso). Por lo tanto, como decíamos, nada de resignación, nada de pasividad por principio. Este es el punto de partida auténtico para afrontar una realidad, con todo lo que conlleve, agradable o desagradable, deseada o indeseada. Si no somos capaces de aceptar consciente y plenamente, lo que siga no tendrá nada que ver con nosotros. Y esto nos atañe mental pero también emocionalmente. Decir sí, conscientemente, es quererlo tal como es. Cualquier “debería”, cualquier “me gustaría” nos aleja de la realidad, y nuestras acciones o actitudes no serán acordes. Estarán fuera de la realidad. Ya cada uno sabrá cómo prefiere vivir. Por esto, una adecuada experiencia de duelo o pérdida ha de incluir necesariamente el momento ineludible de la aceptación.

Este es el proceso visto desde fuera, objetivamente, pero, ¿cómo se vive por dentro, subjetivamente? Sabemos por experiencia que no es nada fácil y que, a menudo, la aceptación ha estado precedida de un viacrucis, la noche oscura del alma de que hablara san Juan de la Cruz. Y nuestros participantes no descuidaban este aspecto vivencial o fenomenológico. Así, hablaron de una lucha sin cuartel en nuestro interior, un período que es necesario atravesar; donde, incluso puede aparecer una rebeldía nada desdeñable, de la que hay también que hacerse cargo. Pero la clave está en no huir, afrontar lo que haya, mirarlo, acogerlo y sentirlo a fondo... cuando esto se hace con consciencia, toda lucha, toda rebeldía va diluyéndose poco a poco. Al poner consciencia, cesa la lucha, pues no hay resistencia, no hay dualidad ni enfrentamiento dentro. Y el estado al que se abre la mente es la aceptación, incluso gozosa, y luego la paz interior.

Preguntaron: ¿todo es aceptable? Toda situación... Y respondieron al unísono: si eso es la aceptación, la respuesta es claramente afirmativa. Como se ha dicho, si aceptar no es justificar cualquier cosa ni resignarse de cualquier modo. Principalmente, aceptar nos vale para todo aquello que no depende de nosotros, en la medida en que no depende de nosotros. Mirad cuánto hay de eso; mirad cuán útil para la vida resulta la aceptación. Es importante ejercitarse en la aceptación, y cuánto mejor en un contexto no dramático ni acuciante como el nuestro, nuestro café filosófico, entre amigos, entre seres humanos como nosotros. Así estaremos mejor preparados. Vale




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