Marc Sautet au Café des Phares (Paris 1994) Photo: Wolfgang Wackernagel

miércoles, 13 de abril de 2022

Sobre la confianza


William-Adolphe Bouguereau, La tentación (1880)


Café Filosófico en Torre del mar 1.3

07 de abril de 2022, Taberna El Oasis, 18:00 horas


El miedo es la otra cara de la confianza. La necesidad de controlar genera el miedo a perder el control.

Matilde de Torres Villagrá


La Taberna El Oasis de Torre del Mar nos recibió como a unos amigos se reciben. Y ese olor a jamón en el ambiente... ¡Cómo nos incitó nuestras ganas de dialogar! ¡Con cuánta confianza empezamos...! ¿Tú en qué, o en quién, confías? Preguntó el moderador a los presentes, y también te lo está preguntando a ti... Es muy importante, esto de la confianza, en nuestras vidas. Cómo vivir, si no... Cómo viviríamos, si no... Sin la armonía en nosotros mismos y con lo que nos rodea. Cómo convivir, si no... La confianza está en la base de nuestra existencia: poder descansar en nuestro ser. Sin una confianza interior mínima todo comienza a desmoronarse... nuestras acciones, nuestros pensamientos, nuestras creencias, nuestras palabras, nuestras relaciones...

Podemos confiar con facilidad en la gente que queremos, en todo el mundo, en principio; sólo en nosotros mismos, pues con los demás tengo mis reservas; podemos confiar en el género humano, en las personas en general, como una idea, en abstracto; podemos confiar en que todo lo que sucede es por algo, aunque no sepamos muy bien la causa –en todo caso, esto se va descubriendo a posteriori, pasado un tiempo– y que eso nos dé paz; podemos confiar en el mundo que nosotros mismos construimos, que siempre podemos mejorar; podemos confiar en el orden de la naturaleza, y en la medida en que algo se parezca a ese orden... Podemos confiar en muchas cosas, pero, ¿es una auténtica confianza, si le ponemos condiciones? Este fue el caballo de batalla de la discusión aquella tarde...

El grupo quiso plantearse tres cuestiones básicas sobre la confianza: ¿en qué consiste?, ¿cuál es su función?, ¿debemos hablar de distintos niveles de confianza? Pues bien, la respuesta a la primera pregunta, ayudó con el resto. ¿De qué está hecha la confianza? Si decimos que la confianza tiene que ver con algo esperable, algo que podemos esperar con un grado suficiente de seguridad, pondríamos la seguridad en el objeto, en algo que no depende de nosotros, en algo exterior... Los participantes tuvieron muy claro que una buena definición de “confianza” ha de retrotraernos al sujeto que confía, y no situarse en el objeto, ya que es el sujeto quien lo considera digno, o no, de confianza. Acordaron esta definición: la confianza es una cualidad del sujeto que consiste en una actitud o mirada, desde el interior, segura o asentada en sí misma, tácita o consciente (más o menos consciente), que puede trabajarse, desarrollarse, aunque todos nazcamos con una fuerza o confianza básica (que se aprecia en los niños pequeños y en los animales).

Y afloró al primer plano la discusión acerca de si una confianza condicionada (a la que le ponemos condiciones) es una verdadera confianza. No estaba esto nada claro para algunos de los participantes. Pero la introducción de los aspectos afectivos de la confianza, encauzó el diálogo hacia un nuevo territorio... Una de las participantes quiso probar si el amor es o no es uno de los ingredientes de la confianza, si no van de la mano el amor y la confianza, si no se coimplican mutuamente. ¿Puede haber amor sin confianza? ¿Y viceversa? Y surgieron dos componentes afectivos más que interesantes de la confianza: la entrega y la aceptación. La entrega puede ser la cara emocional de la incondicionalidad, que muchos intuían como ingrediente necesario para una confianza de veras. Soltar tanto empeño por controlar todo y confiar... En cuanto a la aceptación, ¿qué es antes, la aceptación o la confianza? Y convino el grupo: según lo que sea anterior o posterior, la aceptación o la confianza, surgen dos estilos de vivir. Uno que necesita aceptar antes que confiar y otro que necesita confiar para aceptar. Tú puedes meditar qué suele funcionar en ti...

Ahora bien, ¿qué nos aporta la confianza? Y, en esto, se mostraron firmes: un sentimiento de seguridad, de tranquilidad, de paz, como en un paraíso, un estado de protección, de felicidad... Por consiguiente, la pregunta que queda en el aire: ¿porqué no vivir así? ¿Por qué no tratar de vivir siempre así, en casa de la confianza? Si los efectos negativos de la desconfianza ya los conocemos, precisamente, todo lo contrario de los sentimientos anteriores, entonces, ¿cómo quiero vivir? ¿En el mar tranquilo de la confianza? ¿O en mitad de la desapacible tormenta de la desconfianza? Aunque alguna vez la realidad me defraude, aunque alguna vez sufra algún daño, aunque el exterior me falle alguna vez... ¿Cómo quiero vivir?





2 comentarios:

  1. Creo que la sensación general es que se nos hizo muy corto a pesar de que estuvimos casi dos horas charlando.

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    1. Eso es muy buena señal... Hay que dejar para otro día... Gracias!

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